Morir en España es un asunto de urgencia. No hay pausas, no hay largas despedidas ni funerales planificados con semanas de antelación. En cuestión de horas, todo está resuelto: el velatorio, el funeral y el entierro. Para quien no está acostumbrado, el ritmo puede parecer vertiginoso, incluso difícil de asimilar. Pero aquí no se concibe de otra manera. No hay cuerpos embalsamados ni ceremonias que se prolongan en el tiempo. En menos de dos días, la despedida ha concluido.
Para Margo Kopec, una estadounidense que lleva un tiempo viviendo en España, esta diferencia cultural ha sido una de las más sorprendentes. En un vídeo de TikTok, explicó con asombro cómo su marido recibió un mensaje anunciando la muerte del padre de su mejor amigo.
Velatorios exprés
Dos formas muy distintas de despedirse de los fallecidos
Tal y como explicó, sin darle tiempo a procesarlo, el funeral ya tenía fecha y hora: esa misma tarde a las 16:30. "Eso son como 24 horas para prepararse. Yo esto, quiero decir, culturalmente, no puedo entenderlo. ¿Qué pasa si la gente vive lejos o tiene algo? No sé, obviamente la muerte no está planeada”, comentó completamente desconcertada.
La reacción de Kopec no es extraña para quienes vienen de países donde los funerales se organizan con más calma. En Estados Unidos, es habitual que el proceso se alargue varios días, incluso semanas, permitiendo a familiares y amigos viajar y organizarse con tiempo.
En España, en cambio, la rapidez no es una cuestión de preferencias, sino de tradición y necesidad. Como le señalaron algunos usuarios en los comentarios de su vídeo, “en España no embalsamamos a nuestros difuntos, por eso la ley dice que el entierro debe ser entre 24 y 48 horas después del fallecimiento”.
El velatorio, en muchos casos, es el único momento para despedirse. Se lleva a cabo en los tanatorios, espacios diseñados para que la familia y los allegados puedan acompañar al fallecido durante las horas previas al entierro. Es una jornada intensa y, a menudo, agotadora, pero profundamente arraigada en la cultura española. “El velar en el tanatorio esas 24 horas ya es cansado de por sí para la familia como para alargarlo”, explicaba otro usuario, resaltando el esfuerzo emocional que supone este proceso.
Kopec, sin embargo, seguía sin dar crédito. “¿Dar a la gente menos de 24 horas de aviso para un funeral? Simplemente me parece una verdadera locura”, exclamaba en su vídeo. En Estados Unidos, donde las distancias son enormes y la logística es otra, se da por hecho que la muerte deja un margen de organización. En España, en cambio, se asume con una inmediatez que, para algunos, puede ser difícil de entender.