“Los pacientes están completamente adoctrinados y no puedo competir con mis 45 minutos de consulta frente a las horas que pasan a diario en TikTok”: rutinas virales como la 'dieta Disney' ponen en jaque a nutricionistas y psicólogos
Redes sociales
En TikTok y otras plataformas se viralizan dietas exprés, fármacos de uso médico y cirugías de lujo que prometen resultados inmediatos, pero multiplican los riesgos físicos y psicológicos, especialmente entre los más jóvenes
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Rutinas como la “dieta Disney” y medicamentos no testados triunfan en unas redes sin control.
TikTok se ha convertido en uno de los grandes motores de tendencias en salud y belleza. Rutinas de ejercicio, dietas rápidas o “trucos” para adelgazar se viralizan en cuestión de horas. A su vez, la popularidad entre famosos de nuevas operaciones corporales que parecen hechas por arte de magia, así como productos como Ozempic, contribuyen a reforzar la distorsión corporal y a normalizar la búsqueda de soluciones rápidas y milagrosas.
Según un estudio de la Universidad de Vermont, menos del 3 % de los vídeos más virales en TikTok sobre nutrición contienen mensajes inclusivos con el cuerpo, el resto glorifica la delgadez como último paradigma de salud.
Hashtags como #SkinnyTok o #dietadetox acumulan millones de visualizaciones y funcionan como espacios de identidad grupal. Allí, la presión estética se multiplica y se normalizan conductas que pueden derivar en trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Psicólogos y asociaciones como la ACAB (Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia) insisten en que estas dinámicas convierten al cuerpo en un campo de batalla que puede ser la chispa de un grave peligro.
No es un fenómeno nuevo. A mediados de la década de 2000 y principios de 2010, las comunidades pro-TCA proliferaron en blogs y plataformas como Twitter y Tumblr, especialmente entre adolescentes y mujeres jóvenes. Estos espacios compartían imágenes, consejos y mensajes que glorificaban la delgadez extrema y normalizaban conductas peligrosas relacionadas con la alimentación.
La ‘dieta Disney’ asigna a cada día de la semana un patrón restrictivo vinculado a una princesa: hielo, té, manzanas o directamente el ayuno.
Hoy, la escena se ha trasladado a TikTok, con mayor rapidez y alcance, pero con la misma consecuencia: perpetúan el ideal de cuerpo perfecto que impacta en la salud mental y física de las más jóvenes. Según un estudio de 2023 en International Journal of Mental Health and Addiction, a mayor uso de redes sociales y mayor nivel de adicción a estas, mayor probabilidad de desarrollar un TCA.
“Los pacientes están completamente adoctrinados y yo no puedo competir con mis 45 minutos de consulta semanal frente a las horas que pasan a diario en TikTok” explica Carole Copti, dietista-nutricionista.
Los pacientes están completamente adoctrinados y yo no puedo competir con mis 45 minutos de consulta semanal frente a las horas que pasan a diario en TikTok
Entre los contenidos más virales circulan dietas extremas como ayunos prolongados, la llamada “dieta Disney” (que promete adelgazar imitando las rutinas de princesas ficticias) o el consumo de tés y cápsulas “detox” que carecen de respaldo científico.
Hace unos días, la influencer Pawgli generó polémica al promocionar en TikTok una dieta para perder peso rápido “un día puntual” para lucir “más tonificada”. Aunque la avalancha de críticas la obligó a disculparse y borrar el vídeo, el impacto ya estaba hecho.
“Es cierto que la integridad física de casi nadie se verá afectada por un día completo de un tip de una influencer. El problema es la huella conductual que deja. No creo que nadie que tenga una mala relación con la comida decida hacer esto activamente y que no tenga ningún tipo de repercusión”, señala Elena Gamaza, dietista-nutricionista detrás de la cuenta @manzanactiva. En la misma línea, la creadora Paaulzz lo resumía así: “yo tengo 29 años y eso ya no me afecta, pero la yo de hace 8 años... Otro gallo cantaría. Como yo, hay muchas”.
Además, la situación se agrava desde la propia aplicación por la facilidad de venta que ofrece TikTok Shop, donde muchos de estos productos (tés, cápsulas, suplementos o incluso guía de dietas) se promocionan y venden directamente a los usuarios con solo un clic, sin controles ni verificación de seguridad. Un ejemplo es la promoción de milagros adelgazantes como las golosinas de vinagre de manzanas, que con falsos testimonios virales y microinfluencers que explican cómo han adelgazado de manera rapidísima, se expone un peligro para millones de jóvenes.
Pero el problema no se limita a dietas milagro. Fármacos como Ozempic y Wegovy, inyecciones de GLP-1 diseñadas para el tratamiento de la diabetes y la obesidad, han ganado protagonismo como supuesta “solución rápida” para adelgazar gracias al uso de las celebrities. Incluso circulan rumores sobre el uso de betabloqueadores, medicamentos para patologías cardíacas, con el fin de controlar la ansiedad durante dietas extremas.
A las mujeres se las hace sentir fatal por sus cuerpos y entiendo por qué pasen estas cosas, pero es importante que la gente que no está obesa no tome estos fármacos porque hay riesgos significativos
Expertos advierten que la automedicación con estos productos conlleva efectos secundarios graves, desde vómitos y pancreatitis hasta alteraciones cardiovasculares. Investigadores de la Universidad de Virginia han detectado que este medicamento podría reducir la masa muscular magra, esencial para la postura, la función física y el bienestar general. Esta pérdida de masa muscular puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y afectar la calidad de vida a largo plazo.
El escritor Johann Hari investiga en el libro Adelgazar a cualquier precio el origen y las implicaciones de Ozempic tras haberlo tomado él mismo. “A las mujeres se las hace sentir fatal por sus cuerpos y entiendo por qué pasen estas cosas, pero es importante que la gente que no está obesa no tome estos fármacos porque hay riesgos significativos, y hay un peligro real en la gente con desórdenes alimentarios que usa Ozempic para seguir adelgazando. Un fármaco así es como el fuego: es genial si lo uso para calentar mi casa, es terrible si lo uso para quemar la tuya”, explica.
Ozempic.
Además de las dietas y fármacos, las cirugías estéticas también se han convertido en un fenómeno aspiracional en redes sociales. En el exclusivo mercado de la cirugía estética de lujo, algunos cirujanos de renombre ofrecen procedimientos faciales que prometen resultados naturales y discretos, con precios que alcanzan hasta los 200.000 euros por sesión. Estos tratamientos, dirigidos a clientes que buscan una transformación sutil sin evidencias visibles de la intervención, se realizan en clínicas de alto nivel, a menudo en ciudades como Seúl, donde la estética facial se ha convertido en una industria globalizada.
Por ejemplo, el cirujano Steven Levine realizó un lifting facial a Kris Jenner que alcanzó los 200.000 dólares, según Financial Times. Este tipo de procedimientos se presentan como soluciones rápidas para alcanzar el ideal de belleza, pero pueden contribuir a la distorsión corporal y aumentar la presión estética, especialmente entre jóvenes influenciados por celebridades y microinfluencers.
La distancia entre la evidencia médica y el contenido viral se difumina en plataformas como TikTok, donde lo que importa es la tendencia y no la veracidad. Detrás de esta dinámica se repite un patrón histórico en que el cuerpo de las mujeres es un campo de batalla. Hoy las dietas exprés y los fármacos milagro se venden como atajos hacia ese ideal, pero el coste físico y psicológico puede ser devastador.