El espíritu de Gràcia

Gràcia! La adoro. Voy a aprovechar que estos días celebra sus fiestas para recordar lo que hace de ella un barrio diferente. Para mí, extraordinario. De entrada, es un barrio que parece un pueblo. Y es que lo fue, hasta que en 1897 se integró en Barcelona. Y ahí sigue, en el centro de la gran ciudad, pero dándole la espalda.

Encerrado en sí mismo, con sus callecitas y, sobre todo, sus plazas. Pequeñas, con árboles y fuentes, terrazas y niños jugando (es curioso que haya tantos en Gràcia, siendo un barrio denso y céntrico)… Deliciosas plazas: la de la Virreina, con su iglesia neorrománica, de una piedra tan gastada que puede pasar por románica de verdad; la del Nord, tan familiar, con un área de juegos para niños, bajo pinos y acacias, y un edificio que es toda una institución: los Lluïsos (desde cuya cafetería, con oscuras sillas de madera y blancos veladores de mármol, escribo estas líneas); la de la Vila, que con su inmensa torre del reloj parece un cuadro de De Chirico…

Veïnes del barri de Gràcia durant els preparatius de la festa major

 

Maria Pratdesaba / ACN

Otra característica: su arquitectura. Muchos edificios modernistas, como los del Eixample, solo que más modestos. Fachadas rematadas por una línea sinuosa, relieves con motivos vegetales, galerías acristaladas, esgrafiados… pero todo pequeño, reducido. 

Otros edificios tienen eixides, con sus hileras de arcos, como si sus constructores, al llegar a la ciudad, hubieran reproducido las masías en las que se criaron. Y muchas veces, entre dos casas de cuatro o cinco plantas, hay una de una sola, cuyo techo –ingeniosa solución– sirve de patio a las de los lados.

¿Y qué decir de los nombres de sus calles y plazas? Son quizá, junto con los del Born y el Gòtic, los más bonitos de Barcelona. Or, Diamant, Perla, Topazi… Sol, Planeta, Diluvi… Torrent de l’Olla, Torrent d’en Vidalet… Llibertat, Progrés, Legalitat, Fraternitat, Virtut, Perill... Mariana Pineda, Milà i Fontanals, Revolució de Setembre de 1868, Dones del 36 (hitos catalanistas o de izquierdas, como ven)… Sèneca, Minerva, Venus –el escritor Pedro Zarraluki tuvo el bar Falstaff en la calle Venus, entre Llibertat y Perill–… 

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Nombres propios

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Y alguna denominación misteriosa: ¿quiénes serían Les Tres Senyores de la calle del mismo nombre? Internet nos lo aclara. En un momento dado de la urbanización de Gràcia, se abrieron cuatro calles nuevas. Los tres promotores las bautizaron con sus respectivos apellidos: Massens, Rabassa y Torrente Flores (de ahí Torrent de les Flors, que no tiene que ver, siento decepcionarles, con flores ni torrentes). La que les sobraba la aprovecharon para homenajear a sus señoras esposas, eso sí, del modo habitual tratándose de mujeres: tres por el precio de una y anónimas.

Ese espíritu de Gràcia: la vitalidad y variedad ideológicas, subsiste, lo impregna todo

Gràcia conserva huellas de esa enternecedora sociedad de finales del XIX y principios del XX en la que convivían católicos fervientes, socialistas científicos, masones, anarcosindicalistas, rosacruces. La España del espiritismo y la teosofía, de los casinos, centros fraternales, círculos mercantiles, ateneos libertarios. La de los Lluïsos, fundados en 1851 con el bonito nombre de Pía Unión de Jóvenes Devotos de San Luis Gonzaga, nada menos, para dar a los (no a las) jóvenes una ­formación cívico-espiritual que los alejara de izquierdistas, protestantes y demás ralea. Luego incorporaron ­deporte, teatro… y solo en 1969, y tras un acalorado debate, se avinieron a aceptar señoras.

Ese espíritu de Gràcia: la vitalidad y variedad ideológicas, subsiste, y se manifiesta, por ejemplo, en los letreros. Església Reformada Presbiteriana, Gimnàs Gastronòmic (qué será eso), floristería Rosistirem (no me digan que no es ingenioso), El Can amb Gràcia (estilisme caní), Centre Jove d’Atenció a les Sexualitats, Espai Conscient: entra i confia, El Refugi de les Mares… 

Es verdad que, a veces, las realizaciones no terminan de alcanzar la elevación de los proyectos, como en esa grandiosa Fundació Acció Planetària, en que debajo pone: “Admissions pacients clínica dental” y un número de teléfono. Aunque ¿por qué no?, si Dios está entre las cacerolas, como afirmó santa Teresa, ¿por qué la Acción Planetaria no podría empezar por empastar caries?...

En Gràcia, su peculiar espíritu, exaltado y voluntarista, lo impregna todo. Que disfruten ustedes de las fiestas.

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