A Miriam Nogueras no le cuesta mucho esfuerzo ponerse arrogante y desagradable si de lo que se trata es de convencer a la opinión pública de que esta vez va en serio y Junts ha roto con el PSOE. Si para ello ha de insultar a Pedro Sánchez llamándole “hipócrita y cínico”, como hizo ayer en el pleno, lo hace y santas pascuas. Del tenso y enconado debate de ayer, más allá de las habituales pullas entre el presidente y Alberto Núñez Feijóo, lo que quedó más claro es que las relaciones entre el PSOE y Junts pasan por su peor momento, y ello tiene una importancia capital porque el Gobierno necesita a todos sus socios para sacar adelante las votaciones en el Congreso. La respuesta de Sánchez fue comedida y siguió ofreciendo su mano tendida a Junts para volver a la negociación, aunque quiso poner de relieve que sus votos son igual de necesarios que los del resto de grupos que apoyaron la investidura y que no han roto el diálogo con el PSOE.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados
En Junts existe la sensación de que el Gobierno no los toma en serio e interpretan el discurso conciliador y favorable a la negociación que lanza Sánchez como un menosprecio a su actitud. Así se explica la rueda de prensa de Junts de hace unos días donde Nogueras se distanció aún más del Ejecutivo respecto a la doctrina que fijó Carles Puigdemont en Perpiñán. Los de Junts creen que Sánchez debería haber correspondido a este anuncio de ruptura con una declaración solemne explicando en qué posición quedaba la legislatura. Sin
embargo, el presidente ha optado por poner sordina al gesto de Junts y trabajar para avanzar en los desacuerdos que los separan. En la ruptura de Junts ha influido también la sospecha de que las investigaciones judiciales en marcha pueden provocar un adelanto electoral en España y Puigdemont quería distanciarse del PSOE en una hipotética campaña. De hecho, el líder independentista ya ha dado órdenes de que se empiece a preparar el comité electoral por si acaso.
Los socialistas no prevén elecciones. Cuando sufrieron la crisis de junio, su objetivo fue llegar vivos a septiembre. Y hoy se sienten mucho mejor. Ahora creen que en el 2026 habrá noticias muy buenas para Junts y, de rebote, para la continuidad de la legislatura. Y este tiempo que gana Sánchez desespera a la oposición (no solo la política).