Flotilla hacia Gaza, drones en Dinamarca

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Estados Unidos intenta destruir la ONU, riesgo de guerra en Europa occidental

Flotilla hacia Gaza, drones en Dinamarca
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Flotilla hacia Gaza, drones en Dinamarca | Enfoque Enric Juliana

No es fácil entender la actualidad. Sobre todo cuesta sistematizarla. El flujo de noticias es constante y el magma de la información instantánea las aplana, las achata, las tritura. Lo anecdótico y lo fundamental tienden a entremezclarse en busca del entretenimiento. Un gatito saltarín y el estallido de una bomba en Gaza pueden aparecer, uno detrás de otro, en la pantalla del teléfono móvil, provocando un extraño efecto hipnótico.

¿Qué efecto tiene en nuestros cerebros está nueva manera de percibir la realidad exterior? Los umbrales de la atención se están modificando. Se incrementan las estrategias de comunicación basadas en el conocimiento del cerebro humano. Sorprender y capturar la atención en un mundo saturado de imágenes es cada vez más complicado y costoso. Política y neurología se están aproximando. Donald Trump está popularizando una táctica que ya vemos repetida en España: saturar el campo informativo (“inundar el campo de mierda para que el adversario no pueda moverse”, decía Steve Bannon, el primer asesor político de Trump), reclamar constantemente la atención del público, aunque sea con mentiras, falsedades y extravagancias. No sentirse obligado a ningún tipo de coherencia. Lo que se dijo ayer no tiene ninguna validez mañana. Desapareecen los antecedentes. Se humilla a Volodímir Zelenski en la Casa Blanca en febrero para obtener el favor de los rusos, y se afirma en septiembre que Ucrania ganará la guerra, cuando ya ha quedado demostrado que no es fácil tomarle el pelo los herederos del KGB y de la Academia Diplomática de Moscú.

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Inundar el campo. Saturar la cancha. Desorganizar las jerarquías informativas. Desarticular el razonamiento lógico. Romper el sentido. Tensarlo todo. Mucha gente está abandonando el consumo de noticias. Les cansa seguir la actualidad. Les fatiga. Les hiere el seguimiento cotidiano de un mundo aparentemente regido por el caos. Prefieren descansar.

Ordenar nuestra percepción del mundo empieza a exigir una disciplina monástica. Los de la vieja escuela seguimos aferrados a un antiguo esquema: primero, la actualidad internacional; después, la política nacional, y después la actualidad local. Este era el orden del periodismo clásico. Este es el orden que mantiene la edición impresa de La Vanguardia: Internacional (la mejor sección internacional de la prensa española desde hace décadas), Política (España y Catalunya), Sociedad e información local. De los general a lo particular. El diario El País mantiene ese mismo esquema. Del elefante al alfiler. En una sección periodística muy seguida en los años setenta, el periodista Manuel Vázquez Montalbán propuso una escala inversa: del alfiler al elefante, partir de un hecho concreto para explicar el cuadro general. Fue una sección con muchos lectores en el desaparecido diario vespertino Tele/eXprés.

Hoy les propongo mantener el esquema clásico: del elefante al alfiler, consciente de que puede haber una estampida de elefantes y que el terreno de lo concreto está sembrado de peligrosos alfileres.

Acabamos de asistir al intento de destrucción de la ONU por parte del presidente de los Estados Unidos

Coordenadas generales de esta semana: la asamblea general de las Naciones Unidas, la flotilla que pretende llegar a Gaza con ayuda humanitaria, y los incidentes en el espacio aéreo de diversos países europeos provocados por drones y aviones de combate rusos. Acabamos de asistir al intento de destrucción de la ONU por parte del presidente de los Estados Unidos de América y hemos estado a un minuto del estallido de incidentes bélicos en territorio de la Unión Europea. Seguimos estando a un minuto de que eso ocurra. El riesgo no ha concluido. Destrucción de la ONU y posibilidad de inminentes combates en suelo europeo. Leído así pone los pelos de punta. Eso es lo más importante que ha ocurrido esta semana si nos atenemos a las noticias conocidas.

La Organización de las Naciones Unidas fue fundada en 1945 bajo el impulso principal de los Estados Unidos y la Unión Soviética para ordenar el mundo después de la Segunda Guerra Mundial. El reparto de las zonas de influencia se había pactado en las conferencias de Teherán, Yalta y Potsdam, y las nuevas Naciones Unidas, organización sucesora de la Sociedad de las Naciones, se iban a convertir en el órgano gestor de ese nuevo orden, en el que Estados Unidos aparecía, momentáneamente, como el único poseedor de la bomba atómica.

Reino Unido y Francia, los aliados exhaustos del bando vencedor en Europa, dispondrían de asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. La República Popular China se incorporaría a la permanente en 1971, un año antes de la visita oficial del presidente Richard Nixon a Pekín. La ONU permitió a Estados Unidos dar elegancia, eficacia y popularidad a la más inteligente de sus estrategias: el soft power, el poder blando, basado en la buena reputación del sistema liberal democrático, la diplomacia y las buenas formas, mientras se actuaba con contundencia en las zonas críticas, desde Vietnam e Indonesia hasta África y Latinoamérica. Sonrisas en Nueva York y Ginebra, mano dura en Yakarta y Santiago de Chile. A los soviéticos no les faltó mano dura (Budapest y Praga), pero anduvieron escasos de sonrisas.

