Mark Zuckerberg se está saltando varias leyes para construir su ”pequeño refugio” de 5.000 metros cuadrados: “Para que nuestra isla tenga alguna esperanza de seguir siendo Hawaii, tenemos que pararlo”
Meta
Ante la reticencia (y las dudas) de los locales, Mark Zuckerberg sigue expandiendo sus planes de construir un gran complejo inmobiliario en Hawaii
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Mark Zuckerberg.
Mark Zuckerberg, CEO de Meta (antes Facebook) es, actualmente, uno de los principales terratenientes del estado de Hawaii. Pero no, no es que tenga planes de inversión en vivienda: es que está construyendo un complejo secreto con un búnker subterráneo.
Cuando, a finales de 2023, los medios se hicieron eco por primera vez de los planes de Zuckerberg de edificar este extravagante proyecto, algunas empresas de construcción de búnkeres de Estados Unidos reportaron un aumento en ventas. El coste del complejo se estimaba por aquel entonces en alrededor de 270 millones de dólares. Una cifra desorbitada para la mayoría de personas y empresarios, pero aparentemente irrisoria para Zuckerberg, cuya fortuna se cifra en alrededor de 190.000 millones de euros, según datos de mayo de 2025.
Ahora, el proyecto ha crecido todavía más. A principios de este año, según informaba el medio Wired, Zuckerberg cerraba la compra de unos nuevos terrenos, que añadían 400 hectáreas más a las alrededor que ya poseía el multimillonario en la zona. En total, a día de hoy, el creador de Facebook posee alrededor de 1.000 hectáreas de terreno en Hawaii.
Zuckerberg se ha expandido de manera rápida y consistente por el terreno de las islas, pero a día de hoy, los locales no tienen ni más remota idea de qué busca hacer con todas estas compras. Los planes de obra del lugar están ligados a estrictos documentos de confidencialidad, y el multimillonario nunca ha terminado de aclarar cuáles son sus intenciones finales para estas construcciones.
La isla de Zuckerberg en Hawaii.
La explicación oficial es que Zuckerberg está construyendo un rancho en el que planea criar ganado —alimentado con harina de Macadamia y cerveza fabricada en el propio complejo— para obtener carne de alta calidad. Según un post que el propio magnate publicaba en Instagram: “Queremos que todo el proceso sea local e integrado verticalmente. Cada vaca come entre 5.000 y 10.000 libras al año, así que necesitamos muchas hectáreas de árboles de macadamia. Mis hijas ayudan a plantar los árboles y a cuidar de nuestros animales.”
Pero el calibre del proyecto hace que muchos sospechen que podría haber algún interés oculto. Una de las extravagancias más llamativas del complejo hawaiiano de Zuckerberg es precisamente ese búnker subterráneo del que no le gusta hablar. Su portavoz, Brandi Hoffine Barr, se ha negado a comentar al respecto del tamaño y propósito de este recinto. En una entrevista con la revista TIME, Hoffine Barr señaló que “el gobierno de Kauai incentiva a los locales a que construyan refugios contra huracanes.” El propio Zuckerberg le quitaba importancia recientemente: “es un pequeño refugio”.
Según la Ley Kuleana, los nativos hawaianos mantienen derechos de propiedad sobre los terrenos que sus antepasados han, históricamente, cultivado o habitado
El “pequeño refugio” tiene una envergadura de 5.000 metros cuadrados y está conectado con las mansiones del complejo a través de un entramado de túneles subterráneos. También tiene un sistema de seguridad de más de 20 cámaras y puertas insonorizadas que requieren un código para operarse. Algunas de estas puertas son puertas “ciegas”, es decir, que están pensadas para camuflarse con las paredes; y las paredes están hechas de metal relleno de cemento, una alineación de materiales utilizada, de forma común, en búnkeres a prueba de bombas y refugios nucleares.
Sea cual sea su verdadera finalidad, los misteriosos planes de expansión de Zuckerberg a lo largo de Hawaii comenzaron en el año 2014. La primera víctima fue la isla de Kauai - la más pequeña de las cuatro que componen el archipiélago -, donde compró alrededor de 700 hectáreas de terreno circundante a la ciudad de Kilauea por 100 millones de dólares. No obstante, la ley local interfería en sus planes.
La enorme finca de Zuckerberg en 2018.
En concreto, los “derechos kuleana”, una legislación que data del siglo XIX y fue impulsada por el rey Kamehameha III (sí, como en Dragon Ball). Según la Ley Kuleana, los nativos hawaianos mantienen derechos de propiedad sobre los terrenos que sus antepasados han, históricamente, cultivado o habitado, incluso si los títulos de propiedad oficiales dicen lo contrario. Esto es: incluso si la propiedad se vende o se subasta a otro postor. En la práctica, esto habría otorgado derechos de paso y construcción a las personas que históricamente habían habitado algunas de las parcelas que se encontraban en medio de las hectáreas de tierra que Zuckerberg había construido.
La Ley Kuleana le costó a Zuckerberg una larga batalla legal que incluyó un buen puñado de demandas —posteriormente retiradas tras la presión social y mediática— a estos ciudadanos hawaianos. Al final, el magnate acabó saliéndose con la suya, pero no sin tener que urdir una estratagema peculiar. Uno de los herederos (y propietarios parciales) de parte de los terrenos que quería adquirir Zuckerberg y nativo hawaiiano, el profesor universitario Carlos Andrade, adquirió la titularidad total de estas parcelas en una subasta. El precio total a pagar fueron 1’6 millones de dólares que, se sospecha, estuvieron financiados por el propio Zuckerberg a cambio del usufructo de éstas.
La batalla legal de Zuckerberg con la jurisdicción hawaiana levantó notables preocupaciones entre los locales, que han visto como, en los últimos años, cada vez más multimillonarios escogen su región como retiro vacacional o como espacio de inversión. Para aplacar la opinión pública, Zuckerberg ha donado alrededor de 20 millones de dólares a organizaciones sin ánimo de lucro de la zona, pero el escepticismo se mantiene: en la última década, millonarios como Jeff Bezos, Oprah Winfrey o Larry Ellison (CEO de Oracle) han invertido su fortuna en construir resorts en el área.
Según una investigación de Forbes, el 5’3% del territorio de Hawaii está en las manos de sólo 37 magnates. Mientras las obras se multiplican y los lujosos complejos comienzan a estar a la orden del día, los locales tienen cada vez más dificultades para acceder a vivienda. “Para que nuestra isla tenga alguna esperanza de seguir siendo Hawaii, tenemos que parar esta actividad”, afirma tajantemente Puali‘i Rossi, profesor de estudios Nativos Hawaianos en la universidad de Kauai. “¿Estamos pensando en qué va a ser de la isla en 100 años? Se va a convertir en una comunidad de resorts.”