La inteligencia artificial está impactando en cada ámbito de nuestro día a día, llegando a ser una amenaza para profesiones como programadores o traductores, y ayudando a llevar a cabo en minutos tareas que antes nos costaban horas y días.
Uno de los campos donde más está comenzando a sacudir es el fitness. Cada vez son más personas las que usan la IA como una compañera de gimnasio ideal. Pero ¿está a la altura de lo que promete? Y sobre todo, ¿es seguro usar un chatbot para hacer ejercicio? Para descubrirlo, hemos utilizado durante un par de semanas herramientas de IA aplicadas al deporte.
Riesgos y beneficios
¿Es buena idea usar IA para hacer deporte?
La primera conclusión clara es que, al igual que una IA no puede sustituir a un ingeniero de software o a un piloto de combate, de momento, tampoco parece que vaya a reemplazar a un entrenador personal colegiado. Tal y como señalan los expertos, la ciencia del deporte y la actividad física va más allá del análisis de datos: se trata de entender qué necesita cada persona antes de que ella mismo lo sepa. Y por más preguntas que te haga la IA, no llega a la profundidad que tendría una interacción con el entrenador.
Sin embargo, la IA sí puede convertirse en un compañero ideal para quienes necesitan una guía para sus primeros pasos en el gimnasio. Uno de los motivos que más se repiten a la hora de comenzar con una rutina es la hostilidad de estos espacios, y en este sentido, un chatbot como ChatGPT puede ser el compañero ideal. Preguntar a un asistente digital cómo empezar a entrenar resulta menos intimidante que hacerlo al tipo que levanta las mancuernas más pesadas.
Para alguien que venga de un historial de sedentarismo, cualquier tipo de actividad física le va a suponer una mejoría en su estado de salud
Si preguntas por los básicos del ejercicio, las respuestas no serán especialmente originales, ya que hay muchas páginas web que tratan esos temas. Pero lo que la IA aporta es un espacio seguro, un terreno donde cometer errores y hacer preguntas básicas como “¿qué es una mancuerna?” Sin sentir vergüenza. Pero superado ese primer contacto, toca empezar a calentar.
Para Francisco N.M., entrenador personal en clFit, los chatbots pueden ser un punto de entrada tan bueno como cualquier otro si estás interesado en ponerte en forma. “Para alguien que comienza y que venga de un historial de sedentarismo, cualquier tipo de actividad física le va a suponer una mejoría en su estado de salud”, explica. “Las respuestas que ofrece la IA son de bases de datos públicas, así que lo que un usuario puede obtener no se diferencia mucho de si buscase en la web por él mismo”.
Uno de los usos más habituales y prácticos de la IA en este sentido son las tablas de ejercicios, que te indican la rutina a seguir y el número de repeticiones. Con un entrenador personal cualificado, puedes preguntar para qué sirve ese ejercicio y recibir una explicación completa: desde lo que ocurre en tus músculos hasta por qué tendrás agujetas al día siguiente. Y esto es algo que puede completar de manera sencilla una IA.
Francisco admite que, “cuando son este tipo de entrenamientos tan estructurados, los suelo hacer con una IA. Yo pongo qué quiero que el cliente trabaje, los descansos y la intensidad de la actividad y la IA crea la rutina ideal basándose en mis especificaciones”. Es en este tipo de usos, en los que el trabajo es más repetitivo y mucho más estructurado, donde la IA supone una herramienta especialmente útil para los profesionales.
No solo se trata de los consejos que pueda darte, que pueden ser válidos, sino del tiempo que tardes en obtener resultados
Tal y como hemos comprobado, la IA también puede ofrecer información similar, pero al depender de algoritmos y el acceso a información especializada está restringido, para que resulte realmente útil se necesita que tú le proporciones datos precisos para darte respuestas completas.
