Hoy se nos acumulan sobre la mesa de la redacción tres grandes temas sobre el largo conflicto entre Israel y Palestina que marcan nuestra agenda periodística. El más importante es el plan de paz propuesto por Donald Trump y que en las últimas horas empieza a tomar forma por la decisión de Hamas de aceptarlo con condiciones y por la decisión del Gobierno de Beniamin Netanyahu de cesar los bombardeos contra la población palestina. Nada está ganado aún, pero el paso en la buena dirección es evidente, y no podemos hacer otra cosa que felicitarnos.
En coincidencia con este momento histórico, se están produciendo manifestaciones en diversas capitales europeas en contra del genocidio que se produce en Gaza a partir de la chispa que ha supuesto la detención de los miembros de la flotilla que iban a entregar alimentos y medicamentos a los palestinos. La respuesta ciudadana es inequívoca, como demuestra la manifestación de Barcelona que reunió a más de 70.000 personas.
Manifestación por Palestina en Barcelona
Y estos dos trascendentes hechos se producen justo cuando se van a celebrar esta próxima semana dos años de la matanza perpetrada en suelo israelí por el grupo terrorista Hamas. Por muy dolorosa y cruel que haya podido ser la respuesta dada por Netanyahu, no puede caer en el olvido aquella tragedia de la que hoy informa Ofer Laszewicki desde la zona cero de la masacre con los testimonios de algunos de los supervivientes.
Dolor en Israel, protestas en Europa y esperanza en el mundo. Este podría ser un buen resumen de la foto sobre este eterno conflicto. Ayer, todo un ex primer ministro israelí, Ehud Olmert, coincidió con el activista palestino Samer Abdelrazzak en un debate organizado en el Foro La Toja. Fueron emocionantes su abrazo y el aplauso con el que fue respondido por la audiencia. Olmert aseguró que la paz está “mucho más cerca de lo que se cree”, y Abdelrazzak dijo que había que llegar al corazón de los israelíes ya que se había demostrado que la presión internacional no ha servido de nada. Se han vuelto más duros. Los próximos días van a ser decisivos. Si se repasa la historia, es difícil ser optimista, pero no hay otra vía que apostar por la paz, sin olvidar las atrocidades cometidas.