La frustración económica española

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La frustración económica española
News Correspondent

Desde medios oficiales se alardea de que la economía española es la que más crece de Europa. Pero la explicación más sencilla es que es también la economía de Europa que más decayó desde la crisis inmobiliaria y bancaria de 2009. El crecimiento actual es una recuperación de la enorme pérdida anterior. La renta media anual por persona en 2008, la más alta en la historia de España, no se ha vuelto a alcanzar en poder adquisitivo hasta hace un par de años, pero la renta actual está aún más por debajo de la media europea de lo que estaba hace diecisiete años. 

Este ha sido el sino de la economía española moderna: cuando ha estado cerrada al exterior, ha habido estancamiento o incluso recesión; cuando ha estado abierta, el rendimiento español depende sobre todo de los europeos: se contagian o incluso se agrandan tanto la expansión como la recesión recibidas desde afuera.

Así, los treinta años centrales del siglo XX fueron de aislamiento, hambre y miseria. Cuando la peseta se conectó con el dólar y, a través de él, a las demás monedas, se permitieron las importaciones, las inversiones extranjeras, las remesas de trabajadores emigrados y la llegada de turistas; durante casi quince años, hubo un notable crecimiento económico. 

FOTO ALEX GARCIA TURISTAS EN EL CENTRO DE BARCELONA DURANTE EL OTOÑO 2024/11/07

 

Àlex Garcia

La crisis internacional del petróleo en los años setenta hundió la economía española y emplazó la transición a la democracia en un escenario con muchas huelgas por motivos económicos que fácilmente se politizaban y un clima general de frustración y malestar social.

Lo mejor que nos ha pasado a los españoles en varios siglos fue la incorporación a la Comunidad Europea en 1986. En los siguientes veintidós años se vivió el periodo más largo de crecimiento económico que ha habido nunca, especialmente acelerado tras la creación del euro; la renta por persona en poder adquisitivo se multiplicó por siete, algo nunca visto. 

Pero el periodo más reciente de recesión ha dejada extraviada a una generación. Dos tercios de los jóvenes que tienen ahora entre 18 y 34 años viven con sus padres, y la media de emancipación está por encima de la treintena; cunden el mal rendimiento escolar, el desempleo, la precariedad, los bajos salarios, las drogas y la preferencia política por Vox.

En España solo trabaja un 45% de la población (incluyendo el sector público), una tasa inferior a las de los otros cuatro grandes países de Europa, la cual sostiene a una mayoría compuesta por niños, estudiantes, amas de casa, parados, discapacitados y jubilados.

Como siempre y más que nunca, la recuperación actualmente en curso viene del exterior: la Unión Europea, los inmigrantes y los turistas.

Como siempre, la recuperación en curso viene del exterior: Unión Europea, inmigrantes y turistas

Además de participar en los fondos regionales y de cohesión, la UE ya vino al rescate tras la crisis de 2009 porque, como se decía de algunos bancos en crisis, Spain is too big to fail. Europa no se puede permitir que España se hunda porque es demasiado grande e interdependiente, y los efectos restrictivos sobre otros países serían demasiado perturbadores. Así, en 2012, la troika compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional asignó a España 122.000 millones de euros. Pero se decidió no darlos directamente a los bancos y cajas en peligro de quiebra, sino al Estado; en gran parte por falta de proyectos serios y gestión competente, solo se desembolsó un tercio, 41.000 millones, que salvaron una docena de cajas y bancos y se convirtieron en deuda que pagar por los contribuyentes.

España tiene poco más del 10% de la población de la UE, pero, para el periodo 2021-2026 se le ha adjudicado un 20% del total de las ayudas europeas a la Recuperación y la Resiliencia: 163.000 millones de euros, de los cuales aproximadamente la mitad en donaciones y la mitad en préstamos que devolver. Esta vez la Comisión Europea pone condiciones más severas: hay que presentar proyectos de gasto e inversión a favor de la economía medioambiental y digital, la estabilidad laboral, la viabilidad de las pensiones y la eficiencia de las empresas. Hasta ahora se ha desembolsado menos de la mitad, 71.000 millones, casi todo donaciones. 

La comparación más pertinente es con Italia, que tiene una población mayor que España y a la que se ha asignado una ayuda similar que ya ha sido desembolsada en su totalidad, con dos tercios en préstamos y solo un tercio en donaciones.

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La segunda fuente exterior de recuperación es la llegada de 2,1 millones de inmigrantes desde el 2019, que ha compensado la disminución de casi un millón de españoles en edad de trabajar generada por una natalidad en descenso y una población envejecida. En el 2024, el 88% de los nuevos empleos fueron ocupados por extranjeros. Actualmente viven en España casi 40 millones de nativos y casi 10 millones de inmigrantes.

Finalmente, España es uno de los dos únicos países del mundo, junto con Grecia, en que el número de turistas anuales es el doble que el número de habitantes, y el primero en el planeta en ingresos por turismo. Las contrapartidas negativas son bien conocidas, tanto para el alquiler como para el crimen callejero y la incomodidad ciudadana. Las pistolas de agua en la Rambla fue una de las poquísimas noticias con foto sobre España que se han publicado en The Washington Post en muchos años (además de los porrazos a los votantes en el referéndum indepe y los destrozos de la dana en Valencia). Ya se pueden imaginar.

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