* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
La estación ferroviaria de Arguisuelas se alza en la Serranía Baja de Cuenca como un mudo testigo del ambicioso proyecto ferroviario que unió Madrid con Valencia a través de la Línea 310.
Inaugurada por tramos hasta su finalización en 1947, esta estación fue un punto neurálgico para el tránsito de mercancías (como el caolín de la zona) y pasajeros, viendo pasar desde modestos trenes de Media Distancia hasta los prestigiosos TER y TALGO.
Hoy, sin embargo, su silueta imponente cuenta una historia diferente: la del abandono que se hizo definitivo con la clausura de sus servicios a principios de 2021.
La narrativa visual, que vemos en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia, comienza con el protagonista principal:

Posición estratégica
Estación asentada en una loma
El edificio de viajeros, con su característica arquitectura de piedra de varias plantas y su torreón lateral, se muestra en toda su magnificencia desolada. Se asienta en una loma, dominando el paisaje de la serranía y sugiriendo la importancia que tuvo.

Estación de estructura noble
Deterioro y grafitis
Una vista más amplia desde la vía reitera la estructura noble de la estación de Arguisuelas. A pesar de los grafitis y el deterioro visible, su diseño original con arcos ciegos y piedra vista resiste el paso del tiempo.

La naturaleza se abre camino
Plataforma llena de maleza
El detalle del antiguo paso de peatones entre andenes revela la invasión de la naturaleza. La plataforma de madera está ahora cubierta de maleza, un símbolo inequívoco de que el flujo de viajeros se detuvo hace ya mucho tiempo.

El rastro del cese de la actividad ferroviaria
Oxidación de las vías
Una perspectiva frontal y dramática de las vías férreas. El óxido en los carriles y la hierba que crece sin freno entre las traviesas y la grava certifican el desuso. Es una imagen potente de cómo la naturaleza reclama su espacio tras el cese de la actividad ferroviaria.

Muestras de abandono
La huella del desmantelamiento
En los márgenes de la estación, la presencia de una antigua y abandonada torreta (El transformador de luz), rodeada de frondosa vegetación, subraya el estado de desmantelamiento de las infraestructuras auxiliares.
Las casillas de los trabajadores
El abandono se extiende a las estructuras donde residía el personal, las casillas de los trabajadores de ferroviarios hoy en un estado ruinoso pero igualmente evocador.

Tejados rotos
Hogares vacíos
Una vista lateral de las viejas casillas de los trabajadores. Sus tejados rotos, las ventanas abiertas al vacío y la base de mampostería desgastada por la intemperie evidencian la destrucción progresiva de lo que fueron hogares.

Fachadas manchadas
Al borde del colapso
Un primer plano de las fachadas de estas casillas. Se aprecian las tejas cerámicas en proceso de colapso y el detalle de la base de hexágonos, en contraste con el muro que ahora se ensucia y mancha por la humedad.

Escombros acumulados
Arte urbano dialogando con la ruina
Una de las tomas más llamativas: la puerta abierta de una estancia donde los escombros se acumulan. La luz natural enmarca un misterioso grafiti de un rostro o máscara, añadiendo un elemento de arte urbano que dialoga con la ruina.

El corazón de la desolación
La chimenea desaparecida
El corazón de la desolación. Esta vista interior muestra los restos de una habitación, con el hueco ennegrecido de lo que fue una chimenea. Los ladrillos caídos y las paredes peladas revelan la crudeza del abandono.

Pasillo oscuro
Interior sin vida
El cierre de este recorrido por los interiores nos regala una última composición: un pasillo oscuro se abre a la luz a través de otra estancia, con una vieja puerta pintada de verde a la derecha y un vano arqueado que solo da al vacío, un símbolo final de la vida que se marchó.
Un patrimonio en pausa
La estación de Arguisuelas, con su edificio principal clausurado y las casillas de los trabajadores destruidas, representa un patrimonio histórico en pausa. A pesar de los intentos de rehabilitación, hoy sigue esperando una segunda vida que la rescate del óxido y la maleza, manteniendo vivo el recuerdo de la época en que fue un vital punto de conexión en la Serranía de Cuenca y la historia ferroviaria de la región.
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