Es uno de los directores españoles más internacionales y está detrás de películas como Adiós y Carne de Neón y de series como Penny Dreadful, The Alienist, The Umbrella Academy o la reciente Wednesday, donde ha trabajado con Tim Burton. Le gustan las historias con emociones fuertes, tensión y violencia si es necesario, pero no olvida que la imagen más violenta que tiene clavada en la retina es real.
Cabezas es sevillano de nacimiento y vocación, pero su trabajo hace que reparta el tiempo principalmente entre Madrid y Hollywood. Mirando de reojo la entrada de la inteligencia artificial a las producciones cinematográficas, muestra una cierta visión clásica cuando reconoce que “el cine es la cura” al ritmo trepidante que nos rodea.
Sevilla, Madrid, Hollywood… ¿Trabajas mucho a distancia?
Solamente en la fase de montaje, porque la producción y el rodaje siempre son presenciales. Aunque a veces puede pasar que estés en otro país preparando algo y te manden un montaje desde Los Ángeles. Por suerte, la tecnología es superútil y ha inventado un software que te permite que el montador esté montando y yo esté en comunicación con él con dos pantallas: una en el móvil con la videollamada y otra en mi ordenador viendo lo que él ve mientras monta. ¡Es como estar prácticamente en la sala de montaje!
¿Hay mucha diferencia tecnológica a la hora de hacer cine en Estados Unidos y en España?
A veces la principal diferencia es presupuestaria. Por ejemplo, hay una grúa telescópica bastante cara, la Technocrane, que cuando la utilizas en España es el día de la grúa y todo el mundo lo sabe, porque como es tan cara, intentas colocar todos los planos de grúa ese día. En Estados Unidos teníamos tres grúas telescópicas y todos los días eran días de grúa. Creo que esa puede ser la principal diferencia. Sin embargo, dependiendo del rodaje del que estemos hablando, estamos ya muy cerquita a nivel tecnológico.
Emma Myers y Jenna Ortega en 'Wednesday'.
La tecnología nos ha traído internet y también las redes sociales, carne de cañón para películas y series. Tú has tocado mucho el tema de la deep web y la violencia que se esconde en sus profundidades en series como La gitana y su secuela La red púrpura…
A mi me dejó alucinado. Cuando yo empecé en esto del cine, cuando Amenábar hizo Tesis, el cine snuff era como algo oscuro… te decían que había una peli que se llamaba Guinea Pig y que era real… Luego vimos que eran películas de terror muy oscuras, pero ninguna real, lógicamente. ¡Me hubiera horrorizado! Ahora ha vuelto esto, llevado por la tecnología, y hay unos canales en los que la gente se degrada, en los que a lo mejor un grupo le pide a un tipo que se tire un cubo de vómito por encima y apuestan y pagan. Me parecía ciencia ficción o que, si estaba ocurriendo, era en algún lugar fuera de las leyes internacionales. Sin embargo, está ocurriendo frente a nuestras narices, en Europa.
Da miedo que se pueda modificar cualquier imagen, pero lo que me raya realmente es pensar que hay una sobresaturación
¿Has tenido alguna vez algún contacto con ese tipo de contenidos violentos que se esconden en la deep web?
Hace años, trabajé una época de teleoperador en Vía Digital, que tenía un canal de terror, y ayudaba gente mayor a tocar cables delante de su tele. En aquel momento había una intranet: recuerdo un tipo que de repente soltaba vídeos sin ningún tipo de filtro y recuerdo ver un video horroroso de un asesinato real que me dejó marcado. Mira que mi cine es violento, pero la violencia pasada a través del filtro de la actitud dramática del cine te ayuda a digerirla de manera diferente. Ese asesinato que vi de manera real, que me metieron por los ojos violando mi sensibilidad de manera brutal, es uno de los momentos más violentos que he visto en mi vida.
Después de esa experiencia tan violenta, ¿cómo se documenta y se prepara uno cuando tiene que tirar adelante un proyecto de película o serie de ficción que aborda el tema? ¿Tuviste que buscar este tipo de contenidos para saber a qué te enfrentabas?