En resumen, si escribes “¿qué puedo hacer para perder peso?”, te dará consejos genéricos. En cambio, un entrenador personal puede orientarte con menos información, porque sabe interpretar lo que necesitas, aunque no sepas explicarlo. Para Francisco, “no solo se trata de los consejos que pueda darte, que pueden ser válidos, sino del tiempo que tardes en obtener resultados. Si tu única ayuda es una IA el aprendizaje va a ser más lento y tus objetivos pueden verse dilatados en el tiempo hasta que tú entiendes en qué estás fallando”.
Cuando el entrenamiento se vuelve serio y entramos en el terreno de las superseries, la IA aporta algo realmente valioso: el análisis de datos. Si registras tus entrenamientos en una app o en una hoja de Excel, puedes usar la IA para detectar patrones, evaluar tu progreso y saber si te estás estancando. Esta es su especialidad: encontrar y representar tendencias en grandes volúmenes de datos.
Por ejemplo, esta tabla muestra mi entrenamiento del 19 de agosto de 2025. Gracias a la IA, a mis conocimientos y a mi experiencia como usuario de gimnasio, pude detectar que mi rendimiento era irregular. Comenzaba fuerte y me desinflaba al final. Si ocurre un día, puede deberse a mil razones. Si se repite durante dos semanas, es una señal de que algo falla.
Tabla de entrenamiento.
Analizar registros y generar gráficos es un trabajo tedioso, pero si lo hace la IA, yo puedo centrarme en lo que realmente importa: encontrar formas de mejorar mis entrenamientos. Una vez que la IA hace el trabajo pesado, puedo diseñar estrategias para corregir errores o aprovechar oportunidades.
Sin embargo, para Francisco, este tipo de herramientas se queda muy corta para un análisis orientado a deportistas de élite. “Ya existen programas que hacen lo que hace ChatGPT o similares pero bastante mejor. Cuando estás en ese nivel de exigencia, el volumen de datos a analizar se vuelve muy alto y el análisis estadístico aporta mucho menos valor que la experiencia del entrenador. Una tendencia que a una IA le costaría meses de datos localizar, un profesional sería capaz de detectarlo en una sola sesión de entrenamiento. Por ejemplo, el inicio de una lesión”.
Prompt para entrenar.
Otro ámbito donde la IA puede ayudar es la nutrición, donde los peligros son aún más sonados. En este punto, tanto el entrenador personal Francisco N.M. Como la nutricionista Raquel E. Coinciden: “para el cálculo de macronutrientes y calorías la IA funciona de maravilla”.
Si entendemos cómo funcionan los tres grandes macronutrientes (hidratos de carbono, grasas y proteínas), podemos usar la IA para calcular nuestras calorías de mantenimiento. Es decir, las que necesitamos para no ganar ni perder peso. A partir de ahí, podemos diseñar un plan para alcanzar nuestros objetivos.
Cálculo de calorías con IA.
En lugar de probar dietas milagro como la de la piña o la cetogénica, podemos obtener un primer input que nos dé un punto de partida. Por ejemplo, si mi objetivo es perder grasa sin comprometer mi masa muscular, lo siguiente es saber cómo distribuir esas kcal diarias. El objetivo es proteger o incluso ganar músculo, evitar pasar hambre y mantener suficiente grasa para que el sistema endocrino funcione correctamente.
Cálculo de calorías con IA.
Para Raquel, la IA podría suponer una enorme ayuda de cara a ayudar a sus pacientes. “Cuando ejercía les pasaba un formulario para saber sus hábitos y sus preferencias culinarias, así como las habilidades en la cocina que tuviesen, y según lo que me respondiesen, eso me orientaba para saber qué tipos de alimentos podría incluir o no.” De este modo, la IA podría generarle un menú en base a ese formulario, lo que le daría a la nutricionista más tiempo para afinar y ajustar micronutrientes.
