El arte de discutir con tramposos

El escaparate

Interesante lunes en las emisoras públicas. En Ràdio 4, Gemma Nierga entrevista a la diputada de Vox Júlia Calvet y, en Catalunya Ràdio, Ricard Ustrell entrevista a la alcaldesa de Ripoll Sílvia Orriols. Los argumentos y datos que maneja Calvet, con un discurso visiblemente ensayado, provocan que Nierga caiga en una trampa habitual en el ámbito mediático europeo (en Francia es un género periodístico). La periodista deja claro su inequívoco rigor democrático. Pero, al mismo tiempo, se atasca en precisiones que, con otros políticos, no serían tan vehementes. Resultado: el entrevistado lo aprovecha para divulgar percepciones de fácil contagio.

La candidata de Aliança Catalana por Girona, Sílvia Orriols, interviene durante el inicio de campaña de Aliança Catalana, en Ripoll, a 27 de abril de 2024, en Ripoll, Girona, Catalunya (España). Aliança Catalana es un partido político español, de ideología independentista catalana y posicionado en la extrema derecha. Fue fundado en Ripoll en el año 2020 y aboga por el proteccionismo de las empresas catalanas, la separación entre Estado y religión y la defensa de la economía de mercado. El partido se ha posicionado en contra del castellano en Cataluña y también contra la inmigración por lo que ha sido considerado hispanófobo e islamófobo. Se presenta por primera vez a las elecciones catalanas del 12M.

La alcaldesa de Ripoll y diputada en el Parlament, Sílvia Orriols

Glòria Sánchez/EP

Es una estrategia estudiada por los laboratorios de la manipulación. Conscientes del desprestigio del criterio, explotan las debilidades y miedos de la opinión publicada. Calvet demuestra ser una alumna aplicada. Transmite el mensaje, cada vez más extendido, de “aunque usted diga lo contrario”, como si datos y hechos fueran opinables. Es la gran victoria de la extrema derecha y, por extensión, de la ignorancia. Y es el gran fracaso del argumentario democrático: equiparar hechos y opiniones y, a base de abandonar emergencias sociales y culturales, permitir que estos partidos simplifiquen sus inquietudes con un lenguaje de tertulia terraplanista. Si los defensores de la libertad, la educación, la cultura y la tolerancia democráticas se autodestruyen en un ejercicio permanente de división y complacencia, es lógico que alguien se aproveche de ello.

Si Orriols tiene que condenar el islamismo contra las mujeres, lo hace

Sílvia Orriols, en cambio, tiene más experiencia. Partiendo del ámbito local (admite que no sigue la coyuntura internacional) y de una ideología independentista, le resulta más fácil expandir un ideario en el que la percepción de los datos es más difícil de refutar. Subraya lo puramente ideológico y si tiene que condenar el islamismo que castiga a las mujeres, lo hace sin perderse en ambigüedades papanatas. También reivindica el término batllessa como denominación genuina y denuncia el miedo de sus adversarios a que Aliança Catalana aplique su programa electoral.

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Ustrell, al igual que Nierga, subraya enérgicamente sus contradicciones. Pero Orriols responde desplegando otras medias verdades, que, por razones que pagaremos muy caro, los partidos democráticos han enterrado bajo toneladas de clichés flácidos. Orgullosamente islamófo-ba, denuncia el avance deshumanizador de las teocracias. Para que no haya dudas sobre la oportunidad de la entrevista, Orriols afirma: “Ustedes me han venido a buscar”. E, interrumpiendo el tono moderado con un brote de veneno, afirma: “En este país se venden más periodistas que periódicos”. Al final del día, la contribución de las emisoras públicas a la realidad política cumple la misión de aportar reflexiones y puntos de vista que nos ayuden a entender el mundo. Y al mismo tiempo nos recuerda la urgencia de combatir la energía deshumanizadora de estas opciones con inteligencia, sentido crítico –y autocrítico– y un vigor dialéctico capaz de discutir con portavoces que, si les conviene, hacen trampas.

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