Yo no quería sobrepasar la legalidad y tampoco quería entrar en las entrañas de internet a mirar violencia real, pero sí que sabía que eso existe y que está ahí. Todavía me cuesta entender cómo alguien siente satisfacción viendo sufrir a otra persona y, en el fondo, creo que la gente que hacemos cine tratamos de explicar lo inexplicable. Hemos ido a sitios tan oscuros con La red púrpura que ya no sé si se puede ir más allá.
Hay quien no puede evitar este tipo de contenidos. Los moderadores de contenidos de Meta han denunciado a la empresa por daños y prejuicios por las secuelas psicológicas de su trabajo y la empresa que modera Tiktok en Barcelona ha sido multada por no proteger la salud mental de sus empleados…
Son personas a las que hemos traumatizado tanto… Si para algo debería servir la inteligencia artificial es para eso, para que una persona humana no tenga que sufrir esta tortura. A veces internet es una especie de salvaje oeste, un lugar donde las leyes no están llegando de manera clara. Es como lo que está pasando ahora con la inteligencia artificial. La tecnología no para ante nadie ni ante nada, y es acojonante que así sea.
¿Qué relación tienes con las redes sociales?
Las utilizo muy poco, solo cuando creo que hay algo que merece la pena decirse. Pero marco muy claramente la diferencia entre Paco, la persona real, y Paco Cabezas, el director. No acabo de entender la gente que se expone más personalmente, me da muchísima pereza.
Paco Cabezas dirigiendo 'Into the Badlands'.
En tu Instagram un día escribiste “Más Instagram, más pódcast ‘Casa Paco’ y menos Twitter”. ¿Y eso?
¡Está claro! Creo que Instagram tiene un mensaje muy claro: es una red social donde hay bastante positividad, donde la gente cae bien en general, les gusta tu trabajo y hay una especie de apoyo. Es un pozo de energía positiva. Casa Paco es un pódcast que hago donde la gente se toma un tiempo para venir y estar hablando conmigo una hora y media de la vida, del arte, de un montón de cosas que con la prensa es imposible porque todo es acelerado. Y es lo que pasa también en X, con sus 140 caracteres. Es un poco borreguil.
Algunos de estos vídeos que ahora triunfan en redes precisamente son los creados con inteligencia artificial. ¿Cómo ves este tipo de contenidos? ¿Te asusta?
Da miedo que se pueda modificar cualquier cosa, que en un futuro alguien vaya a un juicio, sea juzgado por un crimen y le enseñen un vídeo en que se demuestra que es culpable. Pero lo que me raya realmente es pensar que hay una sobresaturación de imágenes. Es como que llega un punto en que el ojo humano no ha evolucionado tan rápido como la tecnología y le estamos metiendo por un tubo una cantidad ingente de imágenes sin filtrar, y eso no sé adónde nos va a llevar. Me gustaría pensar que el cine sí tiene la capacidad de que conectemos con ese arte.
La IA puede ser una herramienta de postproducción muy buena para alguien que esté haciendo una película con poco presupuesto
En tus trabajos, ¿has incorporado la IA?
Por el momento nunca. No es que tenga un problema moral, que en parte lo tengo. Simplemente no se ha dado, pero creo que puede servir como una herramienta de postproducción muy buena para alguien que esté haciendo una película independiente con poco presupuesto. Si los elementos importantes son los que están en primer término, pero detrás necesitas trescientos extras, me parece maravilloso que esos extras sean digitales. Lo que está cerca de cámara es lo que tiene que ser real porque creo que nuestro cerebro y nuestro corazón notan que hay actores digitales y con la artificialidad no conectamos emocionalmente. Funciona muy bien en los tráilers, pero creo que en una película no va a resultar nunca.
Hablando de crear imágenes… el cine empezó rodando en horizontal, hace unos años los creadores con móvil pasaron al formato vertical, y ahora parece que ese mismo cine hecho con móvil recupera el formato horizontal clásico. ¿Nos pondremos de acuerdo en cuál es el formato ideal?
