Son tiempos complicados en Milagro, el pueblo de la Ribera navarra del que es oriundo Santos Cerdán (56 años). En cuestión de días, su vecino más ilustre y mano derecha del presidente Pedro Sánchez pasó de participar ufano en la fiesta de la Cereza (8 de junio), producto estrella de la zona, a estar señalado por la Guardia Civil como presunto cabecilla de una trama corrupta que ha puesto en jaque al Gobierno. Aquí, los responsables municipales, anteriores y actuales, prefieren guardar silencio. En la calle, los vecinos se muestran molestos con la atención suscitada, con una mezcla de incredulidad y enfado. “Yo solo digo una cosa. Si lo ha hecho, que la pague”, comenta uno que lo ha tratado “toda la vida”.
Santos Cerdán, Santi para los conocidos, siempre ha llevado a gala de ser un hombre de pueblo. En su juventud, estudió un módulo de técnico de electrónica industrial en la vecina Tudela y trabajó en labores de mantenimiento en varias empresas de verduras de la zona. Hijo y nieto de socialistas, se afilió al partido en 1999, año en el que entró como concejal en su pueblo y que repitió en otras dos legislaturas (2007-2011 y 2011-2015).
Miembro de la ejecutiva regional del PSN desde el 2004, acabó siendo elegido secretario de organización en el 2012, bajo el padrinazgo de Roberto Jiménez, otro socialista ribereño que fue vicepresidente de Navarra apenas un año (2011-2012) en la convulsa legislatura que gobernó Yolanda Barcina, de Unión del Pueblo Navarro (UPN). “Cerdán era por entonces una persona muy del partido, que conocía sus entresijos, pero políticamente muy gris y sin logros reseñables”, recuerda un ex alto cargo socialista con quien acabó enfrentado.
Su peso en Navarra se hizo muy relevante tras el triunfo de Pedro Sánchez en las primarias del 2017
En el 2014 entró en el Parlamento foral en sustitución de Ramón Felones. Sin grandes dotes oratorias y escasa formación teórica, apenas intervino. “Discreto, correcto, amable cuando le tocaba, estaba a gusto en un segundo plano”, describe un periodista local con tres décadas de experiencia parlamentaria. Sus apuntes coinciden con la de otro alto cargo socialista de la época, que habla de un Cerdán “callado y tímido, incluso un poco romo. Pero con apariencia de efectividad y confianza, alguien a quien le encargabas cosas y las llevaba a buen puerto”.
Desde Navarra, Cerdán tejió sus redes para apoyar a Pedro Sánchez frente a Eduardo Madina para las primarias del 2014. Lo que ahora se ha sabido es que, para entonces, ya andaba en tratos con Koldo García, el exguardia de seguridad con el que supuestamente fraguó una trama corrupta que luego exportarían al resto de España. “Apunta como que han votado esos dos que te faltan sin que te vea nadie y metes las dos papeletas”, se lee en un mensaje entre ambos el día de las primarias recogido por la UCO.
Aun así, todas las fuentes coinciden en que el punto de inflexión en la carrera de Cerdán llegó tras apoyar a Sánchez en su reconquista contra todo pronóstico de la secretaría general en el 2017. Convertido en su hombre de confianza en Navarra, por sus manos han pasado desde entonces nombramientos y ceses, listas parlamentarias y estrategias, un control que no ha dudado en ejercer lejos de los focos, pero con mano dura si lo consideraba necesario.
La presidenta socialista María Chivite confía en sus socios para terminar la legislatura
Desde Madrid, ya como secretario de coordinación territorial y con el PSOE en la Moncloa, Cerdán también desempeñó un papel clave en convencer a Sánchez en el 2019 de la necesidad de que el PSN tomara el poder, aunque fuera con el apoyo de Bildu, hasta entonces una línea roja que Ferraz no cruzaba. “En parte, institucionalizó a la izquierda abertzale”, resume el informador. Gracias a ello, María Chivite gobierna desde entonces acordando con los independentistas todos y cada uno de los presupuestos de la comunidad, un proceso que luego se extrapoló a Madrid.
Cerdán, Chivite, Sánchez y Elma Saiz en un acto de la mañana de las municipales y autonómicas del 2023
Todo este tiempo, Cerdán ha seguido muy ligado a Navarra, sea con visitas o en los asuntos que la conciernen en los ministerios. Por eso, la aparición del informe ha supuesto un terremoto para el PSN, que pasó de defenderlo a mostrar su “indignación” y a anunciar auditorías. A falta de nuevos escándalos, Chivite cuenta con sus socios –Geroa Bai y Contigo-Zurekin y el apoyo externo de Bildu– para cumplir la legislatura. Pero nadie pone la mano en el fuego. “Si surgen nuevas revelaciones, todas las opciones quedan abiertas”, subraya uno de los socios de Gobierno.
