El País Vasco mira a la Nueva Aquitania

Posicionamiento estratégico

Euskadi busca fortalecer el arco atlántico para posicionarse frente al efecto centrípeto de otros polos como Madrid

Bordele argazkia

Alain Rousset, presidente de Nueva Aquitania con el lehendakari, Imanol Pradales

Irekia

“El eje atlántico es cada vez más periférico. Es crucial para Euskadi ampliar su hinterland hacia Iparralde (País Vasco francés) y todo el entorno de la Nueva Aquitania”. El lehendakari, Imanol Pradales, lanzó este objetivo en una entrevista con Guyana Guardian al inicio de la legislatura, y el Gobierno vasco opera ahora en esa dirección. Esta vía busca explorar oportunidades empresariales en ámbitos como el aeronáutico, el biotecnológico o el manufacturero. Se trata en último término de consolidar un desarrollo territorial equilibrado frente al efecto centrípeto de Madrid y en el contexto de una Europa que pivota hacia el este.

La estrategia del Gobierno vasco al otro lado del Bidasoa abarca dos ámbitos. De un lado, el Ejecutivo de Pradales mantiene una estrecha colaboración con la institución que agrupa a los 158 municipios vascofranceses, la Communauté d’agglomération Pays Basque, presidida por el también alcalde de Bayona Jean-René Etchegaray. Ahí, la colaboración se centra en el impulso a la cultura vasca y el euskera, la movilidad, la creación de redes empresariales transfronterizas, o la coordinación con respecto a los migrantes en tránsito.

Euskadi busca ser parte de las grandes conexiones de alta velocidad, energéticas y de datos

El segundo ámbito de colaboración va más allá del río Adour, y abarca toda la Nueva Aquitania, la más extensa de las 13 regiones que conforman, junto a los territorios de ultramar, la República Francesa. Un entorno de seis millones de habitantes que se extiende más allá de Poitiers y con capital en Burdeos. Hasta la ciudad del Garona se ha desplazado en los últimos días una delegación vasca, presidida por el lehendakari y acompañada por 50 empresas.

“Buscamos diversificar y conectar con otros mercados y oportunidades para favorecer un desarrollo territorial mucho más equilibrado y para ser competitivos. A nivel empresarial, financiero o en lo que se refiere a la atracción de talento existe un efecto centrípeto de Madrid y otras grandes capitales. Además, vemos que en Europa el eje se desplaza hacia el este. Necesitamos favorecer un reequilibrio”, explica Ander Caballero, director de Acción Exterior del Gobierno vasco.

Buena parte de las relaciones y los proyectos dirigidos a favorecer esa proyección vasca más allá del Garona se canalizan a través de la Eurorregión que el Ejecutivo vasco comparte con Nueva Aquitania, entidad con sede en Hendaya y en la que participa también el Gobierno de Navarra. Desde esta Eurorregión se impulsan iniciativas dirigidas a favorecer conexiones empresariales, facilitar la movilidad laboral transfronteriza o promover la investigación.

La perspectiva del Ejecutivo vasco, no obstante, busca alcanzar una dimensión más amplia, engarzando también con la idea de arco atlántico. “Partiendo de esas oportunidades que detectamos en diversos ámbitos, desde el industrial al energético o logístico, buscamos conectar con dinámicas europeas más amplias y con la perspectiva de arco atlántico. Las regiones atlánticas se pueden ver potencialmente descolgadas de esa dinámica europea, y buscamos una cohesión territorial”, añade Caballero.

El Gobierno vasco trabaja ya desde la pasada legislatura en la creación de una Macrorregión Atlántica que permita reforzar las economías locales, impulsar la competitividad o favorecer la reindustrialización. “Buscamos también ser parte de las grandes conexiones ferroviarias, energéticas y a nivel de datos”, señala el director vasco de Acción Exterior.

En un contexto de creciente competencia, esa conectividad resulta capital para el posicionamiento del País Vasco y, en consecuencia, para su desarrollo económico y social. En este momento, el Ejecutivo vasco centra sus esfuerzos en favorecer la conexión transfronteriza de alta velocidad.

Tras innumerables retrasos, está previsto que la alta velocidad llegue a Euskadi en el horizonte 2030. Los trenes, sin embargo, deberán frenar nada más cruzar el Bidasoa y no circularán a alta velocidad hasta llegar a Burdeos. Esta situación lastra el potencial de esta infraestructura y las posibilidades vascas de dar un salto adelante a nivel de conectividad.

La Unión Europea ya ha subrayado su interés en agilizar esta conexión, dentro de su planteamiento para impulsar las conexiones de alta velocidad entre todas las capitales de la Unión Europea de cara a 2040. El Gobierno francés, sin embargo, muestra muchas reticencias.

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El lehendakari, Imanol Pradales, junto al presidente de Nueva Aquitania, Alain Rousset.

Acompañado del presidente de Nueva Aquitania, Alain Rousset, el lehendakari ha señalado en los últimos días que “es el momento de presionar a los Estados”. “Nos jugamos nuestro futuro”, ha indicado. La conexión vasca con la alta velocidad formaría parte de la red París-Madrid-Lisboa, tres grandes polos económicos con una capacidad extraordinaria de drenar recursos del entorno. En ese contexto, reforzar el arco atlántico es una necesidad existencial para el País Vasco. Y lo quiere hacer mirando hacia el Garona.

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