* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
La intensa tromba de agua del sábado 12 de julio ha dejado varios efectos visibles en el área metropolitana, pero ninguno tan gráfico como el que se observa en esta fotografía para Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia captada desde Vallvidrera: una gran mancha marrón-rojiza se extiende por la costa resultado del agua cargada de sedimentos que el río Llobregat ha descargado con entusiasmo en la costa.
Lo curioso es el evidente cambio de color del litoral, pero la escena que inmortaliza la fotografía —compartida desde esa privilegiada atalaya— combina dos elementos que aportan cierto dinamismo: un avión de pasajeros sigue una trayectoria que parece dirigirlo directamente hacia un transatlántico que avanza, imperturbable, en paralelo a la costa.
La imagen condensa en un solo fotograma dos fenómenos barceloneses recurrentes: las consecuencias de una infraestructura hidráulica al límite cuando llueve de verdad, y la vieja (y nunca resuelta) disputa visual entre el aeropuerto de El Prat y el Puerto de Barcelona. En este caso, el avión parece intentar alcanzar al barco. Pero a juzgar por la distancia, no lo consigue. Como siempre.
Mientras tanto, la mancha rojiza en el mar puede interpretarse como una agresión medioambiental o simple arrastre natural de tierra. Es la confirmación de que el Llobregat, cuando quiere, recuerda que aún tiene voz propia. Aunque esa voz venga teñida de barro.
La costa marrón de Barcelona.
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