Feijóo está ante una misión de vital importancia para España y para Europa. La tarea no es solo ganar a Sánchez. Es debilitar a Vox y ayudar a parar el crecimiento de la extrema derecha en Europa. Como el día a día de Feijóo está animado por una ruidosa jauría de medios y poderes fácticos cuyo denominador común es detestar a Sánchez, es fácil que al líder del PP se le despiste la meta. No tiene más que mirar a la frontera para verla: de los cinco grandes estados miembros de la Unión, ya hay dos –Italia y Polonia– en manos de la extrema derecha. El siguiente será España, a no ser que se adelante Francia, que va ahí de cabeza. Solo quedará Alemania, con la extrema derecha acechando al cuello.
Europa ahora mismo es un muerto viviente. En Bruselas sigue habiendo reuniones, cumbres, comités y sesiones parlamentarias. Pero es imposible avanzar en nada porque ni hay acuerdo en las cosas fundamentales ni hay voluntad política. En vez de estar centrados en el crecimiento, la innovación y el futuro, toda la energía política está puesta en los enormes desacuerdos frente a Putin, Trump, las guerras culturales medioambientales y la inmigración. Parar el tsunami de la extrema derecha es condición indispensable para que ese muerto viviente resucite.

El que tanto Sánchez como Feijóo estén alimentando a la extrema derecha es un desastre tanto para España como para Europa. Ambos lo hacen por pura táctica electoral: Sánchez porque sabe que la amenaza de Vox es su única baza, y Feijóo porque sabe que Vox es un aliado para que él pueda llegar al poder.
En el congreso del PP, Feijóo se comprometió simplemente a no dejar entrar a Vox en su gobierno y se quedó tan ancho. Efectivamente, tener un gobierno de España en manos de la extrema derecha sería terrible para el país y para Europa. Pero tener un gobierno condicionado por los votos de Vox sin tener a Vox en el gobierno es, sin duda, el peor –¡el peor!– de todos los escenarios posibles.
Le daría a la extrema derecha el mando de control sin ni siquiera tener el desgaste del poder. Podrían controlar y a la vez ir de víctimas para seguir creciendo. Pregunta: ¿por qué decidió Vox salirse de los gobiernos autonómicos del PP? Pues eso. La misión no es solo evitar que la extrema derecha llegue al gobierno, es evitar su subida, quitarles fuerza.
No solo hay que evitar que la extrema derecha llegue al gobierno, hay que evitar su subida, quitarles fuerza
Vox es hijo del PP. Muchos votantes de Vox se sentirían cómodos dentro de un PP que no tuviese complejos en definirse como lo que es: un partido conservador, de derechas.
Pero Feijóo no quiere definir así al PP porque cree que eso le permite conseguir votos de todos los flancos y lograr una mayoría absoluta sin necesidad de Vox. El efecto de su tibieza es exactamente el contrario: le ha dejado un enorme espacio a Vox para seguir creciendo. Las cifras de intención de voto a la extrema derecha son asustantes y siguen en aumento.
Vox no pesca solo del ala derecha del PP, sino también del descontento con la putrefacción del sistema (hasta votos del PSOE se les van directamente a ellos). Pero el PP sigue ahí atrincherado sin mover ficha. Feijóo no ha tocado el clientelismo, ni el nepotismo, ni los criterios subjetivos de la contratación pública, ni los aforamientos... Para muestra un botón: después de que en Valencia se descubriese trágicamente que –entre sus muchos cargos de carnet sin mérito ni capacidad– el PP nombró para emergencias a gente que no sabía nada de ello, el PP se ha limitado a decir en su congreso que “hay que repensar” los requisitos de entrada y salida de cargos y directivos públicos. ¡¿Pero qué tienen que “repensar” si ha habido hasta fallecimientos?!
Hay dos tendencias claras en intención de voto: el aumento de la abstención (gente harta del eterno péndulo de corrupción entre el PSOE y el PP) y la subida imparable de la extrema derecha. Parar esa subida es la misión más importante de Feijóo. Y no lo puede lograr disimulando el posicionamiento real del PP, ni con planteamientos fariseos sobre las medidas de higiene.
Poner freno a la extrema derecha en España y en Europa es factible. Feijóo todavía está a tiempo de hacerlo. Pero si no se ve capaz, también está a tiempo de dejar paso en su partido a quien pueda conseguirlo.