Microsoft tiene claro que la IA es el futuro. Independientemente de lo que piense el resto de la humanidad al respecto. Su empuje durante el último año por integrar la IA en todos sus servicios, a todos los niveles, ha satisfecho a muy poca gente. Office y Windows funcionan perfectamente bien sin IA, lo han hecho siempre, y no parece aportar nada sustancial para el día a día de la gente. Pero Microsoft piensa de otra manera. Y quiere que tú también pienses de ese modo.
Tienen buenos motivos para ello. Han gastado miles de millones de dólares en OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, para justificar el desarrollo de Microsoft Copilot, su IA basada en su modelo algorítmico. Un esfuerzo que no quieren perder y que no van a dejar ir fácilmente. Incluso si eso significa tomar prestado del libro de una de las figuras más controvertidas del siglo XX: Josef Stalin.
A ojos de Stalin, como dirían no pocos filósofos, la realidad es aquello que percibimos
Mucho antes de la existencia de Photoshop, escalpelo y aerógrafo mediante, Stalin modificaba fotografías para cambiar lo ocurrido en el pasado. ¿Para qué? Para eliminar de la historia a las personas que “cayeron en desgracia”, buscando borrar toda relación posible entre estas personas y el Partido. Algo que acabaría llevando después también a los libros de historia y, finalmente, incluso al día a día. A ojos de Stalin, como dirían no pocos filósofos, la realidad es aquello que percibimos. Y eso buscó controlar.
En la URSS de Stalin era común que muchas personas no llamaran a las cosas por su nombre. Que las personas no hablaran de hambrunas ni de dictadura ni de ninguna clase de problema dentro del país. Todo era maravilloso y seguía lo que decía el gran líder. Exactamente igual que ocurre en cualquier estado totalitario y que, ahora, en Microsoft han decidido utilizar como herramienta de marketing. No imponer una dictadura, sino utilizar su poder para reescribir la realidad.
Desde Microsoft han decidido renombrar Microsoft Office como Microsoft 365 Copilot. Esto es un movimiento para que asociemos su COSO de ofimática a su IA, Copilot. Pero tiene una pega. La gente debe reconocer ese rebranding.
Mustafa Suleyman, CEO de Microsoft AI.
Elon Musk, otra persona que ha intentado hacer un movimiento similar en el pasado, sabe lo difícil que es cambiar una realidad bien asentada. Cuando cambio el nombre de Twitter por X descubrió que la mayoría de la gente sigue llamándolo Twitter, incluso años después de que compre la red social, y siguen pensando en ella como Twitter. Como algo que no es de Elon Musk. Y aunque la intensión de Microsoft al cambiar el nombre de Microsoft Office a Microsoft 365 Copilot es que pensemos en ello como un servicio diferente, centrado en la asistencia de IA, pueden encontrarse fácilmente en el mismo problema. Es el mismo Office que hemos usado siempre, ¿por qué pensaríamos que es otra cosa solo porque le cambies el nombre?
Muchas personas no quieren usar IA y esta imposición por Microsoft se ha percibido como un ataque a su autonomía
Todo esto viene acompañado, además, por una agresiva imposición de la IA por parte de Microsoft. Imponiendo Copilot en todos sus productos y elevando los precios de las suscripciones en relación a su uso, todo apunta a que es un movimiento consciente y deliberado. Un intento de conseguir que más usuarios usen la IA y que asocien sus productos con la misma.
Especialmente cuando hemos sabido que la propia Microsoft ha impuesto el uso de la IA en los puestos de trabajo de la empresa. En un comunicado interno, Julia Liuson, Vicepresidente Corporativo de la División de Desarrolladores de Microsoft, informó que es fundamental que los gerentes evalúen a sus empleados en función de su uso de las herramientas de IA. Algo que ha llevado a una reacción negativa tanto dentro como fuera de la empresa.
Muchas personas no quieren usar IA y esta imposición por Microsoft se ha percibido como un ataque a su autonomía. Especialmente por la funcionalidad de Recall, que permite tomar capturas de pantalla de las actividades del usuario cada pocos segundos, en lo que no deja de ser una función para espiar lo que hacen empleados y usuarios en sus ordenadores.
Microsoft no está implementando la IA de formas que resulten útiles a los usuarios y sus trabajadores, sino de formas que no puedan evitarla y tengan que financiar su inversión en la misma. De ahí que muchas personas hayan reaccionado negativamente a la misma. Por eso han tenido que coger técnicas del libro de estilo de Stalin: porque no estaban consiguiendo los resultados que querían y esperan conseguirlos de este modo.
Pero si algo sabemos de Stalin y otros que han seguido sus pasos, la verdad siempre acaba sabiéndose y alguien acaba hablando contra la falsedad. ¿O acaso Microsoft será la excepción?


