Álex Celma, exmilitar español, confiesa las consecuencias de ir a la guerra: “Cualquier ruido me alteraba y me costaba hablar con la gente”

Historia de vida

Lejos de la vida militar, intenta volver a su vida tras estar expuesto a peligros constantes y rutinas extremas

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Volver de una guerra nunca es un simple regreso. Para muchos veteranos (y no tan veteranos), es el inicio de una vida completamente distinta, marcada por el trauma, el desconcierto y una sensación permanente de desubicación. Es el caso de Álex Celma, exmilitar español que sirvió varios años en la Legión Extranjera francesa y pasó largas misiones en zonas de conflicto de África. Su relato es tan crudo como común entre quienes experimentan la violencia extrema y luego intentan encajar en la vida civil.

No es fácil intentar volver a llevar una vida normal

Álex Celma explica que la vuelta a la vida cotidiana fue un choque de realidad brutal. “Cualquier ruido me alteraba y me giraba enseguida, estaba como muy nervioso”, recuerda. Tras cinco años prácticamente aislado entre operaciones y combates, el tránsito de coches o el movimiento de personas por la calle eran señales de alerta constantes, ya que no estaba acostumbrado a vivirlo en un estado de tranquilidad y normalidad. A ello se sumó la dificultad de volver a relacionarse con personas cercanas: “Me cuesta un poco hablar con la gente, es bastante complicado mantener una relación o quedar con amistades.”

En el plano emocional también sus años en el ejército han dejado huella. Mientras trataba de retomar contacto con amigos, empezó a notar una enorme distancia entre los problemas cotidianos y la realidad que él acababa de vivir. “Me contaban que discutían con la pareja o que no tenían trabajo, y yo pensaba: ‘mi única preocupación es que no me maten’”, explica. Esa brecha cognitiva es una de las secuelas psicológicas más frecuentes entre exmilitares, que acaban teniendo la sensación de que el resto del mundo funciona a una velocidad diferente.

Álex Celma ha dejado atrás el ejercicio y ahora cuenta su experiencia en su canal de Youtube

Álex Celma ha dejado atrás el ejercicio y ahora cuenta su experiencia en su canal de Youtube

YouTube: Alex Celma

El impacto del trauma, por todo lo visto y vivido, en su manera de ser es otro de los efectos que Celma reconoce. Asegura haber desarrollado una especie de frialdad interior que antes no tenía: “Generas infelicidad y eso me ha acabado enfermando porque realmente no siento muchas emociones. Me considero ya una persona bastante fría… por un lado no sientes ira, pero por otro… ¿cómo eres capaz de amar a alguien habiendo visto todo esto?”, se pregunta. Esa desconexión es coherente con lo que la psicología identifica como síntomas del trastorno de estrés postraumático (TEPT), caracterizado por hiperalerta, embotamiento emocional y dificultad para vincularse afectivamente.

Son síntomas habituales en exmilitares

Lo que siente Celma lo sienten muchos exmilitares que han estado expuestos a combate. De normal, estos perfiles presentan mayor riesgo de ansiedad, depresión, aislamiento social y alteraciones emocionales persistentes. Un estudio  sobre personal militar desplegado en zonas de conflicto muestra que la exposición directa y prolongada al combate incrementa de forma notable la probabilidad de desarrollar TEPT, sufrir problemas de sueño y experimentar dificultades de reinserción social. (A Meta-Analysis of Risk Factors for Combat-Related PTSD among Military Personnel and Veterans; 2015).

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Álex Celma, hoy alejado de la vida militar, intenta reconstruir una identidad que ha perdido por estar expuesto a peligro constante y a unas rutinas extremas. Mientras explica su experiencia en rede sociales, orienta su vida al sector empresarial, queriendo formar una gran red de contactos pero teniendo claro que lo más importante es ser feliz. “Intento buscar ese sentido del ‘qué he venido a hacer aquí', y creo que estamos en este mundo para ser felices”.

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