La crisis de lectura en la adolescencia

La Mirada del Lector

Las pantallas, las redes sociales y la inmediatez de lo digital han cambiado la forma en que los jóvenes se relacionan con el lenguaje y con el tiempo, y leer exige algo que hoy escasea: paciencia, silencio y atención

UNA ADOLESCENTE SE RELAJA LEYENDO UN LIBRO EN EL COMEDOR DE SU CASA

Una adolescente lee un libro en el salón de casa.

Mané Espinosa / Propias

* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia

Cada vez son menos los adolescentes que leen por placer. No porque no sepan, sino porque no encuentran motivos para hacerlo. Las pantallas, las redes sociales y la inmediatez de lo digital han cambiado la forma en que los jóvenes se relacionan con el lenguaje y con el tiempo. Leer exige algo que hoy escasea: paciencia, silencio y atención.

Las notificaciones, los vídeos de quince segundos y los mensajes que desaparecen en un día han acostumbrado a los adolescentes a la gratificación instantánea. Todo llega rápido y sin esfuerzo. 

En cambio, un libro pide algo más: una pausa, una mirada sostenida, una implicación emocional y mental. Y eso, en tiempos de velocidad, cuesta. 

Pero no toda la culpa es de las pantallas. También nosotros, los docentes y adultos, hemos contribuido, sin quererlo, a que muchos jóvenes asocien la lectura con obligación, exámenes y aburrimiento. 

Hemos impuesto lecturas que quizá ya no les dicen nada, sin dejarles espacio para elegir, explorar o equivocarse con un libro que no les guste. Les hemos obligado a leer clásicos y enseñado a analizar, pero no siempre a disfrutar.

Hemos impuesto lecturas que quizá ya no les dicen nada, sin dejarles espacio para elegir, explorar o equivocarse

El resultado es que muchos adolescentes leen solo lo imprescindible: los mensajes, los subtítulos, los apuntes y pierden así la oportunidad de descubrir que un libro puede ser refugio, espejo o aventura.

Es hora de reconciliar la lectura con el placer, de devolverle su poder de descubrimiento. Tal vez debamos dejar de preguntar si han leído y empezar a preguntar qué les gustaría leer y por qué. Porque si queremos que los adolescentes lean, primero debemos enseñarles que leer no es una tarea: es una forma de vivir otras vidas.

* Màrius Folch es profesor de Lengua Castellana y Literatura. Teacher of Spanish (ESO and Baccalaureate). Socrates Educa International School

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