Una Barcelona con potencial de desarrollo

Desde que accedió a la alcaldía de Barcelona, hace año y medio, Jaume Collboni ha gobernado en minoría con solo diez concejales del total de 41 que integran la corporación municipal. Hasta la fecha, el político del PSC ha salido bastante airoso de la situación, urdiendo pactos específicos para llevar adelante sus políticas, siendo el último relevante el que, en vísperas navideñas, trenzó con BComú y ERC para aprobar las ordenanzas fiscales de este nuevo año. Por el contrario, los presupuestos del 2025 siguen en el aire, y ahí seguirán mientras las negociaciones pertinentes no fructifiquen. A Collboni le gustaría, claro está, aprobarlos cuanto antes, a poder ser durante el primer trimestre. El año pasado debió activar una moción de confianza para sacarlos adelante. Pero esa es una manifestación de debilidad que resulta preferible evitar.

Tres semanas atrás recordábamos al alcalde en esta página que hay otras fuerzas con las que pactar, además de las que, como el propio PSC, se sitúan a la izquierda en el arco político. En este sentido, mencionábamos a Junts, dispuesto al parecer a volver a la política útil. Un mayor abanico de opciones, bien administrado, ampliaría el margen de maniobra del alcalde. Además, le permitiría eludir las acusaciones de seguidismo de las políticas de BComú, la formación que rigió el Consistorio durante los dos mandatos previos. Días atrás, en una entrevista concedida a La Vanguardia , Janet Sanz, sucesora de Ada Colau como líder municipal de BComú, se ufanaba de que su fuerza “gobierna hoy desde la oposición”. No creemos que esa sea una afirmación exacta. Pero es cierto que todavía no se ha materializado el anunciado propósito socialista de revertir la norma urbanística, aprobada en su día por BComú, que obliga a los grandes promotores privados a destinar el 30% de los pisos que construyan a vivienda social. O que aún no se han descartado nuevas supermanzanas, otro rasgo característico de la política urbanística de BComú.

Por tanto, y dado que este partido ya ha manifestado que no va a entrar en el gobierno municipal, y que ERC tampoco se ha decidido a hacerlo, Collboni está obligado, si aspira a hacer progresar Barcelona, a desplegar todas sus habilidades para la transacción política, sin olvidar que de él se espera una obra de gobierno propia –ya apuntada en el Pla Endreça–, y no un calco de la hoja de ruta de sus antecesores.

Con solo diez concejales y los presupuestos en el aire, Collboni debe seguir negociando y pactando

La buena noticia, en la hora de hacer una prospección para el nuevo año, es que la economía de Barcelona no va mal. En primer lugar, porque los ingresos derivados del turismo le dan un buen colchón, si bien sería insensato ignorar que no todos los ciudadanos se benefician de él, como reflejan las tremendas dificultades de muchos de ellos para acceder a una vivienda. En cualquier caso, las cifras de la economía a las que nos referíamos son alentadoras: el gasto turístico por persona y día en el 2024 ha rozado los cien euros, con un impacto total que podría superar los diez mil millones de euros.

Es precisamente esta bonanza la que aconseja tratar de optimizar el rendimiento del sector turístico sin incrementar las desventajas que para los barceloneses lleva aparejadas. No hay que ganar en cantidad, sino en calidad. Consciente de ello, Turisme de Barcelona ha modificado estrategias, como sugiere su cambio de lema (de “Visit Barcelona” a “This is Barcelona”), enfatizando la apuesta de la ciudad por la cultura, su primer y más característico atractivo, muy por encima de la gastronomía o el sol y playa, según nuestros visitantes.

Aunque el turismo se ha convertido en un gran motor económico –supone el 14% del PIB local, dos puntos por encima de la media española–, Barcelona sigue apostando, con buen criterio, por otras actividades, acaso no tan productivas a corto plazo, pero con un gran potencial estratégico a medio y largo. Nos referimos a su condición de polo de investigación biomédica, articulado ya en una constelación de instituciones punteras, y también a su condición de polo de tecnologías complejas, que en los últimos meses ha reportado inversiones de cientos de millones de euros para el desarrollo de proyectos estratégicos comunitarios, como los relacionados con los chips o la inteligencia artificial.

Todas las fuerzas deben aprovechar el buen momento económico con inteligencia y generosidad

Queda mucho por hacer en pro de nuestra ciudad, pero la coyuntura actual no es mala. Animamos, por tanto, a todas las fuerzas municipales a que, en la medida de sus posibilidades, la aprovechen para contribuir, con inteligencia y generosidad, a construir un futuro mejor para todos.

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