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La ONU ha sido durante décadas el escaparate de la hegemonía política y cultural norteamericana. Ochenta años después de su fundación, el presidente de los Estados Unidos se burla de la institución puesta en pie por el presidente Harry Truman, la menosprecia y exige una investigación para saber por qué no funcionaba una escalera mecánica cuando él y su esposa llegaron a la sede de la ONU en Nueva York. La Administración Trump ha cancelado el soft power.

Ayer, sin embargo, la asamblea general de las Naciones Unidas dio señales de una cierta vitalidad. La mayoría de las delegaciones nacionales se retiraron del auditorio en el momento en que el primer ministro de Israel, Beniamin Netanyahu, subía a la tribuna de oradores. La mayoría de los países del mundo abandonaron la sala en señal de protesta por la matanza de Gaza. Es una muestra inequívoca de la amplitud de un estado de opinión que ha evolucionado en los últimos meses hasta convertirse en un clamor internacional. Un clamor que ha empujado a Reino Unido, Francia, Australia y Canadá a reconocer el derecho de los palestino a un estado propio.

Todos los países del Consejo de Seguridad de la ONU menos Estados Unidos apoyan hoy el estado palestino. Los países anglosajones que comparten labores de inteligencia con Estados Unidos (Reino Unido, Canadá y Australia) apoyan el estado palestino. España no se ha quedado sola. El Gobierno de España no fue extravagante cuando hace unos meses dio ese paso.

Algunos dirigentes del Partido Popular español no quieren ahora que se les aparezca el fantasma de la guerra de Irak

Del elefante al alfiler. De lo general a lo particular. La opinión pública mundial se ha movido y algunos dirigentes del Partido Popular español no quieren ahora que se les aparezca el fantasma de la guerra de Irak. Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, quiere mantener hibernado el voto del PSOE andaluz y sostiene que en Gaza ha habido genocidio.  Alberto Núñez Feijóo habla de masacre. José María Aznar, impasible el ademán, afirma que Israel está haciendo lo necesario para salvar a Occidente. Isabel Díaz Ayuso sostiene a capa y espada al Gobierno de Netayanhu. ¿Distintas maneras de entender el mundo? Más bien el miedo de algunos a no repetir el error del 2003 con la guerra de Irak. El PP no se va a romper como consecuencia de esas disensiones, pero estamos ante un escenario político distinto al de antes del verano.

El discurso del Rey de España ante las Naciones Unidas ha tenido impacto. Pedro Sánchez ha sido elogiado públicamente por Bill Gates en Nueva York, mientras el juez Juan Carlos Peinado enviaba a juicio a su esposa, Begoña Gómez, por el presunto delito de malversación. También han sido llevados a juicio el hermano del presidente del Gobierno y el fiscal general del Estado, después que abriese camino el abogado Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Inmediatamente después de la apertura de juicio a González Amador se activaron los otros tres procesamientos. Ha sido una semana de gran sincronización en el poder judicial español.

En Italia, el presidente de la República, Sergio Mattarella (centroizquierda) ha pedido a los integrantes de la flotilla que se aproxima a Gaza que no arriesguen sus vidas. El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, cardenal Matteo Zuppi, ha iniciado una labor de mediación para que la ayuda humanitaria que transportan pueda ser depositada en la isla de Creta, para ser distribuida posteriormente en Gaza. Al igual que España, Italia ha enviado una nave de guerra para proteger la flotilla. El Gobierno español lo ha hecho con mensajes de comprensión de la iniciativa. El gobierno italiano no comparte los objetivos de la flotilla, intenta mantener buenas relaciones con Israel, no ha reconocido el estado palestino, pero no quiere bajas italianas en el Mediterráneo oriental. Este fin de semana hay unas elecciones regionales de cierto interés en la región de las Marcas. Observen cuan interesante es ir de lo general a lo particular en tiempos confusos.

El flanco débil del actual Gobierno español es el problema de la vivienda y la ruptura del flanco izquierdo de la coalición

En un plano paralelo, drones y aviones de combate rusos han penetrado en el espacio aéreo de Polonia y Estonia. Drones no identificados han perturbado durante dos días seguidos el aeropuerto de Copenhague colocando al gobierno danés en estado de alarma. Estados Unidos ha desplegado aviones de combate en el estrecho de Bering después de localizar aviones rusos cerca de su espacio aéreo. El día anterior, Trump había dicho que los países de la OTAN deberían abatir a los aviones que violasen su espacio aéreo. Hemos estado a un minuto de un enfrentamiento armado. Rusia está tensando la cuerda ante las nuevas sanciones de la Unión Europea y ante la mayor implicación europea en la fabricación de material militar para Ucrania. Algunos observadores sostienen que el gobierno ruso necesita enardecer a sus ciudadanos ante las crecientes dificultades económicas derivadas de las sanciones. El riesgo de un incidente militar en el cuadrante del Báltico es real. El campo de batalla de la guerra de Ucrania puede ampliarse y ello tendría muy graves consecuencias.

Ésas son las coordenadas generales de la semana. Esos son los elefantes.

(España crecerá este año un 3%, las agencias Moody's y Fitch se unen a S&P y mejoran la nota de España, por “la fortaleza de la economía”. Giorgia Meloni mataría por ese 3%. Se confirma que el flanco débil del actual Gobierno español es el problema de la vivienda y la ruptura del flanco izquierdo de la coalición, donde se observa una gran proliferación de alfileres). 

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