Por qué Catalunya es tierra de brujas

Memoria histórica

Recorremos los municipios que sufrieron con más dureza la caza de brujas que tuvo lugar entre los siglos XV y XVIII, y las iniciativas que han nacido alrededor de este fenómeno histórico

“Si toda una sociedad cree que las brujas existen, acaban existiendo”

Ruta bruixes - Viladrau Ball de Bruixes

El Ball de Bruixes de Viladrau se organiza desde 1997 y hoy es un gran reclamo turístico

Ajuntament de Viladrau

Miles de mujeres en situación de marginalización fueron víctimas de la caza de brujas que se produjo en toda Europa entre los siglos XV y XVIII, y que en Catalunya fue especialmente dura entre los años 1616 y 1622.

Las penurias por las que pasaba la sociedad de la época eran numerosas. Los cuatrocientos mil habitantes que poblaban el territorio tenían pocos medios de vida, salidas o expectativas ilusionantes, sumado a que eran azotados por pestes, malas cosechas, inundaciones y una alta mortalidad infantil. Una serie de desgracias que muchos atribuyeron al demonio y a sus aliados, las brujas y brujos.

Fueron años oscuros, donde en algunas partes del territorio un gran número de personas —el 90%, del sexo femenino— fueron procesadas sin pruebas y, en muchos casos, atormentadas, desterradas y quemadas en hogueras. Pau Castell, historiador que ha dedicado más de una década al estudio de este fenómeno en Catalunya, calcula que, en sus pueblos, se juzgó por brujería entre 800 y 900 mu­jeres. “Y estamos seguros de que hubo muchas más”, explica el académico, quien insiste en que la caza afectó prácticamente a todo el país. “Es difícil hallar lugares donde no se dio. Se trata de un fenómeno que duró 300 años”.

Es difícil hallar lugares en Catalunya donde no se dio la caza de brujas. El fenómeno duró 300 años

Pau CastellHistoriador 

El experto aclara que donde se han contabilizado más procesos por brujería es en las zonas de montaña, por ser lugares donde la justicia era muy autónoma, la autoridad que juzgaba era local y los casos se resolvían al momento. La falta de pruebas o que se basaran en habladurías no era obstáculo para que el juicio siguiera adelante. “Hablamos de poblaciones en que, en los siglos que duró el fenómeno, casi cada generación vivió un episodio antibrujería”.

Las afectadas fueron en muchos casos mujeres en situación de marginalización, sin vínculos sólidos familiares. Podían ser inmigrantes —“muchas de ellas eran gasconas”, revela Castell—, personas en situaciones socioeconómicas complejas o viudas, para las que era un gran reto hacer frente a las acusaciones, pero no eran necesariamente viejas y con conocimientos sobre plantas, como a menudo se ha defendido.

Viladrau es uno de los pueblos catalanes donde más brujas se ajusticiaron. “Aquí murieron muchas mujeres en un periodo muy corto de tiempo”, explica Margarida Feliu, alcaldesa del municipio gerundense. 14 vecinas se ejecutaron en esta localidad entre 1620 y 1622, cuyos nombres se recogen en los procesos conservados en los archivos de la Veguería i de la Cúria Fumada de Vic.

Los vecinos protagonizan el famoso espectáculo teatralizado de Viladrau

Los vecinos protagonizan el famoso espectáculo teatralizado de Viladrau

Ajuntament de Viladrau
El Centre d’Interpretació de la Bruixeria, en Sant Feliu Sasserra, muestra el fenómeno de la caza de brujas en el Lluçanès desde diferentes perspectivas

Este museo muestra el fenómeno de la caza de brujas en el Lluçanès desde diferentes perspectivas

Centre d’Interpretació de la Bruixeria

Uno de los casos mejor documentados es el de la viuda Antònia Rosquellas, condenada a muerte el 29 de abril de 1620, quien fue brutalmente torturada para que se reconociera bruja y describiera en detalle los aquelarres a los cuales supuestamente asistía. La transcripción de su juicio todavía se conserva: “Anarem untades dels ungüents a una muntanyola y quan foren en dita muntanyota nos aparegué lo Satanas, tot peludot, y nosaltres totas adorarem a dit dimoni y li besarem lo detras, totas nos posarem a ballar, y dit dimoni tingué tractas carnals ab totas nosaltres… ”.

En esta y otras partes de Catalunya, los primeros años de la caza se culpaba a las brujas de causar las enfermedades que golpeaban a la población. Hacia el siglo XVII, en cambio, se las vinculó más con las inclemencias meteorológicas, sobre todo a partir del 1617, Lo Any del Diluvi, cuando la zona sufrió unas graves inundaciones que provocaron la destrucción de centenares de casas y puentes, bosques y campos, y la muerte de más de 800 personas.

