Buena música pero sin letra

Buena música pero sin letra
Director de La Vanguardia

Si es usted un español de profundas convicciones nacionales y es de esos que se consideran de bien, hoy leerá y escuchará en muchos medios afines que España se vuelve a romper por culpa de la nueva concesión de Pedro Sánchez a los independentistas catalanes. El acuerdo alcanzado ayer entre el Gobierno central y la Generalitat representa, según estas tesis, un nuevo Armagedón comparable al 1-O porque supondrá la asfixia de las cuentas del resto de autonomías para favorecer el nuevo “cupo” catalán.

El ministro Torres, el conseller Dalamau, la consellera Romero y otros miembros del Govern, en la comisión bilateral Estado-Generalitat celebrada este lunes en el Palau de la Generalitat

El ministro Torres, el conseller Dalmau, la consellera Romero y otros miembros del Govern, en la comisión bilateral Estado-Generalitat celebrada este lunes en el Palau de la Generalitat 

Efe

En cambio, si usted es un independentista catalán granítico,
un auténtico patriota, sabrá perfectamente que el acuerdo de ayer es papel mojado, es otro engaño urdido por los socialistas y que, en realidad, no cambiará nada y Catalunya seguirá siendo expoliada por los españoles.

El nivel de la política en España es este. Y no vaya a ser que la realidad nos estropee el titular o la estrategia que previamente alguien había pergeñado. Y nadie se bajará del burro. El mismo acuerdo tiene interpretaciones absolutamente dispares.

¿Qué creemos nosotros? Pues que es un avance significativo para que Catalunya pueda estar mejor financiada, empiece a asumir la recaudación de algunos impuestos y sienta las bases para ampliar la Agència Tributària de Catalunya (ATC). El problema es la falta de concreción. Queda todavía mucho que discutir y que aclarar para saber si a esta buena música se le pone una letra que componga una sinfonía completa. El contexto político es muy complejo y la voluntad del Gobierno de intentar cerrar un acuerdo extrapolable a las comunidades que lo deseen lo hace todo aún más difícil. El dinero no es infinito. La idea de “singularidad para todos” que apuntábamos aquí el sábado es la que hay. Catalunya tendrá un modelo propio, pero podría ser generalizado a otras autonomías.

El tetris que tiene que hacer la vicepresidenta María Jesús Montero es un reto colosal, y si, además, es candidata a la Junta de Andalucía, se entiende que ayer no pasara por Barcelona. Pero lo importante es lo acordado y la vía que abre para la negociación. El ruido de fondo que oiremos por los dos lados ya forma parte del paisaje.

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