Si uno busca tener una experiencia de gaming de alta calidad, en general, se les plantean dos opciones: montar un ordenador de sobremesa con una tarjeta gráfica potente o comprar una videoconsola de última generación.
Los ordenadores portátiles, si bien llevan ya unos buenos años siendo una opción solvente a la hora de jugar videojuegos más ligeros o más antiguos, no suelen terminar de dar la talla en lo que respecta a rendimiento. Problemas de sobrecalentamiento, CPU y GPU menos potente y pantallas menos definidas que un monitor convencional hace que suelan verse como, en general, una opción de segunda. El modelo ROG Strix G16 G635 de Asus ha venido a cambiar eso.
El portátil —claramente ubicado en la gama media-alta de estos dispositivos— es capaz de mover sin despeinarse la práctica total de videojuegos más exigentes de PC. Pero, lejos de ser un armatoste de grandes dimensiones y complicado de manejar en viajes o diversas situaciones que nos requieran movilidad, nos ha sorprendido, también, con un tamaño bastante reducido y una vida útil de la batería que lo hace perfecto para contar, en cualquier momento, con un equipo potente y fiable en el que jugar.
El modelo de 2025, que es el que hemos probado, cuenta con unas especificaciones bastante impresionantes. La propuesta incluye un procesador Intel Ultra 9 Processor 275HX de 2.7 Hz (que llega hasta los 5,4) y 24 núcleos, 1 TB de almacenamiento interno, 16 GB de memoria DDR5-5600 ampliable hasta 64 GB, y la que es su mayor reclamo: una tarjeta gráfica NVIDIA GeForce RTX 5090 Ti en su versión portátil que asegura, básicamente, que no tengamos que apurar los sliders del menú de ningún juego.
Asus ROG Strix G16 en acción.
Habiendo probado una miríada de videojuegos recientes, incluyendo el exigentísimo Monster Hunter Wilds, o el prácticamente recién estrenado Doom: The Dark Ages, además de otros títulos tradicionalmente complicados de hacer funcionar sin problemas en equipos portátiles, como Cyberpunk 2077 o Alan Wake II, he podido comprobar que la experiencia es fluida y, sobre todo, sencilla.
Casi todos estos títulos funcionan en calidad alta o en ultra sin muchos problemas de configuración, pero en los casos en los que se necesitan —el juego de cazar monstruos de Capcom, que no está muy bien optimizado, dio un poco de guerra— el software preinstalado en el portátil es sobradamente suficiente para orientarnos al respecto.
Asus ROG Strix G16.
El software propio de NVIDIA también viene pre-instalado en el ordenador, pero en la práctica, he usado Armory Crate, la aplicación de ASUS que centraliza la configuración de los distintos aspectos del equipo, para prácticamente todo.
Una de las cosas que más me ha sorprendido del portátil es, de hecho, su diseño. Con un peso de dos kilos y medio, es básicamente uno de los equipos de 16 pulgadas más ligeros del mercado. El chasis, por otro lado, es firme —hecho de plástico, pero con áreas, como la tapa, que son de metal— y, aunque el portátil es un poco grueso, está diseñado de manera inteligente para evitar ser demasiado ancho, compactando bien tanto la pantalla como el teclado.
Uno de los puntos más llamativos del equipo es, sin duda, la pantalla
Esto puede hacer que sea una máquina un poco menos ergonómica para quienes tengan manos un poco más grandes, pero que a mí, personalmente, me encajó a la perfección a la hora de transportarlo de un lado a otro en la mochila. En general, el equipo se siente sólido y resistente, y a pesar de que la unidad de prueba que he utilizado ha salido de casa habitualmente, no presenta rayas ni marcas de uso. Eso sí: el acabado lo hace bastante susceptible a marcas de dedos y a recoger un poco de polvo de más.
Aunque uno de los puntos más llamativos del equipo es, sin duda, la pantalla. El espacio está perfectamente aprovechado para encajar un display de 16 pulgadas que apenas tiene ningún tipo de borde y que, sobre todo, es brillante y tiene colores vibrantes. Si bien se trata de un panel IPS, es quizás uno de los mejores que he probado nunca.
Asus ROG Strix G16 en acción.
El uso, bastante intensivo, que le he dado a la máquina ha incluido sesiones de escritura y edición en trenes y platós llenos de focos, y ha sido capaz de sacar imagen nítida y sin brillos en circunstancias en las que mis otros dispositivos tenían serios problemas.
La tasa de refresco de 240 Hz nos permite jugar títulos a 120 FPS, una resolución con la que la inmensa mayoría de jugadores de consola todavía no estamos familiarizados, pero que es cada vez más importante en el juego en ordenador. Los jugadores más exigentes, eso sí, quizás prefieran alguno de los modelos superiores a este G635, que poseen paneles MiniLED, permitiendo apreciar mejor definición y detalles.
En cualquier caso, el punto fuerte de este ROG Strix G16 es lo completo que es en su propuesta. Nos da una experiencia sólida y sin apenas ninguna de las fricciones tradicionalmente asociadas al juego en PC, y además dobla como portátil de productividad, perfectamente capaz de editar vídeo y grabar y retransmitir partidas para aquellos que se sientan inclinados a la creación de contenido.
Esto nos permite sacarle el máximo partido: es verdad que la batería, cuando jugamos, no dura mucho más de dos o tres horas, pero utilizando Photoshop o Premiere he acabado alargándola hasta cuatro y media. Con todo esto, no cabe duda: el Strix G16 es un todoterreno que encajará a la perfección en los escritorios (y en las mochilas) de aquellos que quieran darle un empujón a su experiencia de juego sin sacrificar versatilidad.


