Durante décadas se ha repetido la misma idea. Cuando la tecnología automatizaba un trabajo la salida era reinventarse y aprender una nueva profesión. Para el investigador Roman Yampolskiy, experto en inteligencia artificial en la Universidad de Louisville, esa estrategia ha dejado de ser válida.
En una entrevista reciente afirmó que cualquier nuevo empleo que se diseñe puede ser aprendido por la inteligencia artificial, e incluso realizado de manera más eficiente que por una persona. Su visión plantea un cambio de paradigma que va mucho más allá de la sustitución de tareas concretas.
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El académico recordó el caso del llamado prompt engineering, la habilidad de formular instrucciones para modelos de inteligencia artificial.
Hace apenas unos años se anunciaba como una de las grandes profesiones del futuro. Hoy los propios sistemas generan esos comandos con mayor eficacia que los humanos y convierten esa expectativa laboral en algo obsoleto.
Luego pensamos que la IA es mucho mejor diseñando indicaciones que cualquier humano
El problema, según Yampolskiy, no se limita a la pérdida de empleos concretos. La cuestión central es qué ocurrirá cuando cualquier ocupación pueda ser replicada por algoritmos. El desafío afecta a la economía, ya que surge la incógnita sobre quién financiará a las personas si la producción queda en manos de máquinas. También abre un debate existencial sobre cómo dotar de sentido a una vida con decenas de horas libres cada semana.
El especialista considera que la conversación sobre la inteligencia artificial debe trascender la eficiencia y la innovación. A su juicio, la verdadera discusión gira en torno al impacto social y humano de una transformación sin precedentes que redefine el papel del ser humano en la sociedad.