Un ciudadano de Segovia ha desatado la indignación pública y la intervención de la Fiscalía tras intentar subastar una piedra de 17,3 kilos que, según él, formaba parte del emblemático Acueducto romano de la ciudad. El hombre publicó el anuncio en redes sociales con un precio de salida de mil euros y lo presentó como una “oportunidad única de adquirir una piedra auténtica del Acueducto de Segovia”. Aseguró que se trataba de un acto simbólico de protesta por el “abandono del monumento” y prometía destinar el dinero recaudado a una causa solidaria elegida por el comprador.
Sin embargo, para el Ayuntamiento de Segovia no se trata de una reivindicación, sino de un acto punible. “La piedra no se ha caído del monumento, la piedra ha sido arrancada”, afirmó con rotundidad Alejandro González Salamanca, concejal de Urbanismo y Patrimonio. El consistorio ha denunciado los hechos ante la Fiscalía y ha notificado también a la Junta de Castilla y León, cuyos juristas estudian si puede haber delito contra el patrimonio histórico y cultural.
Una “protesta” que puede costarle cara
El ciudadano dice protestar por abandono, pero el Ayuntamiento lo acusa de arrancar la piedra
La versión del autor, muy activo en redes sociales y conocido por su insistente defensa del Acueducto, sostiene que la piedra se encontraba suelta en una zona lateral del monumento, cerca de la plaza de Avendaño, donde el acueducto entra en propiedad privada y la estructura presenta materiales heterogéneos. Sin embargo, los técnicos municipales han desmentido este extremo, asegurando que la ubicación del bloque de granito está perfectamente documentada y que la piedra fue retirada de forma intencionada.
Tras la alarma generada por el anuncio en redes sociales y la denuncia del Área de Patrimonio, el ciudadano procedió a devolver la piedra, que ya se encuentra en manos del Museo Provincial de Segovia para su conservación y futura reposición. En sus redes, el autor del hecho anunció que suspendía la subasta “porque el Ayuntamiento ha solicitado la piedra, que es lo que se pretendía”.
A pesar de haber devuelto la piedra, el proceso judicial sigue en marcha. Desde el Ayuntamiento se insiste en que la actitud del vecino fue totalmente inapropiada, independientemente de sus intenciones. “Si detectó una posible anomalía en el muro, lo lógico hubiera sido comunicarlo a las autoridades competentes, no apropiarse de un bien que forma parte del Patrimonio de la Humanidad”, han señalado fuentes municipales.
El Acueducto de Segovia, con casi 1.900 años de historia, es uno de los símbolos más representativos del legado romano en España y parte del conjunto declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Las autoridades recuerdan que está protegido por la legislación patrimonial nacional y autonómica, y cualquier alteración no autorizada puede acarrear consecuencias legales.
Ahora, será la justicia quien determine el alcance legal de la acción, que ha reabierto el debate sobre el respeto al patrimonio y los límites de la protesta individual en espacios históricos.