Trump y el lobby caritativo

Ya me disculparán, pero percibo hoy el mismo paternalismo respecto a África que medio siglo atrás, cuando había cuestaciones católicas para los pobres niños negritos, sonaba la canción del Cola-Cao y leíamos Tintín en el Congo sin siquiera intuir trasfondo racista.

La letra, sí, es distinta. El mensaje se ha sofisticado, pero el meollo resulta familiar: sin nuestra caridad –llámenle ahora ayuda, fondos, aportaciones, asistencia–, África se moriría de hambre. No se les puede dejar solos, vaya...

TOPSHOT - A Burundian government official from the Office for the Protection of Refugees speaks with newly arrived Congolese refugees awaiting relocation while weighing a sack of rice from the final batches delivered by the now-dismantled United States Agency for International Development (USAID) following a food distribution at the Cishemere Transit Center near Buganda, on May 6, 2025. Since January 2025, more than 71,000 people fleeing ongoing violence in the eastern part of the Democratic Republic of Congo have crossed into Burundi, its largest refugee influx in decades, UN says. In overcrowded camps settled in one of the poorest country in the World, deepening funding crisis threatens critical aid including significantly reduced food assistance, raising fears of violence. (Photo by Luis TATO / AFP)

  

Luis Tato / Afp

Una historiadora progresista, Rebecca Solnit, atribuía ayer en este diario 300.000 muertes –¿asesinatos?– a la congelación de los fondos de la Usaid (la agencia para el desarrollo de EE.UU). Hay más: catorce millones de personas morirán de aquí al 2030, ¡más de dos millones al año!, la mayoría en África, por dicha cancelación, ­según proyecta el centro barcelonés ISGlobal.

Percibo hacia África hoy el mismo paternalismo que hace medio siglo, solo que progresista

La congelación abrupta de los programas de Usaid –de los que en su día me beneficié para visitar EE.UU. como periodista– es una pésima noticia. Pero tiene cierta lógica desde el punto de vista de un presidente como Trump, al que acabaremos acusando de la muerte de Manolete en Linares: ¿enseñan estas ayudas a pescar a los pobres o se trata de media sardina al día y patada a seguir?

Tampoco ayuda que desde la creación de la Usaid en 1961, presidencia de John Kennedy, those were the good times, muchos de los que hoy lloran por la congelación han sido críticos feroces de cuanto representaba y hacía Estados Unidos, como si tuviesen esa obligación que ahora nadie quiere asumir para evitar tan dramáticas proyecciones.

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Ya no tengo edad para disculpar los modos y las formas de todo un presidente de Estados Unidos como Trump, pero discrepo de los mantras progresistas que le tratan de asesino y exculpan a los dirigentes africanos del subdesarrollo de su gente. Se ha creado una suerte de lobby de la miseria africana que abre dudas: ¿resuelve el problema o es parte de él, en tanto que cronifica una forma de paternalismo (guay, eso sí)? Porque el colonialismo también construyó escuelas y hospitales en África...

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