Israel sufrió una terrible masacre el 7 de octubre del 2023 con la incursión de centenares de militantes de Hamas en su territorio que causaron la muerte de 1.195 personas y el secuestro de otras 251. Fue una jornada muy triste y un tremendo golpe psicológico a la autoestima del país, que descubrió que su seguridad era frágil y su inteligencia militar no era tan eficaz como podía pensarse. Fue un acto condenable y despreciable.
Desde aquel día, Beniamin Netanyahu se conjuró para devolver la afrenta a sus enemigos árabes con la mayor dureza posible. Y a fe que lo está haciendo. La invasión de Gaza está siendo una atrocidad, tanto por el número de muertos diarios que dejan sus ataques como por las condiciones de hambruna a la que está sometiendo a la población civil. Y no parece que la guerra se vaya a detener. A su vez, en el Líbano ha eliminado a los principales cabecillas de Hizbulah y ha bombardeado las posiciones que tenían estas milicias.

Una vivienda de Teherán destrozada por los bombardeos de Israel
El tercer frente es Irán. Después de un ataque en octubre del 2024 que destrozó buena parte de las baterías antiaéreas iraníes, ha desencadenado en las últimas horas una ofensiva jamás vista contra instalaciones nucleares, fábricas de misiles y domicilios particulares de responsables militares iraníes. Una de las víctimas de estos ataques es el general Hosein Salami, jefe de la Guardia Revucionaria Islámica de Irán, que murió en un ataque contra el cuartel general donde residía. La acción, que se preparó durante meses, es una de estas operaciones de película de la inteligencia israelí, que instaló una base en territorio iraní para lanzar desde allí sus contundentes ataques. Con anterioridad, otros científicos nucleares iraníes ya habían sido eliminados en atentados selectivos.
Parece claro que Netanyahu no tiene ningún tipo de freno. La matanza de octubre del 2023 le ha dado patente de corso para intentar acabar con los que considera sus rivales. Y la Administración de Donald Trump es permisiva con él. El primer ministro israelí se aprovecha también de la división de los países árabes, algunos de los cuales desean la caída del régimen de los ayatolás. En el mundo descontrolado en que vivimos, nadie sabe hasta dónde llegará la venganza de Netanyahu.