Lo del formato vertical me parece una gilipollez: como con una sola mano aguantas el móvil en vertical, supuestamente es más cómodo y, por tanto, ese es el formato. Pero tenemos dos ojos y el formato horizontal tiene más sentido, es más lógico. Al final, sin embargo, estoy a favor de que la gente cuente historias con móviles porque cualquier arte es un punto de vista y es precioso. Lo dijo Coppola una vez hace muchísimos años, cuando acabó hartísimo del rodaje de Apocalypse Now: “Algún día una chica en Kansas cogerá una cámara pequeñita, hará una película pequeñita y será preciosa. Será la mejor película que se ha hecho en muchos años”, y sigue siendo vigente todavía.
Elliot Page, protagonista de 'The Umbrella Academy', en su cuarta temporada.
¿Crees que el ritmo de visualización de las redes está cambiando el ritmo del cine? Dicho de otra manera, ¿nos están fragmentando la atención las redes?
No lo creo y me explico. De repente tengo un día malo, me pongo a scrollear en Instagram y noto como mi cerebro se empieza a saturar de información. No es solamente por lo cortos que son los vídeos, sino también lo cambiantes. Estás superexcitado y el cerebro cansado. No creo que el cine se tenga que adaptar a Tiktok. Creo que el arte del cine es la cura, que nos devuelve a una narrativa en donde estás contando una historia con un primer acto, un segundo acto, un tercer acto y un sentido que, al fin y al cabo, nos conecta con quién somos como seres humanos.
Otro cambio en el consumo audiovisual: el binge-watching o ver seguidos varios episodios de una misma serie. ¿Qué te parece?
Es como revertirlo del tirón y no dejarlo reposar, y va en contra de la serie que estamos haciendo. En Wednesday se han lanzado cuatro episodios y después cuatro más. Ahora, The Walking dead ha sacado uno a la semana. Un capítulo, si es bueno, termina y te deja en un cierto lugar, te deja un pozo emocional y lo tienes que dejar reposar. Cuando algo es bueno, te da ganas de decir “vale, voy a apagar la tele y voy a ir a dar un paseo para pensar sobre lo que acabo de ver”. Es bonito dar el tiempo al espectador.
No creo que el ritmo del cine se tenga que adaptar al de Tiktok. El arte del cine es la cura que nos devuelve a una narrativa con sentido
Sin embargo, en tus películas sería muy útil porque podrías crear efectos especiales difíciles de crear físicamente…
Sí, yo lo he hecho muchas veces: una cicatriz se hace superfácil. Pero… ¿por qué las películas que hizo George Lucas después de La guerra de las galaxias original no funcionan? Porque el 99% está rodado ante una pantalla verde y, cuando ruedan, los actores no tienen nada real con lo que relacionarse. La cámara, igual que el teatro, capta la energía y si los pobres actores solo tienen un espacio vacío alrededor, no hay energía que captar. Creo en la IA como una herramienta para abaratar costes, pero que lo sea todo me parece un error.
Paco, si tuvieras que hacer una película sobre la IA, ¿qué tono le darías? ¿Thriller, drama, comedia…?
¿Qué tal un musical con robots? ¿Te acuerdas de la moda de los acid house? Durante un tiempo estaba en todos los lados y cuando ya se pasó fue un alivio. Ahora mismo la IA es como la broma. Como broma está guay, pero llega un punto que ya es una pesadez.
Leo de tu Intsagram: “En Sevilla, en un paraíso donde las maquinitas de los 80 vuelven a la vida #DonkeyKong”. ¡No nos digas que eres fan!
¡Sí, claro! ¡Recuerdo haberme escapado mucho del instituto para jugar a maquinitas! Es una época de mi vida que recuerdo con nostalgia. Y recuerdo que con el Street Fighter me hice una llaga en la mano de tanto hacer el Hadoken, que es como soltar una bola de fuego con un movimiento muy específico del mando. Videojuegos como The last of us o The last of us 2 me parecen obras maestras porque yo he llorado jugando. No hemos hablado mucho de videojuegos, pero el noveno arte me parece un lugar maravilloso donde pasar el tiempo.



