Sánchez sale indemne del Senado

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, compareció ayer durante cinco horas ante la Comisión del Senado que investiga operaciones del Ejecutivo con la intermediación de Koldo García, y también de la trama de la Operación Delorme. Dicha comisión fue creada a iniciativa del PP, que dispone de mayoría absoluta en la Cámara Alta, donde ocupa 145 escaños de un total de 266. Desde que echó a andar, a inicios de la primavera del 2024, la comisión ha celebrado ya alrededor de 90 sesiones. Pero la de ayer se aguardaba con singular expectación, porque no cada día se sienta ante ella y se somete a su interrogatorio un presidente del Gobierno, y porque los populares esperaban obtener en sede parlamentaria revelaciones comprometedoras para Sánchez o, al menos, forzarle a asumir que sabía de la trama o hacerle incurrir en contradicciones.

Atendiendo a estas expectativas, y visto el desarrollo de la sesión, cabría decir que Sánchez resistió el envite, del que salió con apenas unos rasguños, y que por el contrario, el PP no alcanzó su objetivo. La posibilidad de vincular de un modo u otro a Sánchez con los tejemanejes de la trama en la que habrían participado Koldo, hombre para todo de José Luis Ábalos, así como éste y su sucesor en la secretaría de organización del PSOE, Santos Cerdán, era golosa. Pero, al acabar la sesión, el presidente del Gobierno no había hecho más concesiones que reconocer su responsabilidad política en los nombramientos de Ábalos y Cerdán, y admitir que habría recibido pagos en efectivo del partido, para liquidar gastos sufragados previamente de su bolsillo, todos ellos “perfectamente trazados y contabilizados” y por cantidades nunca superiores a los mil euros. Al abrirse la sesión, Sánchez había asegurado ya que “el PSOE tiene una financiación absolutamente limpia”.

Como era de prever, dado al enrarecido clima político del Congreso, donde los choques entre el PSOE y el PP son constantes y de alta intensidad, la comisión de ayer fue también muy bronca. Y es preciso añadir que, si bien intervinieron la mayoría de los partidos con representación parlamentaria, fueron los dos mayoritarios los que tuvieron mayor cuota de responsabilidad en ello.

Los ataques de la oposición conservadora no hicieron mella en el presidente

El PP la tuvo porque planteó la sesión como si fuera un interrogatorio a Sánchez dirigido por un fiscal muy impaciente. A Sánchez se le hicieron preguntas no solo relativas a la materia de investigación, sino también a los distintos frentes por los que el PP suele lanzar ofensivas contra el presidente: las actividades de su esposa, las saunas de su suegro, sus supuestas relaciones con el empresario investigado Aldama, su conocimiento de la vida licenciosa de Ábalos, etc. También porque las planteó sin matices, exigiendo respuestas de sí o no, y con carácter de apremio, enlazándolas a gran velocidad, casi sin dar tiempo a Sánchez para que las respondiera.

El PSOE tuvo también su cuota de responsabilidad porque el presidente, muy seguro ya al iniciarse la sesión, llegó a comportarse con cierta suficiencia y a recurrir al sarcasmo. Trató además de perder tiempo con respuestas dilatadas, y dejó sin contestar preguntas muy concretas, como las que formuló UPN. Para él, la comisión de ayer, más que de investigación, era de difamación, y también un circo. Esta última definición le valió la censura del presidente de la comisión, perteneciente al PP. Puede entenderse que Sánchez esté ya harto de ser acusado por la oposición de todo tipo de fechorías, pero no por ello debe olvidarse de la cortesía y la contención.

El hecho de que los conservadores no puedan calificar la sesión de ayer como exitosa obedece al menos a dos causas. Por una parte, el carácter reiterado de su ataque, al que asistimos muy a menudo en el Congreso, desde hace meses, sin que por ahora haya dado el fruto anhelado. Por otra parte, el PP acumula en su historial reciente episodios poco o nada edificantes, que fueron recordados ayer por Sánchez en el Senado. Obviamente, lanza mejor una piedra, o de modo más convincente, quien está libre de culpa que quien ha cometido errores capaces de avergonzarle.

PP y PSOE se abonaron a un intercambio de pullas que determinó el tono bronco de la sesión

Es prerrogativa del Senado, según recoge el artículo 76 de la Constitución, la creación de comisiones para investigar sobre cualquier asunto de interés público. El abordado ayer era sin duda de interés. Pero también es verdad que desde hace meses hay abierta una investigación judicial al respecto, y que el modo en que el PP planteó la comisión, escudándose en una cámara que domina, no fue quizás el más acertado.

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