“Retiro vacacional”

EL PATIO DIGITAL

Óscar Puente, ministro de Transportes y más aficionado a X de lo que quizás le convendría, estableció el marco en el que debía asentarse la polémica cuando comenzaron los incendios de este trágico verano. Puente echaba en cara a Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla-León, estar de vacaciones en las costas de Cádiz mientras empezaban los fuegos: “Éste (el de Tarifa) le pilla más cerca que los de CyL. Igual puede echarle una mano a Juanma (Moreno)”.

A veces el pegar primero es pegar dos veces se traduce en darte un martillazo en el dedo que te hubieras podido evitar si hubieras esperado a que otro se retratara antes. Porque aquí, con los incendios, como con la dana, como en lo demás, el marco que se busca es atribuir la responsabilidad del desastre al otro, partido político, se entiende. Y sacudirse de encima la propia.

Una casa calcinada por el fuego en Manzaneda, Ourense

Una casa calcinada por el fuego en Manzaneda, Ourense 

Efe

Pero volvamos al marco vacacional, porque a pesar de que al ministro socialista le cayó la del pulpo por su tuit, también desde medios afines, quizás nos hemos pasado, los populares vieron un filón y a medida que los incendios y la desesperación iban a más, a terriblemente más, empezaron a mirar quién seguía de descanso y claro, encontraron por ejemplo al presidente del Gobierno en Lanzarote.

Pedro Sánchez salió de La Mareta para visitar algunas de las zonas más afectadas por los incendios, Mañueco ya está en su tierra y los fuegos siguen quemando, menos, pero queman. El presidente del Gobierno ha pedido un pacto de Estado contra el cambio climático que, como mínimo y si nos lo tomamos en serio, llega siete años tarde, los que lleva el PSOE en el gobierno: el calentamiento global no ha llegado de golpe este verano.

Al marco 'vacacional'  de los políticos le falta el real; las aldeas quemadas, las cercadas por el fuego, las que se han salvado solo reviven en verano, cuando vuelven los emigrados, sus hijos, sus nietos

El presidente castellanoleonés no tiene pacto que sacar pero sí cartera y ya está preparando un paquete de ayudas para los damnificados, necesario, sí, pero lo hubiera sido más una gestión adecuada del territorio, actuar con mayor planificación y organización antes y durante el fuego. Nos queda el después, a ver si, por una vez, como siempre se dice en estos casos, aprendemos la lección. Pero no sucede.

Mientras, los populares desde su mayoría en el Senado piden la comparecencia de tres ministros por la gestión de los incendios. “Vamos a sacar a los ministros de su retiro vacacional”. 

Y una se da cuenta de que a este marco vacacional  de los políticos le falta el real. Las aldeas quemadas, las cercadas por el fuego, las que se han salvado no de milagro sino por la actuación arriesgada y desesperada de sus habitantes, solo reviven en verano, cuando vuelven los emigrados, sus hijos, sus nietos, por tradición, por lazos familiares, por afinidad, por necesidad, no están las cosas para invertir en hoteles cuando tienes la casa del pueblo.

Lee también

Me han robado (otra vez) en Barcelona

Isabel Gómez Melenchón
“Retiro vacacional”

Esta escribidora sabe bien de lo que habla porque cada año vuelve a la aldea gallega de la que salió una parte de la familia, hace ya tanto. Una aldea de piedra rodeada de bosques que ya ardieron, varias veces, pero que esta vez se han salvado, de momento. No queremos hablar de ello ni por teléfono, no atraigamos a la mala suerte. 

Una aldea, un bosque, un concello de los que no nos atrevemos a decir el nombre, pero que como todos los de la España vaciada se llena de gente en agosto con las vacaciones. Siempre ha sido así, por unos días parecen cobrar vida, y la cobran. Vienen los hijos y los nietos a visitar a los abuelos, en muchos casos jubilados que se instalan allí los meses de los calores porque hace más fresco que en la ciudad. De pronto, hasta hay niños. 

Lee también

El perdón de los pecados y la vida eterna

Isabel Gómez Melenchón
Pedro Sánchez

Pero no nos engañemos, se trata de un  “retiro vacacional”. Cuando toque volver a trabajar el pueblo volverá a sus apenas cincuenta, veinte, incluso media docena de habitantes. Hay muchos así en Castilla, León, Galicia, en un interior que a la manera de La historia interminable de Michael Ende se va convirtiendo en una gris Nada, una Nada expansiva y glotona que devora lo que le vamos dejando. 

Una Nada que amenaza hasta estos tan poco ostentosos y sin embargo tan amados “retiros vacacionales”, que nos conectan con lo que hemos sido, con un mundo rural que hemos preferido ignorar, y aún más lo haremos. ¿Quién va a querer vacacionar rodeado de tierras negras y humeantes? 

Muchos de los habitantes, mayores, muy mayores, de las miles de hectáreas quemadas no vivirán lo suficiente para volver a ver los bosques verdes. Se quema el futuro, pero también el pasado.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...