El bloque de la derecha, en su conjunto, no superará en las generales el 50% de los votos, aunque ahora toda la demoscopia privada nos diga lo contrario. Esto no sucederá porque hay un votante de izquierdas que se moviliza la última semana de generales, no en autonómicas ni municipales, cuando encuentra un motivo que vale la pena para ir a votar y ese –no otro– es un contingente de votantes lo suficientemente grande como para condicionar in extremis el resultado final: más de 900.000 españoles. Ya saben: miedo, rechazo, esperanza.
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