Pero es en ese ajuste en el que la IA no puede igualar a una nutricionista profesional. Más allá de trabajar con datos como macronutrientes, es en el seguimiento y en el trato directo donde un profesional notaría qué está funcionando o qué falta incluir o, incluso, si el cliente sobreestima algunas de las medidas que toma, como sus propias medidas corporales o la cantidad de aceite que usa en sus comidas.
Quizás el paciente te está entregando unos datos que no concuerdan con la evolución que está teniendo
“Una IA puede facilitarte mucho el trabajo de crear tablas que siempre siguen un esquema similar pero el darte cuenta que el paciente se está equivocando a la hora de contar sus calorías solo lo puedes hacer si tratas con un profesional”, aclara Raquel. “Quizás el paciente te está entregando unos datos que no concuerdan con la evolución que está teniendo, por ejemplo que no se está dando ningún tipo de pérdida de peso o incluso se están ganando centímetros de cintura, que para la IA serían completamente válidos”.
Cuando ChatGPT se convierte en tu mejor compañero de gimnasio.
La IA nos ofrece esta información de forma visual y esquematizada, facilitando su comprensión. Sin embargo, hay que tener en cuenta que un cálculo estrictamente numérico, sin tener en cuenta los factores humanos que aporta un nutricionista, puede llevar a consecuencias psicológicas negativas.
Según la psicóloga Elena Jauregui Merino, la retroalimentación positiva que puede arrojar un chatbot como ChatGPT puede tener cierto impacto a la hora de desarrollar algún trastorno de la alimentación “cuando una persona recibe comentarios positivos, por ejemplo, por hacer dietas o perder peso hace que refuerce su idea de que está haciendo lo correcto afianzando dichas conductas y pensamientos.”
Una persona con un TCA podría usar las herramientas que le ofrezca ChatGPT para contar calorías y convertirse en una conducta compulsiva
Aunque no se ha observado un incremento en los desarrollos de este tipo de trastornos tras la aparición en 2022 de los chatbots y estos tienen protocolos para evitar alimentar comportamientos perjudiciales para el usuario, al buscar esa interacción constante los chatbots suelen obviar el contexto en el que cada persona se encuentra.
Según Elena, “una persona con un TCA podría usar las herramientas que le ofrezca ChatGPT para contar calorías y, aunque eso no sea malo per se, podría convertirse en una conducta compulsiva. Al pesar la comida para calcular las calorías le podrían aparecer sentimientos de culpa, miedo o ansiedad al respecto. A nivel físico, estos trastornos podrían acabar desembocando en desnutrición o problemas hormonales como la amenorrea”.
En este sentido tanto Elena como Raquel como Francisco coinciden: “Un profesional está entrenado para detectar y frenar estos patrones en cuanto los detecta.”. Una IA no. Seguirá ofreciendo herramientas con entusiasmo, sin darse cuenta de que estás profundizando en un problema de salud mental.
Cálculo de calorías con IA.
Un profesional podría fácilmente detectar cuando una preocupación por el físico enmascara un problema psicológico, mientras que una IA necesitaría señales muy claras de que dicha persona está desarrollando un trastorno de la conducta alimenticia para dejar de proporcionarle herramientas al respecto y empezar a ofrecer respuestas relativas a su estado emocional.
“Cada profesional titulado tiene los conocimientos y experiencia para, con pocas preguntas, detectar un posible trastorno”, explica Elena. “Estamos formados para detectar señales sutiles que pueden escapar a la percepción de cualquiera, más aún para una IA que podría ignorar esos indicios en su afán por seguir brindando recomendaciones”.
El tipo de advertencia en el que la IA te señala que este tipo de conducta puede ocasionar algún TCA solo aparece si tú la solicitas o si los datos que introduces se encuentran por debajo de unos límites preestablecidos. Por eso, más allá de los datos, los gráficos y los algoritmos, lo que realmente importa es cómo nos relacionamos con nuestro cuerpo, con nuestra mente y con nuestras metas. En resumen, la IA puede ayudarte a entenderte mejor, pero no puede decidir por ti.




