Eurolibertad de represión

Mucho se habla del polvorín que supondría para algunos estados de la UE que España lograra oficializar en el marco europeo sus otras tres lenguas, pero lo que habría que cuestionar es qué tipo de patriarcado represor es el que nos gobierna en el tan democrático Viejo Continente como para que algunos países se puedan permitir el lujo, aún en el 2025, de posponer el reconocimiento de su riqueza lingüística.

La libertad de represión va por barrios en Europa. En el distrito de las lenguas, tanto derechas como izquierdas han tendido históricamente a socavar todo lo que alienta la identidad de los pueblos. Pedro Sánchez­ se ha partido la cara ahora en el sentido contrario, aunque de manera excepcional, pues ya se sabe que en la UE antes se jalea la identidad a señores que se autoperciben mujeres –negando la evidencia de que el sexo existe y es un eje de opresión para la mitad de la ciudadanía– que se reconocen lenguas milenarias que hablan millones de habitantes. ¿Es eso democrático o es la represión patriarcal de siempre?

Los argumentos a favor y en contra del velo no se alejan mucho de este tufo. Las derechas pretenden prohibirlo en escuelas y espacios públicos por seguridad e higiene, pero, en realidad, porque es parte de una religión y cultura que ven ajenas. La izquierda posmo, por su parte, lo aplaude a rabiar, incluso el burkini en las piscinas públicas, pues es la ocasión para llenarse la boca de “libertad”. 

Libertades individuales de cada cual para cubrir o destapar su cuerpo y manejar identidades fluidas, móviles, fijas o con derecho a parking. No importa que se vea a la legua que tal libertad, con relación al velo –o a alquilar el vientre o prostituirse–, equivale a la libertad de voto en la España de Franco o la Rusia de Putin.

La UE siempre ha antepuesto cualquier libertad antes que los derechos fundamentales de las niñas y las mujeres. ¿Por qué iba a ser distinto ahora? ¿O es que en el marco comunitario ha habido en algún momento un partido feminista con futuro? Y entiéndase por feminista la tradición política igualitaria que desafía la jerarquía basada en el sexo. 

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