¿Y si mañana te mueres sin avisar? ¿Quién se queda con tu casa, tu coche o tu querida PlayStation 5? Aunque suene crudo, es la pregunta que plantea Pablo Ródenas, abogado especializado en derecho civil y sucesiones. Su estilo directo, con toques de humor negro y mucha pedagogía jurídica, ha conectado con una generación que rara vez piensa en testamentos… hasta que llega el lío.
Desde su cuenta @rodenas_abogados, Ródenas desmonta uno de los grandes mitos populares: que si mueres sin testamento, el Estado se queda automáticamente con todo. No es así. Al menos, no al principio.
El testamento no es solo cosa de ricos o ancianos
El orden importa: hijos, padres, cónyuge... y luego el caos
La clave está en los artículos 913 y siguientes del Código Civil español. Según la ley, existe un orden claro para repartir los bienes de una persona fallecida sin testamento:
- Primero heredan los hijos, a partes iguales.
- Si no hay hijos, heredan los padres.
- Si tampoco hay padres vivos, le toca al cónyuge.
- Después entran los hermanos.
- Y solo si no queda ni el apuntador, entra en escena el Estado.
Así lo resume el propio abogado: “No, el Estado no se lanza como un buitre, al menos no de primeras”. Pero si no hay testamento ni familiares directos, sí puede acabar haciéndolo. “Y claro —añade—, si no quieres que tu colección de vinilos termine en manos de tu primo con cara de albacea frustrado, haz testamento ya”.
Más allá de lo anecdótico, la advertencia de Ródenas es clara: cuando no lo dejas por escrito, lo único que heredas es un problema. Porque además de bienes, también se heredan deudas, disputas y trámites interminables. Y todo eso, multiplicado si hay más de un heredero y ninguno sabe qué hacer.
La realidad es que el testamento sigue siendo, en pleno 2025, un gran ausente en las conversaciones cotidianas. Especialmente entre personas jóvenes o solteras, que piensan que eso “es para mayores”.
Conclusión
O decides tú o decide el Código Civil
Hacer testamento en España es más sencillo y accesible de lo que se cree. Basta con acudir a una notaría, expresar tu voluntad y firmar. El coste medio ronda los 40-60 euros, y puede evitar años de conflictos entre familiares. Eso sí: el testamento no es un cheque en blanco. El Código Civil reserva obligatoriamente dos tercios de la herencia a los herederos forzosos (normalmente hijos), aunque el testador puede disponer libremente de una tercera parte.
La idea central que plantea Pablo Ródenas es simple: el testamento no es un trámite para ricos ni una carta de despedida solemne. Es una herramienta legal para que tú decidas. Porque si no decides tú, lo hará la ley. Y puede que, como dice él, tu primo ese al que no ves desde la comunión acabe quedándose con tu colección de vinilos, tu bici o tu gato.

