El Gobierno de Pedro Sánchez se ha quedado en minoría y parecería que reacciona como quien oye llover. Pero no es así. En la Moncloa son conscientes de que un rechazo rotundo y sostenido de Junts a todas las iniciativas que lleguen al Congreso supone un bloqueo de la legislatura difícil de prolongar por más que Pedro Sánchez insista en que no habrá elecciones hasta 2027. Sin embargo, los socialistas están tratando de evitar que eso ocurra y esperan aprovechar los dos próximos meses para evitarlo.
En pocas semanas se producirá un paréntesis político que da cierto margen al PSOE gracias al período navideño y a que enero es un mes inhábil en el Parlamento. Es, por tanto, un período en el que la intención es que no haya votaciones importantes a la vista en el Congreso. Se seguirá intentando que el catalán sea oficial en Europa y el Tribunal Constitucional resolverá sobre los flecos pendientes para la aplicación de la amnistía en cuanto lo haga el Tribunal de Justicia de la UE. Pero los socialistas se han puesto a trabajar intensamente para lograr que Podemos levante el veto a la delegación de competencias en inmigración, otra de las reivindicaciones destacadas de Junts. Si eso se consiguiera, consideran que la relación se podría restablecer.
Por eso, los ministros de Sánchez han pasado de puntillas por la pérdida de la mayoría que comporta el plante de Junts. Tanto, que en Waterloo se interpretó al principio casi como un ninguneo. Cuando Carles Puigdemont anunció con solemnidad que la relación con el PSOE tocaba a su fin y que en Suiza no se volverían a reunir los negociadores, el Gobierno de Sánchez reaccionó con cierta displicencia. Se subrayó que el expresidente de la Generalitat no había abierto la puerta a una moción de censura y que incluso admitió que podrían votar iniciativas que consideraran positivas para Catalunya aunque no se hubieran acordado con anterioridad. De ahí que Puigdemont insistiera la semana pasada en su mensaje de ruptura.
Junts tiene muy difícil argumentar un voto en contra de la subida de las tasas de Aena que servirán para ampliar El Prat
Fue Miriam Nogueras la encargada de dar una vuelta de tuerca más. La semana pasada advirtió al PSOE de que no volverían a votar más propuestas del Gobierno y el propio Puigdemont redobló el mensaje con un tuit en el que recordaba: “No hemos ido nunca a Madrid a hacer amigos ni a hacer de catalanes tan simpáticos que-no-parecen-catalanes”, una afirmación que suele repetir a menudo su portavoz en el Congreso. El ex president remató con un “que os den” como el que pronunció Xavier Trias cuando fue descabalgado como posible alcalde de Barcelona por el socialista Jaume Collboni con los votos de los comunes y el PP. Aquel episodio es una de las espinas que tiene clavadas el líder de Junts respecto a los socialistas. No la olvida. Incluso considera que Sánchez debería obligar al PSC a compartir la alcaldía dos años con Trias como alcalde.
Una de las primeras votaciones relevantes para la relación entre ambos partidos es la iniciativa del PP para congelar las tasas de Aena, el gestor aeroportuario. El asunto no es menor. Una enmienda del PP en el Senado en ese sentido salió adelante con la abstención de Junts y del PNV y la empresa cayó en bolsa un 5,4%, ya que eso comprometería los ambiciosos planes de inversión previstos hasta el 2031. La medida pasa hoy por el Congreso y, si nada se tuerce a última hora, la intención de Junts es dar la espalda al PP y apoyar la subida de tasas que apoya el Gobierno y promueve Aena, compañía en la que, por cierto, figura como consejero de la compañía Ramon Tremosa, de Junts. La congelación de las tasas, defendida por las aerolíneas (Isabel Díaz Ayuso ya se ha hecho fotos con Ryanair), puede poner en riesgo el plan de inversiones de 12.800 millones para, entre otros proyectos, ampliar los aeropuertos de El Prat y Barajas. Hasta ahora Junts siempre ha apoyado la necesidad de ampliar El Prat, a diferencia de ERC.
Por tanto, la relación irá evolucionando caso a caso, teniendo en cuenta que ahora no habrá negociaciones para decantar el voto hacia el sí cuando sea dudoso. La mayoría del Gobierno se verá muy mermada, por más que en la Moncloa traten de disimularlo, pero al mismo tiempo Puigdemont no apoyará una moción de censura. La intención del ex president es endurecer aún más el discurso contra Sánchez. Ayer Miriam Nogueras le llamó “cínico e hipócrita”. Más allá de los intereses de su partido, el líder se siente engañado por el PSOE. Al mismo tiempo, Junts afronta una travesía complicada ante las próximas elecciones municipales de la primavera de 2027 por el avance de Aliança Catalana. Está a punto de conocerse un nuevo sondeo del Centre d’Estudis d’Opinió muy poco favorable al partido de Puigdemont. La encuesta de antes del verano señalaba que Junts caía de los 35 a 28-30 escaños, mientras que AC subía de los dos actuales a los 11. Puigdemont sabe que se trata de un fenómeno difícil de gestionar, pero la presión de los alcaldes es importante y marcar distancias con Sánchez le permite ofrecerles algún paliativo, aunque el principal motivo de la ruptura no sea ése, sino la sensación del ex president de sentirse engañado por el PSOE.
Punto y aparte
ERC sí negocia con el PSOE
Mientras Junts rompe, la relación entre los socialistas y ERC mejora. Ambos partidos llevan meses negociando con intensidad la financiación autonómica y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya ha abierto el melón con la convocatoria del Consejo de Política Fiscal y Financiera para el próximo lunes, aunque en esa reunión aún no se entrará a fondo en este asunto. El nuevo modelo se está ultimando entre el equipo de Montero y el de ERC. Para decirlo con dos trazos gruesos, Andalucía (donde Montero será candidata a la Junta) y Catalunya salen bien paradas. Además, el PSOE y ERC han acordado dejar para más adelante la cuestión de la recaudación de impuestos por parte de la Agencia Tributaria Catalana y los cambios legislativos que requiere ese traspaso para trabajarlos conjuntamente. Para ERC, la posición de Junts es un acicate para diferenciarse como el independentismo pragmático que logra contrapartidas (si finalmente se cumplen). Al mismo tiempo, los republicanos pueden aprovechar para ningunear al partido de Puigdemont situando a AC como los rivales a batir.
