La mentalidad de los jóvenes de hoy en día ha dado un giro de 180 grados. Ahora la prioridad es disfrutar de la vida y no dejar que esta gire en torno a un empleo. Esa actitud, muy arraigada en la Generación Z, refleja un rechazo al sacrificio del bienestar y tiempo personal, algo que sí asumieron generaciones anteriores.
Así lo explica Adriana Hest, politóloga y jurista, quien analiza el cambio de mentalidad en el último episodio de Literal, el videopódcast presentado por Emilio Doménech y en el que también intervienen Alba Leiva, redactora en El Orden Mundial, y Juan Evaristo, escritor y profesor de filosofía de la cultura en la Universidad Complutense de Madrid.
Adriana Hest
El programa pone en el ojo de mira un dato sorprendente: sólo un 20% de los baby-boomers se sentían quemados en el trabajo, seguidos de la generación X con un 32%, los millennials con un 42% y los centennials con un 40%, según un estudio de Global Workforce of the Future.
El síndrome del trabajador quemado o ‘burnout’ está afectando gravemente a las generaciones actuales, algo que también se traduce en una mayor indiferencia al trabajo. A diferencia de sus padres, los jóvenes no sienten esa lealtad hacia la empresa en la que trabajan: en España existe una de las tasas de rotación juvenil más altas de Europa, 2 de cada 5 jóvenes entre 18 y 28 años abandona su empleo en menos de un año, asegura un estudio reciente de Ranstad de 2025.
¿Significa este dato que los jóvenes españoles no valoran su puesto laboral? ¿Tienen las nuevas generaciones otra forma de valorar el éxito personal? Adriana Hest lo tiene muy claro: el concepto del éxito laboral ha cambiado significativamente con el paso de los años.
Bajo el punto de vista de la jurista y politóloga, los jóvenes de hoy en día no se esfuerzan por tener más dinero y poder empresarial. Buscan la conciliación, contar con un ambiente saludable en el trabajo y, sobre todo, tener más tiempo para disfrutar de las pequeñas cosas que ofrece la vida, como tomarse un café con amigos.
Hemos redefinido lo que es el éxito, para nosotros no es lo mismo que para la generación de nuestros padres
“Hemos redefinido lo que es el éxito, para nosotros no es lo mismo que para la generación de nuestros padres” asegura Hest. “Ahora el éxito es tener teletrabajo, un curro cerca de tu casa, buen ambiente laboral, tener vacaciones, días de asuntos propios, fines de semana libres y tiempo libre para vivir” añade la joven de 24 años.
A diferencia de la generación de nuestros padres y nuestros abuelos, los jóvenes “somos una generación que hemos entendido que no hemos nacido para trabajar” según Hest, algo que también se traduce en nuestra forma de expresarnos: “Nuestros padres se identificaban con el trabajo, 'soy ingeniero, abogado o médico', mientras que los jóvenes lo hacen de forma más distante dejando claro que el trabajo es más temporal” añade la politóloga.
En el fondo, este giro generacional no habla de falta de compromiso, sino de una elección consciente. La Generación Z ha dejado de buscar sentido en un trabajo que ya no garantiza ni estabilidad ni recompensa, y ha decidido centrarse en lo que realmente importa: su tiempo, su salud mental y su vida más allá de la oficina.


