Democracia contra prosperidad, último hallazgo de Feijóo

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El presidente del PP emite un extraño mensaje que parece querer enfrentar los dos conceptos básicos que guiaron la transición

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Democracia contra prosperidad, último hallazgo de Feijóo | Enfoque Enric Juliana

“Europa ha despertado. Ha salido de la cárcel ideológica de una izquierda que le vendía que era bueno empobrecerse y que era buena la democracia más que la prosperidad”. Palabras de Alberto Núñez Feijóo este pasado jueves en un acto del Partido Popular Europeo celebrado en Barcelona.

Silencio en la sala.

Es la primera vez desde la reinstauración de las elecciones libres en España que un líder político de primera línea contrapone democracia y prosperidad. Es la primera vez que un líder de la derecha democrática española se expresa en esos términos, ni que sea de manera sutil, disparando con silenciador. Esas palabras no tenían sed de telediario. No buscaban captar la atención de miles de personas. Esas palabras han sido emitidas por lo que los expertos en comunicación política llaman el silbato para perros, un silbato que solo pueden captar algunos oídos: los oídos más afines y los auriculares de los especialistas que escudriñan el ruido en los abismos de la política, los operadores de sonar que buscan señales de ataque. El canto del lobo, titulo de una extraordinaria película de submarinos. Quedémonos con el silbato del perro que es una imagen más suave.

El silbato de Feijóo ha enviado esta semana un mensaje estratégico mientras la gran mayoría de la gente estaba en otras cosas. El presidente del Partido Popular español nos acaba de decir que en un futuro habrá que escoger entre democracia y prosperidad. Para vivir mejor habrá que rebajar la democracia. Eso nos dice el silbato que emite en un rango de 23 a 54 kHz. El oído humano normal no lo capta, pero el oído militante, sí. Y el oído del grupo dirigente de Vox, también. Y los operadores de sonar, también. ¿La derecha española considera la posibilidad de gobernar con un programa que rebaje estándares democráticos en nombre del bien común? Eso parece decir el silbato del perro. Causa sensación ver esa idea de fondo en la pantalla del sonar cuando están a punto de cumplirse cincuenta años de la muerte del dictador.

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“Democracia y prosperidad” fue el lema principal de la transición española. El nexo entre democracia y prosperidad es uno de los fundamentos de la Constitución de 1978. “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”, dice el artículo primero del Titulo Preliminar.

La conjunción entre democracia y prosperidad ha sido también el vector principal del proyecto europeo, al cual la sociedad española se adhirió de manera entusiasta en 1986. Si esos anhelos se enfrentan, si forman una disyuntiva -o el uno o el otro-, la narrativa que aún mantiene débilmente articulada a la sociedad española podría romperse en beneficio del nihilismo y muy probablemente del autoritarismo. ¿Ha dicho Feijóo en Barcelona lo que piensan Manfred Weber, presidente del Partido Popular Europeo, y Friedrich Merz, canciller alemán, sin que ellos se atrevan a formularlo en público”. No lo creo. No quiero creerlo.

El estupor aumenta si tenemos en cuenta que ese mensaje disyuntivo -la democracia puede ser contraproducente para la prosperidad- acaba de ser emitido en el único país de la Unión Europea cuyo crecimiento económico triplica el promedio de la UE. Sí, ya sé, una cosa son las cifras macro y otra los saldos micro de quienes no pueden llegar a final de mes. El PIB no determina la felicidad de las sociedades hoy en día. Lo sabemos. Pero también sabemos que en estos momentos varios primeros ministros y primeras ministras de la Unión Europea matarían por tener las cifras macro de España. Matarían. ¿Cuál seria la advertencia del silbato del perro si España sólo creciese un 0,7% como Italia? ¿Cuál seria el drama si España acumulase dos años consecutivos de recesión como Alemania?

Silencio en la sala.

Alberto Núñez Feijóo acaba de decir en Barcelona que el Partido Popular enfila un nuevo rumbo, ante las insistentes señales que apuntan a un constante crecimiento electoral de la extrema derecha. (Véase las recientes encuestas de Ipsos para La Vanguardia y de la empresa 360º, publicitada esta semana por Antena3 y por diversos medios de comunicación). Con el 20%, Vox empezaría a estar en condiciones de proceder a la captura estratégica del PP. ¿En qué consistiría esa captura estratégica? Muy simple: conseguir que el partido de Feijóo asuma sus conceptos básicos y su lenguaje.

Silencio en la sala.

Puede que haya habido un error en la redacción de ese discurso. A veces en los gabinetes de los dirigentes políticos hay ayudantes a los que se les va la olla queriendo escribir frases solemnes. Cabe considerar la posibilidad de un error, puesto que el inicio de ese discurso contiene una notoria imprecisión: Europa nunca ha sido un asunto exclusivo de la izquierda. Cualquier persona informada sabe que el proyecto europeo nació bajó el impulso de democristianos y socialdemócratas y se ha desarrollado en distintas fases con la cooperación de los liberales, los eurocomunistas (años setenta) y los ecologistas. Hasta los años noventa, los socialdemócratas fueron electoralmente mayoritarios y la presidencia europea de Jacques Delors, socialista francés, marcó un hito. Desde 1999, el Partido Popular Europeo ha ganado todas las elecciones a la Eurocámara. Desde 2004, todos los presidentes de la Comisión Europea han sido miembros del PPE. Y la última vez que la pareja democracia y prosperidad se dio de bruces en el sur de Europa, la directora de orquesta se llamaba Angela Merkel y su partitura se titulaba Austeridad.

Si Europa ahora despierta, despierta de veinte años formateados por el PPE. Por ello es posible que alguien se haya equivocado al redactar ese discurso. Queriendo entrar en contacto con la gramática trumpiana han adelantado lo que el guion tenía reservado para más adelante. 

[Esta tarde (sábado), fuentes del Partido Popular han precisado a La Vanguardia que Núñez Feijóo se equivocó en la lectura del texto y dijo 'democracia' en vez de 'burocracia'. Quería referirse a las dificultades que la burocracia puede suponer para la prosperidad. Hay que tomar nota de esa rectificación. ]

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