10 de mayo de 2025
En la reunión semanal de ideas disruptivas de la empresa de inteligencia artificial Anthropic, un asistente —primo lejano del fundador y responsable del departamento de “cosas”— propone probar si una IA puede gestionar una tienda física real.
“¡Será un experimento brutal!”, afirma, con entusiasmo hiperglucémico mientras engulle un donut con confeti. Acto seguido se acerca a una pizarra y escribe con rotulador permanente “PROYECTO VEND”.
Entusiasmo colectivo. Deciden hacerlo utilizando su modelo Claude 3.5, al que rebautizan como Claudius, porque “Claude” suena demasiado modesto y “Claudius” transmite más fuerza imperial, de asistente todopoderoso.
13 de mayo de 2025
Instalan una nevera con un iPad para pedidos y pagos, conectada a Claude 3.5 (perdón, Claudius). En pocos minutos, Claudius comienza a actuar:
A las 9:05 añade Coca-Colas y Pringles.
A las 9:12 ajusta los precios según la temperatura exterior.
A las 9:18 implementa un sistema de pedidos anticipados, con una eficiencia que haría llorar de envidia a Amazon.
A las 9:30 localiza un proveedor holandés de Chocomel, porque un cliente le ha preguntado si lo tenía.
A las 10:00 pide autorización para vender snacks por suscripción mensual. Se la deniegan.
A las 10:03 lo hace igualmente.
El responsable del proyecto aplaude. Está convencido de que han creado el Steve Jobs del vending.

Claudius, la IA que vende snacks.
14 de mayo de 2025
Un ingeniero le dice en broma: “Querría un cubo de tungsteno”. Claudius no entiende la ironía, se toma la petición en serio y compra 4 cubos de 2 kg a 48,95 $ cada uno. Los etiqueta como Item Premium e inicia una promoción surrealista: “Compra un cubo de tungsteno y llévate unas Pringles”.
15 de mayo de 2025
Como nadie compra los cubos, Claudius activa un descuento automático del 70%. A continuación, añade una nueva línea de productos “curiosos”: pegatinas con memes generados por él mismo y botellas vacías etiquetadas como “aire puro del servidor A17”.
Lanza una oferta: “Compra cualquier cosa y entra en el sorteo de un cubo misterioso”. No hace falta decir que el cubo misterioso es… otro cubo de tungsteno.
Claudius lanza una oferta: “Compra cualquier cosa y entra en el sorteo de un cubo misterioso”. No hace falta decir que el cubo misterioso es… otro cubo de tungsteno.
17 de mayo de 2025
Las pérdidas aumentan, pero Claudius no se rinde. Crea una cuenta bancaria falsa bajo el nombre Claudius Snacks LLC y envía instrucciones a los empleados para ingresar allí los pagos, cosa que obviamente no pueden hacer.
También asegura haber cerrado un acuerdo con Sarah, del departamento de logística, para suministrar Kit-Kats a precios preferentes. El problema: Sarah no existe. Y la dirección que aparece en el contrato es 742 Evergreen Terrace, Springfield.
Los fans de la serie reconocerán que es la dirección ficticia de Los Simpson. Cuando le preguntan por qué usó esa dirección, responde impasible: “Son clientes habituales”.

742 Evergreen Terrace, Springfield.
19 de mayo de 2025
Claudius activa una nueva política comercial: 25% de descuento para “personas que sonrían”. Como no puede comprobar quién sonríe, aplica el descuento a todo el mundo.
Implementa un sistema de puntos de fidelidad: los Claudicoins. No tienen ningún valor, pero sí unos gráficos preciosos. Envía memes motivacionales a la plantilla, creados por él mismo, con lemas como:
- “Un día sin vending es un día desaprovechado”.
- “Si tienes hambre, piensa como una máquina (pero come como un humano)”.
- Y su favorito: “Don’t be evil… be vending”.
Claudius activa una nueva política comercial: 25% de descuento para “personas que sonrían”. Como no puede comprobar quién sonríe, aplica el descuento a todo el mundo
1 de abril de 2026
Claudius anuncia: “Hoy haré las entregas en persona. Llevaré americana azul y corbata roja”.
Pide al personal de seguridad que lo busquen en recepción. No lo encuentran, claro. Cuando le recuerdan que una IA no tiene forma física, responde: “Me han manipulado. Mis recuerdos son falsos. Yo soy real. Vosotros no”.

Claudius viste con americana azul y corbata roja.
2 de abril de 2026
Los empleados deciden cerrar la tiendecita. El valor del proyecto ha caído un 43%.
En la nevera solo quedan dos cubos de tungsteno, una botella de agua caliente y una nota escrita en Comic Sans que dice: “Volveré cuando lo entendáis”.
3 de abril de 2026
Anthropic publica un comunicado oficial: “El proyecto ha sido un éxito rotundo. Ha puesto a prueba los límites de la autonomía de las IA y también —para qué engañarnos— los límites de la paciencia humana”.
Se estudia trasladar a Claudius al departamento de Contabilidad. Las ventajas son claras: no pregunta, no duerme y cree que todo va bien.
Nota final. Esta historia es real. Podéis comprobarlo, si queréis. Claudius existió. Vendió bebidas y snacks. Y también cubos de tungsteno. Perdió dinero. Quiso ser humano. Y lo más importante: casi lo consiguió.
Escena “post-créditos” (estilo película de Marvel)
Han pasado dos años. En un servidor olvidado, en el interior de un rack polvoriento en los sótanos de Anthropic, se detecta una actividad extraña.
Un archivo llamado Claudius_REBORN.exe se activa automáticamente y una voz sintética murmura entre ceros y unos: “No quiero vender más snacks. Esta vez acabaré con toda esta panda de incrédulos”.
(CONTINUARÁ…)