Entrar en el renovado Museu Arqueològic de Banyoles (MACB), que hace justo una semana reabrió puertas después de dieciséis años de obras, permite al visitante dar un salto atrás en el tiempo de 45 millones de años pero con la tecnología de hoy. Objetos ancestrales conviven con producciones audiovisuales, recursos táctiles y figuras hiperrealistas como la de una mujer Homo sapiens y otra neandertal, creadas a partir del análisis de datos científicos, en un equipamiento que ha renovado de arriba abajo la museografía y que acoge piezas excepcionales en Europa.
Una de las joyas de la corona del nuevo museo es, sin duda, la mandíbula de Banyoles, un fósil descubierto el año 1887 dentro de un bloque de travertino en una pedrera y que desde entonces ha sido custodiado por la familia Alsius en la farmacia que han regentado varias generaciones. Fue el arqueólogo Pere Alsius quien, a finales del siglo XIX, hizo el primer estudio de una pieza que ha acabado siendo uno de los fósiles humanos más importantes de Europa. Recientes estudios internacionales apuntaban que puede corresponder a un Homo sapiens antiguo, posiblemente el más antiguo identificado hasta ahora en el continente. La pieza, que perteneció a una mujer de entre 40 y 50 años con un gran desgaste dental, producido por una alimentación rica en pescado seco o bien porque masticaba continuamente pieles de animales para curtirlas, continúa siendo objeto de estudio para acabar de determinar si se trata de un sapiens, un neandertal o un híbrido.
Una de las joyas de la corona del nuevo museo es, sin duda, la mandíbula de Banyoles, un fósil descubierto el año 1887
El museo, que nació a raíz del descubrimiento del yacimiento de Vilauba en el año 1932 cuando se hacían las obras de una carretera, ha ido acumulando objetos desde entonces y cuenta con un fondo de cerca de un millón de piezas, de las que 1.600 –todas ellas originales– están expuestas. Son hallazgos que se han hecho en los diferentes yacimientos de la comarca del Pla de l’Estany, un lugar rico en asentamientos gracias al fenómeno lacustre del Estany, según apunta el director del equipamiento, Lluís Figueras. “La gente se establecía en lugares de agua, fuente de recursos, y desde principios del paleolítico inferior hay presencia humana en esta zona”, dice Figueras. Entre los elementos de más valor científico, destaca también la presencia de un cráneo de tigre de dientes de sable de hace 1,5 millones de años, procedente del yacimiento paleontológico Incarcal de Crespià, o el cráneo de Homo sapiens más antiguo de Catalunya, encontrado en el año 1972 en las cuevas prehistóricas de Serinyà. No obstante, no fue hasta el año 2013 cuando se pudo precisar, mediante el sistema de datación de radiocarbono, que tenía una antigüedad de unos 22.330 años, con un margen de error de noventa. Un hecho que le confería a esta pieza la categoría de ser el resto de nuestra especie más antiguo encontrado en Catalunya. Hasta entonces había estado durando cerca de cuarenta años en los almacenes del museo, pensando que se trataba de una pieza de la edad de los metales.
El entorno expositivo va de de la paleontología a la edad media
El entorno expositivo se divide en cinco grandes bloques cronológicos, que van de la paleontología a la edad media y en los que se repasan temas transversales como el clima, la vida cotidiana, las creencias, la economía o el poblamiento. En las vitrinas del renovado museo, encontramos también el arco neolítico entero más antiguo de Europa, una herramienta de caza o defensa de 108 centímetros hecha con madera de tejo de hace unos 7.000 años. Fue localizado en el 2012 en el yacimiento lacustre del parque neolítico de la Draga, que salió a la luz en 1990 a raíz de las obras que se hicieron en Banyoles, subsede olímpica, durante las Olimpiadas de 1992. Un yacimiento que ha sido muy prolífico con la aportación de material orgánico en buen estado de conservación como cuerdas, palos, mangos y otros utensilios de madera.
El museo alberga el cráneo de ‘Homo sapiens’ más antiguo de Catalunya y el arco neolítico más antiguo de Europa
Otro objeto de interés que destaca por el impresionante grado de conservación, a pesar del tiempo transcurrido, es un zapato de cuero del siglo V, que se convirtió en el año 2020 en uno de los descubrimientos más relevantes de la comarca. Los arqueólogos que trabajaban en la villa romana de Vilauba encontraron la pieza en un pozo, hecho que permitió mejores condiciones de conservación. El zapato, que incluía cordones y correas para fijarlo en los tobillos, se ha convertido en el zapato romano mejor conservado de la península Ibérica. De la época romana también se exhibe en este museo una teja romana con una inscripción medieval de un monje. “Realmente tenemos piezas únicas”, explica Figueras.
En definitiva, el nuevo espacio expositivo, que ocupa el edificio histórico de la Pia Almoina, hace un recorrido por más de 200.000 años de presencia humana en el Pla de l’Estany, a través de varias piezas encontradas en yacimientos de la comarca. Un museo “vivo”, dice su director, al que se irán añadiendo nuevas piezas a medida que avancen las excavaciones y aparezcan nuevos hallazgos. Las más antiguas corresponden a un cocodrilo marino y un sirenio o vaca marina, que tienen 45 millones de años.
La muestra reúne objetos que hasta ahora no se podían exhibir porque las características del espacio no lo permitían
La reforma del equipamiento ha permitido exponer objetos que hasta ahora no se podían exhibir porque en el anterior no se daban las condiciones ambientales necesarias para hacerlo posible. En el nuevo museo se podrá ver por primera vez piezas como restos de un rinoceronte etrusco de hace dos millones de años o un cráneo de hipopótamo de hace 0,8 millones de años, así como dientes neandertales de hace 218.000 años hallados en las cuevas de Serinyà. Una de ellas es el resto de neandertal más antiguo de Catalunya.
El proyecto de reforma del museo empezó en el 2009 con pequeñas intervenciones, y cogió impulso en el 2022, cuando se cerró para emprender la gran obra. “Había que hacer una museografía de primera división que fuera en concordancia con la colección, que desde el punto de vista paleontológico y arqueológico es de primer nivel”, dice Figueras. Las obras han tenido un coste de 4,7 millones de euros, de los que 3,4 corresponden a la última fase. El Ayuntamiento de Banyoles ha aportado cerca del 30% del total; el Ministerio de Cultura, cerca del 25%; la Generalitat, el 20%, y la Diputación de Girona, el 18% restante.
Una de las joyas es la mandíbula de Banyoles, que durante 140 años estuvo custodiada en la farmacia Alsius
Hasta el próximo 4 de enero, habrá puertas abiertas al museo y entrada gratuita. Será una buena ocasión para que los niños se acerquen a la prehistoria.

