La derecha conecta mejor

La derecha conecta mejor
Director de La Vanguardia

Los resultados electorales de este fin de semana en Portugal, Polonia y Rumanía confirman el giro a la derecha y hacia posiciones más conservadoras del electorado. Las fuerzas progresistas van perdiendo apoyos elección tras elección en una tendencia constante, como han reflejado los últimos resultados también en Francia, Alemania, las europeas de junio del pasado año o la victoria del republicano Donald Trump en Estados Unidos. Los británicos, que por algo conducen en dirección contraria, suponen la única excepción con la victoria del laborista Keir Starmer, pero quizás fue más a causa de los tremendos errores cometidos por los conservadores.

Hay muchas teorías sobre este crecimiento del voto de derechas, pero uno de los autores que mejor lo explican es el analista Esteban Hernández. En su último libro, El nuevo espíritu del mundo, que se presentó ayer en Madrid y del que recogemos una reseña en Política, afirma que “las derechas representan hoy la contestación al sistema”, mientras que “los progresistas defienden el statu quo (…), las instituciones internacionales y la profundización de las libertades”.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante un foro económico en la capital de Arabia Saudí, Riad (archivo)

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante un foro económico en la capital de Arabia Saudí, Riad

Saudi Press Agency/Europa Press

El desprestigio del Estado por no haber resuelto las desigualdades y los problemas básicos de vivienda, educación, sanidad o alimentación es interpretado en muchos sectores como un fallo de las fuerzas tradicionales que defendían el Estado de bienestar. La derecha, y especialmente la extrema derecha, irrumpe con un discurso más rupturista y desprecia los esfuerzos que el progresismo dedica a avances sociales como el feminismo, el ecologismo o la inmigración. Estamos ante una batalla cultural en toda regla.

La influencia de las redes sociales, donde los sectores conservadores han invertido ingentes cantidades de dinero, tiene peso en este decantamiento del voto, pero sería un error de simplificación echarle toda la culpa a internet. La izquierda necesita encontrar un discurso alternativo en el que los valores colectivos sean más apreciados por los votantes y así evitar que se dejen arrastrar por planteamientos más individualistas, donde pesan más los agravios y el resentimiento. La izquierda tiene que seducir y no actuar de forma antipática como si estuviera en posesión de la verdad. El péndulo ha girado mucho a la derecha.

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