El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, aterrizó ayer por la mañana en el aeropuerto de El Prat procedente de China. Lo hizo a las ocho y solo tres horas después tenía programado un acto en suelo catalán: la inauguración del nuevo carril para autobuses de entrada a Barcelona por la B-23, por la Diagonal. Se trata de unas obras que se iniciaron en el 2023. De hecho, el jefe del Ejecutivo catalán también apuró sus últimas horas antes de viajar a China, donde ha visitado durante ocho días, entre el 25 de julio y el 1 de agosto, cuatro ciudades: Pekín, Hefei, Wuhu y Shanghai. En el gigante asiático ha mantenido encuentros tanto con altos mandos del Partido Comunista como con el mundo económico y empresarial. Justo antes de partir hacia la capital china, mientras la comitiva de prensa y otros miembros de la delegación ya volaban, Illa acudió por la mañana al pleno del Parlament, donde se sometió a la última sesión de control antes del parón vacacional, y por la tarde a la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Girona.
Un president sin ‘jet lag’
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