Los dos grupos de extrema derecha en el Parlament, Vox y Aliança Catalana, han unido sus caminos hoy por primera vez en una agenda común que tienen: una cruzada contra el islam. El partido de Sílvia Orriols ha aceptado enmiendas del grupo de Ignacio Garriga para incorporarlas a su moción para prohibir el uso del velo islámico en los espacios públicos.
La iniciativa, que ha naufragado porque solo ha contado con el respaldo de estos dos grupos y también del PP en algunos puntos, incorpora seis enmiendas de Vox. Están focalizadas en la eliminación del término “laico” que tenía el texto original de Aliança y la incorporación de la “tradición cristiana”. En cambio, la formación de Orriols ha rechazado una enmienda en la que los de Garriga pedían eliminar que se llame a España “estado artificial”.
Otro punto polémico es uno en el que se pedía “adoptar una norma interna en el Parlament que prohíba de manera general e indiferenciada a los miembros del personal de esta institución o cargos electos el uso visible de cualquier pieza de ropa que revele convicciones filosóficas o religiosas”. Esta cuestión afectaba a la diputada de Esquerra Republicana, Najat Driouech. Solo Aliança ha votado a favor, mientras que Vox y el PP se han abstenido. Esta abstención de ambos se ha extendido en la prohibición de cualquier tipo de velo en los espacios públicos.
En el debate parlamentario, tanto Sílvia Orriols como el diputado Sergio Macián (Vox) han coincidido en advertir del “avance de la islamización en Europa” y del “peligro que supone para Occidente” porque implica la “pérdida de nuestra identidad”. Además, han reprochado a la izquierda que no critique el velo por ser una “prisión de tela con la que una ideología encierra a las mujeres” y que no defiendan a aquellas que “padecen esta barbarie”.
El Partido Popular también ha puesto el foco en esta cuestión. Su portavoz Juan Fernández ha lamentado que “la izquierda se apropie de la defensa de las mujeres”, pero se “ausenten” de manifestaciones contra mutilaciones que sufren las niñas y mujeres que son víctimas del “integrismo islámico”. De hecho, el PP ha apoyado un punto que insta a derogar el uso del burkini en piscinas públicas y privadas de uso comunitario y a la prohibición del velo islámico en espacios públicos para menores.
Los grupos que se han opuesto –el PSC, Junts, Esquerra, los Comuns y la CUP– han coincidido en calificar la moción de “xenófoba” y han afirmado que el texto está “impregnado de odio”. Muchos de estos grupos han expresado su rechazo a “cualquier situación de discriminación o violencia machista que viva cualquier mujer o niña con independencia de la religión que profese o su origen”, como ha dicho Andrés García Berrio (Comuns). Elena Díaz, del PSC, ha señalado que “la libertad no se impone, se garantiza” y ha instado a “crear las condiciones para que todas las mujeres puedan decidir por sí mismas”.
Desde la CUP, Pilar Castillejo se alineó con “todas las mujeres de todas las partes del mundo que sufren cualquier tipo de opresión”. Acusó a Orriols de “instrumentalizar los derechos de las mujeres y del feminismo señalando que la principal amenaza de violencia machista es una prenda de ropa y de un enemigo que viene de fuera”.
Por su parte, David Saldoni ha justificado el voto en contra de su partido porque la moción “genera división, exclusión y confrontación”. El diputado de JxCat ha asegurado que hay “límites” en la defensa de las ideas y es que “no se puede incitar a promover la violencia” porque “pone en riesgo la cohesión de un país”. “Donde usted aporta problemas y odio, nosotros soluciones y progreso”, ha defendido Saldoni, que ha reivindicado “integrar a las personas y respetar otras culturas”.
Pese a ello, ha habido reproches a JxCat. Esta semana han acordado defender la prohibición del velo en las escuelas y del burka y nicab en espacios públicos. Joan Ignasi Elena (ERC) ha apuntado que “un partido de estado como Junts no debería copiar las propuestas” que hace Orriols ni “mostrar miedo”. Pilar Castillejo (CUP) se ha dirigido a los posconvergentes para avisarles que “están alimentando al monstruo y lo pagarán”.
De hecho, la alcaldesa de Ripoll ha aprovechado para dar la “bienvenida a la extrema derecha” a Junts: “Nos estigmatizaron y señalaron y ahora nos plagian. Los catalanes no son tontos. Teniendo al original, ¿de verdad creen que irán a la copia?”. “En un giro inesperado y tras unas cuantas encuestas desfavorables, han decidido virar hacia posiciones de Aliança, y lo hacen porque son conscientes que les va la silla en ello”, ha añadido.