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“En 1997, a falta de una fiesta que precediera nuestra Fira de la Castanya, empezamos a celebrar el Ball de Bruixes cada 31 de octubre. Yo misma escribí el texto, donde una de las protagonistas es, precisamente, Antònia Rosquellas”, revela la alcaldesa de Viladrau. En este espectáculo teatralizado que interpretan los mismos vecinos en las calles y plazas del pueblo —participan unas 60 personas, con quince niños entre el elenco— se conmemora a las mujeres que fueron perseguidas con la representación de la Junta de Bruixes que, explica la leyenda, tuvo lugar en Sant Segimon en la noche de Todos los Santos.

El Ball de Bruixes se ha convertido en la fiesta más importante de Viladrau, con miles de visitantes cada año

Se trata del acontecimiento más importante de Viladrau, que vela por la memoria de aquellas que fueron ejecutadas. “Es un fenómeno que no se puede olvidar, la marginalización de la mujer y la demonización de los débiles, de aquel que es diferente, continúa vigente hoy”, defiende Feliu.

Sant Feliu Sasserra es otro municipio muy vinculado a la caza de brujas. Allí se encuentra desde el 2008 el Centre d’Interpretació de la Bruixeria, que custodia la antropóloga Queralt Alberch. “Desde 1998, cada 1 de noviembre celebramos la Fira de les Bruixes, que se ambienta en el siglo XVII y que permite vivir cómo eran los procesos contra las mujeres de la época, empezando por los rumores de los vecinos y acabando con la ejecución”, apunta.

Dice la leyenda que Maria Pujol preparaba sus brebajes en el Roc Foradat o Roc de la Bruixa Napa

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Unió Excursionista Prats del Lluçanès
Altafulla acoge la Nit de Bruixes durante el mes de junio

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Ajuntament d'Altafulla

Visto el éxito de la feria y el interés creciente de los visitantes sobre aspectos más concretos de la caza de brujas, se inauguró el mencionado centro. En este espacio dividido en diferentes salas se puede ver cómo el fenómeno sacudió al Lluçanès, donde hubo 23 juicios por brujería, pasando por una casa de la época hasta el despacho de un médico. “Interesa mucho el espacio dedicado a las curanderas, con plantas medicinales que se utilizaban entonces”. Los fines de semana, organizan visitas y paseos por el pueblo y sus diferentes puntos de interés vinculados a la caza de brujas.

A poco más de diez minutos en coche encontramos otra ubicación reseñable. Se trata de Prats de Lluçanès, donde se dice que se ajustició a la última bruja catalana. Su nombre era Maria Pujol, alias Napa, que en 1767 fue acusada de asesinar a una niña, amputarle el brazo y extraerle el hígado. Descrita por las leyendas y fábulas como una mujer pequeña y achaparrada, con pocos cabellos y la cara muy arrugada, fue ejecutada por sus crímenes, hecho que se recoge en Prats de Lluçanès: resum històric (Ajuntament de Prats de Lluçanès), del mosén Josep Valls i Bofarull. “ Encara donà mal temps als cirurgians, que hagueren d’embalsamar-la després per portar-la a Barcelona per a les diligències judicials ”, se explica en sus páginas. Hoy, todavía se puede visitar en los alrededores del municipio el Roc Foradat o Roc de la Bruixa Napa, donde supuestamente Maria Pujol preparaba sus brebajes.

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Otras muchas mujeres fueron ajusticiadas por brujería en la provincia de Barcelona, especialmente en el Vallès. En La cacera de bruixes al Vallès (1619-1622): processos locals i causa general (Universitat de Barcelona), el historiador Agustí Alcoberro recoge que 12 fueron ejecutadas en Caldes de Montbui; ocho, en Granollers; seis, en Terrassa; tres, en Castellar del Vallès; dos, en Sabadell; dos, en Castellterçol; dos, en la Granera; una en la Garriga y una en Palau-solità i Plegamans.

Un equipamiento de Sant Feliu Sasserra muestra cómo se vivió la caza de brujas en los pueblos del Lluçanès

También sufrieron la caza de brujas en algunos pueblos de la costa de Tarragona. Y uno de los que más se suele relacionar con este fenómeno es Altafulla. Una leyenda que recoge Les bruixes es pentinen (Pòrtic), de Joan Soler y Roser Pubill, señala que entre sus vecinos había tres mujeres que cada noche se reunían en la playa para hacer sus rituales de brujería. También se habla de un tesoro lleno de monedas de oro que continúa escondido en alguna de las casas de la villa. Sea como fuere, cualquier momento del año es bueno para recorrer sus calles y zambullirse en esta faceta suya. A pesar de que resulta más fácil en junio, cuando sus vecinos celebran la Nit de Bruixes, una feria que tiene lugar los últimos viernes y sábados del mes, y que incluye un mercado esotérico, espectáculos en vivo y talleres temáticos.

Otros lugares donde se organizan ferias similares son Ribera de Cardós, con Ambruixa’t; Martorell, con su Fira de Bruixes; Palau-saverdera, donde próximamente tendrá lugar la Nit de Bruixes i Castanyes, o Sant Joan les Fonts, que cuenta con su Fira Internacional de Bruixeria. Ya ven, Catalunya no está dispuesta a olvidar qué pasó en aquellos siglos.

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