La familia en Navidad

Parece que se desmorona, pero aún persiste: la familia. Quién sabe si con las tendencias actuales volveremos a ver cifras de familias numerosas. Blancas y católicas, naturalmente. Se acercan las festividades y la familia nos espera al final del corredor, como Pennywise. Tal vez anticipabas su desmantelamiento, pero la realidad es que has sido tú quien ha sido derribado. Cada uno con su propia historia, pero el recorrido navideño que va desde ser un niño ilusionado, un adolescente rebelde, un joven resacoso, un adulto cínico, un divorciado desorientado hasta convertirse en el conductor de tu madre viuda es desolador.

Navidad en familia

 

Getty Images

Te guste o no, los problemas familiares ya se manifiestan antes de las festividades. Peticiones, horarios, invitados trayendo sus propias sillas, tallas de ropa, comidas, cenas en mesas que parecen haber encogido, ya que no es tan sencillo manejar el apoyo de tu brazo izquierdo, ensartar la anchoa con destreza sin tumbar la sopera con el codo derecho. Los asientos en esa mesa no se asignan al azar. Al madurar, tu lugar se sitúa más cerca de la cocina y junto a tu madre viuda, lo que provoca que el complejo de Edipo que pensabas haber superado resurja con la comida casera y te sientas, según el caso, o bien como el novio cubano de Sara Montiel o como el hermano de la serie Me llamo Earl. Nada serio si tienes la fortuna de no contar en tu familia con un ser casi humano que desea cambiar de vehículo, votar a la extrema derecha o vender a Lamine Yamal.

Las debilidades de tu linaje se manifiestan ahora, con las celebraciones próximas.

La familia se asemeja a haber nacido en prisión o en un zoológico. Uno carece de identidad fuera de ese entorno y se siente excesivo dentro. Sin embargo, la posibilidad de escapar no es una opción, sino una obligación, dependiendo de con quién compartas celda. La variedad de asuntos a tratar es alarmante: Sánchez, Trump, Negreira, Miguel Tellado, Orriols, el premio Planeta, Venezuela, Vox, la creencia en la Tierra plana, Xabi Alonso, la condición de autónomo, Errejón o la caza de mil jabalíes.

Lee también

La claque

Carlos Zanón
Pedro Sanchez en la Comisión Koldo en el Senado Alejo Miranda de Larra

Por consiguiente, sería apropiado remitir con antelación a la familia un fragmento de la ya renombrada misiva de vísperas de Navidad de Johanna, la atribulada progenitora del pensador Arthur Schopenhauer, dirigida a su descendiente, donde manifestaba que “podrás quedarte a cenar conmigo siempre que dejes ese enojoso gusto tuyo por la disputa que tanto me crispa, lo mismo que esas lamentaciones sobre el necio mundo y la miseria humana que siempre me hacen pasar mala noche y tener sueños desagradables, que ya sabes que a mí me gusta dormir bien”. La postura de Johanna Schopenhauer es la clave.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...