De 'chemtrails' y gafas amarillas

El patio digital

Siempre dicen que hay que leer mucho. Y es verdad. Pero cuidado, también es importante acertar lo que se lee. Pasarse la vida leyendo los textos equivocados puede tener consecuencias nefastas. Si las lecturas se limitan a todo tipo de chamanes, ilumiandos y charlatanes, entonces lo mejor es dedicar los fines de semana al bricolaje o a salir en bici con los colegas. Algunos dirán que no, hombre, que no, que hay que respetar todas las opiniones y que todas las elecciones son igual de buenas. Pues no: hay ideas mejores que otras, en el sentido que algunas tienen fundamento y otras son simples ocurrencias estrafalarias. Y ponerlas al mismo nivel es, simple y llanamente, peligroso. ¿Saben quién leía mucho? Exacto.

El correctivo a Llorente fue memorable: “Majara de época”, “cabra histórica” o montajes con sombrero de papel de aluminio

Se desconoce si Marcos Llorente, futbolista del Atlético de Madrid y de la selección española de 30 años, lee mucho o poco. Lo que si se sabe es que tiene muchas ideas, como mínimo extravagantes, sobre su cuidado personal y sobre lo que ocurre en nuestros cielos. Sus declaraciones dominaron férreamente la conversación extuitera la semana pasada, aprovechando que el parón de selecciones brinda la posibilidad de sacar titulares a los jugadores, al contrario de lo que ocurre en las fases de rutina liguera. 

El caso es que Llorente habló con los medios y contó sus poco convencionales hábitos. A saber, dieta paleo, pasear sin camiseta a 0 grados, comidas con luz natural, gafas de sol amarillas en interiores, encender luz roja por la noche y tomar el sol sin protección. Además también se abonó a la teoría conspirativa de los chemtrails, las estelas que dejan los aviones en el cielo, y que no son otra cosa que condensación de vapor de agua. No dijo explícitamente que “nos fumigan” con químicos, pero subrayó que cuando mira al cielo, no le parece “normal” y que “alguien lo debería explicar”. Ya lo han explicado, Marcos. Pero como decía Diego Soto (@DSotoOrtiz), “hay que estar loco para creer que todo lo que nos dicen es verdad, pero hay que estar mucho más loco aún para creer que todo lo que nos dicen es mentira”.

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El centrocampista del Atlético de Madrid, Marcos Llorente, durante una rueda de prensa 

Juanjo Martín / Efe

“Majara de época”, “cabra histórica” o imágenes del protagonista con un sombrero de papel de aluminio. El correctivo que se ha llevado el futbolista estos días en las redes fue memorable. Destacó la cuenta parodia del inventado Instituto Nacional Español de Geoingeniería (@INEGI_chemtrail), que incluso le entregó un premio “al mejor divulgador”. Un porcentaje alto de comentarios simplemente se dedicaba a ridiculizar la ridiculez, aunque también hubo momentos de reflexión lucida. Y, como la guerra cultural se libra incluso cuando estás del lado de la estupidez, también hubo una minoría que tímidamente sacó la patita para defender al susodicho. El único argumento era que Llorente está en forma y que, por eso tiene razón. Falacia post hoc ergo propter hoc de manual.

Coincidieron las palabras de Llorente con los Nobel y muchos, como crítica al de la Paz para la opositora venezolana María Corina Machado, apoyaron irónicamente la candidatura del jugador al de Física o al de Medicina. Sin ir más lejos, Rufián. Otros reivindicaron al compañero de selección Borja Iglesias, siempre próximo a posiciones de izquierda y que volvió a apoyar la causa palestina. “Me parece increíble que se estén criticando más las declaraciones de Borja Iglesias que las del tarado de Marcos Llorente”, apuntaba un usuario. Ya en fin de semana, algunos aprovecharon el día de la Hispanidad para burlarse del jugador atlético a partir de las estelas que dejan los aviones de combate durante el desfile de cada año. ¿Nos fumigaron en rojo y gualda?

Los más despiertos, sin embargo, huyeron de la simple mofa y apuntaron a causas de fondo y a nuestro papel como medios. Porque no todo es responsabilidad de las redes. “¿Alguien le ha preguntado a Marcos Llorente qué opina de la cirugía robótica emergente y cómo ha transformado el campo de la oncología? Puestos a preguntarle por cosas de las que no tiene ni p. idea...”, señala @SiberetSiberet. Es interesante: por un lado, no queremos que el futbolista se meta en política porque “no hay que mezclar...”, pero, por el otro, cuando intuimos que es carne de viral, entonces sí nos interesa su opinión y ya se ha ganado una inusitada autoridad.

Lo expresaba así el escritor Alberto García-Salido (@Nopanaden):  “Os voy a decir un secreto: a Marcos Llorente le da igual lo que argumentéis. No cambiará de opinión. Hay negocio, hace dinero. (...) Y los medios de comunicación que le preguntan o le entrevistan, a su vez, lo utilizan para obtener visibilidad. Es un juego”. Pues, si tiene razón, flaco favor nos hace alimentar ese círculo. ¿Se trataba de informar o de desinformar? En X lo saben bien: es el lugar en el que conviven, como iguales, los argumentos fundamentados con todo tipo de patochadas. Y es ahí donde conspiranoicos y ultras se mueven con soltura. Despues no nos quejemos de que la gente no lee. O lee mal.

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