El juez Juan Carlos Peinado no deja indiferente a nadie. Unos consideran que su investigación a Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es estridente y excesiva. “¿Nadie puede pararle los pies?”, se preguntan los detractores. La contraparte, sobretodo la ultraderecha representada en las acusaciones populares en este asunto, le jalea, le considera un juez astuto y valiente. Algunas de sus resoluciones, decisiones e interrogatorios en este año de instrucción han llamado la atención, aunque sigue adelante en una causa cada vez mayor y en la que busca llegar al epicentro de la Moncloa.
El interrogatorio al ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, ha sido el último de los pasajes en los que se ha visto su manera de actuar. Para empezar, se negó a permitir que el ministro contestara por escrito, tal y como permite la ley por su condición de miembro del Gobierno. Peinado se trasladó al palacio de la Moncloa para interrogarle como testigo. Eso sí, pidió que se le colocara una tarima para estar más elevado que Bolaños y quedará patente que él era el juez y el ministro el testigo y quien se sometería a su interrogatorio.
Peinado se enzarzó con el ministro Bolaños, a quien acusó de sonreír y contestar con evasivas
El magistrado quería averiguar si Bolaños tuvo alguna participación en la contratación de Cristina Álvarez como asesora de Begoña Gómez, ambas investigadas por el juez por utilizar su condición de esposa y asesora para pedir financiación a empresas para su cátedra en la Universidad Complutense de Madrid.
El ambiente no era cómodo, tal y como se desprende de la grabación del interrogatorio, celebrado el día antes del inicio de la Semana Santa. Hay momentos que llegan a ser incómodos y tensos. Peinado reprochó a Bolaños que contestara con “evasivas” o que esbozara “una sonrisa”, al considerar que el ministro estaba “contestando de una manera que no es como se admite un testimonio en sede judicial”.

La mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, durante la Comisión de Investigación sobre programas de cátedras y postgrados de la Universidad Complutense de Madrid
Le llegó a advertir que esa manera de contestar podría incurrir en una negativa a un testigo a declarar, lo que conlleva consecuencias penales. “Creo, señoría, que no estoy contestando con evasivas en ningún caso”, se defendió el ministro.
Con Bolaños ha sido la última de varias perlas que ha protagonizado a lo largo de la instrucción. Peinado ha llegado a acusar a la Fiscalía de “pretender utilizar la denominada técnica del avestruz ”, en el sentido de “no querer contemplar una realidad objetiva”, al oponerse a continuar con esta causa procesal, iniciada con una mera denuncia del pseudosindicato Manos Limpias, una organización puesta en entredicho tras ser condenada por ser un instrumento para la extorsión –aunque el Tribunal Supremo acabó absolviéndola–.
Peinado ha señalado a la Fiscalía de actuar con ciertos intereses por negarse a investigar el rescate de Air Europa, extremo que ya le dijo la Audiencia Provincial de Madrid que se salía del objeto de la investigación. El magistrado llegó a reprochar al fiscal hacerle creer que “vive alejado o ignorante de la realidad social, pues toda la opinión pública conoce lo que está siendo transmitido como resultado hasta este momento por todos los medios de comunicación”. Este mismo viernes, la Audiencia le volvió a ordenar que frene esa parte de la investigación.
Contra el abogado de Begoña Gómez, Antonio Camacho –exministro del Interior con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero– también ha tenido sus encontronazos, que han acabado con una multa de 5.000 euros para el letrado por informar a la prensa de lo declarado por su clienta en su último interrogatorio. Con Gómez también ha sido muy tajante. Le hizo acudir de manera presencial al juzgado únicamente para notificarle en persona la querella de una de las acusaciones populares y le advirtió que, de no acudir, podría acabar arrestada.
El juez a un testigo: “No sé si usted ha percibido algún indicio de oligofrenia en alguno de los presentes”
Peinado ha tenido contestaciones similares con otros testigos: “Vamos a ver, yo no sé si usted ha percibido algún indicio de oligofrenia en alguno de los presentes en esta sala”; “¿qué es lo que quiere decir con esa expresión, ese vocablo o ese sintagma?; “no le han preguntado por sus creencias”; “sonrisas sarcásticas como está haciendo, le ruego que se abstenga de hacerme ningún gesto en ese sentido”.
El momento más controvertido del titular del juzgado de instrucción 41 de Madrid fue cuando el 31 de julio, un día antes de las vacaciones de verano, acudió a la Moncloa a interrogar a Pedro Sánchez, sin atender a su petición de responder por escrito por su condición de presidente del Gobierno y sin tener en cuenta que como cónyuge tenía la dispensa de no contestar contra su esposa. A pesar de todo, la causa de Peinado sigue su curso y el grueso de su actuación está siendo avalada por los tribunales.