Suelo pegajoso

Se imagina estar sobre una superficie con pegamento que le impidiera moverse? Eso es exactamente lo que le ocurre a una gran mayoría de mujeres, y más si tienen algún tipo de discapacidad o son migrantes. La metáfora suelo pegajoso pretende explicar esas barreras invisibles que impiden a muchas salir de los niveles laborales más bajos. Niveles que conllevan empleos mal remunerados, poco valorados, con mayor índice de rotación laboral y de temporalidad y que se concentran en ocupaciones vinculadas a tareas de limpieza, cuidados, atenciones personales…

La primera barrera invisible es la sobrecarga de responsabilidades domésticas y de cuidados. Por poner un ejemplo, Elsevier (editorial de contenido científico) comparó los envíos de manuscritos entre el 2018 y el 2020 (covid) y vio que se produjo un fuerte aumento de los escritos por hombres (40%), mientras que el de ellas fue menor (10 %). También se les preguntó dónde escribieron los manuscritos. Las respuestas fueron: en el despacho (ellos) y en la cocina o donde estuvieran los críos (ellas). Vinculada a esta primera barrera está la falta de redes de apoyo o servicios públicos adecuados todavía y pese a las mejoras de los gobiernos progresistas.

Una de las empleadas para la limpieza del Hospital de Mataró

 

Fede Cedó

Otra barrera son las escasas oportunidades de formación, tal vez por la falta de tiempo debido a esa doble jornada, por la falta de dispositivos, conectividad y habilidades digitales básicas, por la dificultad para asistir a clase a causa de las jornadas partidas o por unos programas pensados desde los estereotipos de género. Pongamos como ejemplo las cárceles. Los hombres reciben en ellas una formación que les permitirá incorporarse a la vida laboral con posibilidades de prosperar: electricidad, construcción, hostelería, informática… En cambio, los cursos que se ofrecen a las mujeres son peluquería, corte y confección o encaje de bolillos. La formación que reciben las mujeres –sin posibilidades de inventarse un grado universitario como Noelia Núñez– las manda, pues, de una patada a la base de la pirámide laboral. O directamente a casa, suponiendo que la tengan y puedan dedicar “su energía femenina a cuidar, nutrir y limpiar el hogar”, como recomendaba no hace mucho un futbolista, lo que no resulta nada empoderante, ni estimulante, ni garante de autonomía.

Y aún queda otra barrera, la falta de oportunidades de promoción. Si un hombre entra a trabajar en la construcción sin una cualificación específica, es un peón y se le asignan tareas básicas. Pero, con el tiempo y el aprendizaje pertinente, puede promocionarse: oficial de tercera, de segunda, de primera, capataz y jefe de obra. En el caso de una mujer, que, por ejemplo, entre a trabajar en el servicio de atención domiciliaria, como limpiadora, monitora de comedor, cajera… va a pasar el resto de su vida en ese mismo puesto. Es decir, que la existencia de un escalafón determina la posibilidad de escapar del suelo pegajoso.

Es preciso hacer formación con perspectiva de género y la incorporación de mujeres a la creación de tecnología

Si a todo ello le sumamos el hecho de que la inteligencia artificial eliminará muchos empleos, mayormente en el tercer sector, donde las mujeres representan más de la mitad de quienes trabajan en él y, además, ocupan los puestos menos cualificados, estamos frente a un problema social de gran calibre. Según un informe de mayo del 2025 de la OIT (Generative AI and jobs ), las mujeres tienen tres veces más probabilidades de perder su trabajo debido a la IA. Según un informe de abril del 2023 del Kenan Institute of Pri­vate Enterprise (Will ge­nerative AI disproportio­nately affect the jobs of women? ), casi el 80% del empleo de mujeres está expuesto a la automatización a través de la IA generativa. Así, muchas mujeres van a perder su empleo en un futuro inmediato.

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Gemma Lienas
A Palestinian woman looks on holding a child at the site surrounding an evacuated UNRWA clinic where displaced people were taking shelter, following an overnight Israeli strike, in Gaza City August 6, 2025. REUTERS/Dawoud Abu Alkas TPX IMAGES OF THE DAY

Necesitamos, pues, políticas públicas que puedan remediar esa catástrofe antes de que tenga lugar. Y no estoy hablando de políticas sociales, como el incremento del salario mínimo interprofesional, que benefició a las mujeres por la simple razón de que ocupan mayoritariamente los empleos peor pagados. Estoy hablando de políticas feministas que saquen a las mujeres de ese suelo pegajoso: formación con perspectiva de género, programas públicos de capacitación digital accesibles, incorporación de mujeres a la creación de tecnología…

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