Debería ser una constante

Enterado de la muerte de José Mujica, expresidente de Uruguay, y sumándome a las notorias muestras de pésame, me resulta sorprendente que sea noticia lo que tendría que ser una constante. Me explico. Muchos resaltamos que ha muerto un demócrata de verdad, un socialista de hechos y convicciones, y no solo de palabra. Un político que renunció a la ostentación, a perpetuarse en el poder y que no sucumbió a las tentaciones económicas que el cargo suele llevar incluidas.

Suscribo todas estas afirmaciones, pero es triste que los valores de Mujica sean una excepción dentro del mundo de la política y no la norma.

Lluís Vinent Sintes

Sant Climent

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