Hablamos sin descanso de lo que está ocurriendo entre Israel y Gaza, pero siempre quedan en la sombra dos factores esenciales: los acuerdos de Abraham, que podían cambiar el destino de Oriente, y la atonía de los países árabes ante la tragedia de sus hermanos de Palestina.

Los acuerdos de Abraham, con tutela norteamericana, pretendían normalizar las relaciones entre los riquísimos estados árabes del Golfo y la potencia militar y tecnocientífica de Israel. Los Emiratos ya lo habían firmado, y se esperaba la adhesión de los saudíes. Contaba con el acuerdo de Egipto y del emergente imperio turco (de estrechos vínculos con Qatar). Se creaba un eje económico, tecnológico y militar con posibilidades de alterar el mapa geopolítico del globo. Un eje que podía contener a Irán, frenar la expansión rusa, bloquear el avance chino y crear una plataforma de innovación capaz de acomplejar a la desnortada Europa. Solo había dos interesados en el fracaso de estos acuerdos entre las élites árabes e Israel: Irán y los palestinos.
Hamas, con su sanguinario atentado, se cargó esos acuerdos. Provocando la reacción histérica de Israel (suicida: Israel ha quemado en dos años la reputación de los judíos perseguidos hasta el Holocausto), Hamas sabía que las élites árabes no podrían desdeñar a la opinión pública de sus países, si, como era previsible, Netanyahu desplegaba reactivamente el ejército en Gaza.
La masacre de los árabes de Palestina ha sido ejecutada por un Israel inclemente, pero fue buscada por los militares de Hamas, que han usado a su gente como escudos humanos; más aún: como víctimas propiciatorias de una causa teológico-nacional. Las élites árabes que prescindían de los palestinos para pactar con Israel han tenido que retroceder empujadas por una dolorida opinión pública árabe, muy sensible al sufrimiento de los hermanos de Palestina.
¿Por qué mientras Israel masacra Gaza, los árabes no envían siquiera una flotilla?
¿Tan sensible, realmente? El dolor de los palestinos ha frenado el pacto de Abraham. Pero suscita una hermandad fría. Sorprende, en efecto, la pasividad de los hermanos árabes, empezando por los palestinos de ciudadanía israelí. Son un 20% de la población y tienen representación en la Kneset. No son, ciertamente, ciudadanos de primera, pero viven mejor que los palestinos de Cisjordania y Gaza, pues no han querido arriesgar su estatus, no han movido un pelo por sus hermanos masacrados. Aunque Israel es (o era) una democracia, los ciudadanos israelíes árabes habrían tenido problemas si hubieran manifestado solidaridad con los masacrados. Ahora bien: la tragedia de los hermanos exigía cierto sacrificio. No lo han hecho.
Tampoco los vecinos árabes de Egipto o Jordania han hecho nada por sus hermanos masacrados. En Jordania existen más de seis millones de ciudadanos de origen palestino. En ocasiones, la conflictividad entre jordanos y palestinos (en el imperio otomano tenían la misma identidad) ha sido altísima: septiembre negro, 1970. Jordania pactó con Israel en 1994. Ni los jordanos ni los palestinos de Jordania se han arriesgado por sus hermanos masacrados estos días en Gaza.
Algo parecido ocurre con Egipto. Los famosos túneles de Gaza, donde tantos soldados de Israel encuentran estos días su infierno particular (Israel pagará un alto precio interno por esa masacre), llevan clandestinamente a Egipto. Existe el paso fronterizo de Rafah, solo abierto por razones de tipo humanitario (heridos). Ahora bien, si los muros de Trump a la inmigración causan escándalo, el muro que cierra herméticamente desde el 2009 la frontera entre Egipto y Gaza nunca ha escandalizado a nadie. Amurallando su frontera, Egipto priorizaba la propia seguridad. En el 2025, este muro se ha mantenido alzado para impermeabilizar a Egipto de la tragedia de los hermanos árabes de la franja. Es como si, en 1939, Francia hubiera cerrado con un muro el paso a los republicanos españoles que huían de las tropas de Franco.
La hermandad de los árabes con los palestinos es un doble misterio. Primero: si son hermanos, ¿por qué los países inmensamente ricos del Golfo no los rescatan? ¿Por qué no los acogen? ¿Por qué cuando aceptan a refugiados no los integran? ¿Por qué mientras Israel masacra a sus hermanos no envían siquiera una flotilla? Segundo: ¿por qué la sensibilidad occidental es tan severa con Israel y tan concesiva con el mundo árabe?