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Disfrutemos 'Stranger Things', el gran blockbuster de la última década

Netflix

El tráiler tan espectacular como épico de la temporada final nos recuerda que posiblemente estamos ante un nuevo clásico

Imagen de la quinta temporada de 'Stranger Things'

Imagen de la quinta temporada de 'Stranger Things'

COURTESY OF NETFLIX

La voz de Vecna da permiso para que veamos el tráiler de la temporada final de Stranger Things: “Podemos empezar”. A continuación, miradas aterradas, desazón, criaturas monstruosas, dolor, valentía, un alarde constante de los efectos visuales y fases premonitorias y sentenciosas. “Esto no es un juego”. “No va a parar hasta que nos exprima cada gota de sufrimiento”. “Tú no puedes escribir el final, esta vez no”.

Y, con una versión de Who Wants To Live Forever de Queen, que da en todas las teclas adecuadas de dramatismo para cerrar la historia, te das cuenta: no nos veremos en otra igual. Stranger Things, a pesar de estar en televisión, posiblemente ha sido la gran saga blockbuster de la última década.

Los hermanos Ross y Matt Duffer, que crecieron con Los Goonies, Terminator, Poltergeist, Pesadilla en Elm Street, Alien, ET, Los cazafantasmas o Cuenta conmigo como películas recurrentes en televisión y como must para las colecciones domésticas de vídeos, sorprendieron en 2016 con una aventura de ciencia ficción que homenajeaba todos estos títulos.

Había quienes criticaban que, en el fondo, no inventaban nada nuevo, que era un simple refrito del cine de los 80. Pero, mientras los directivos de cine tenían alergia (o directamente no sabían) crear historias originales, ellos miraron al pasado para hacer algo nuevo y con aroma de clásico de toda la vida.

¿Las dos grandes estrellas que habrá dado 'Stranger Things'? 
¿Las dos grandes estrellas que habrá dado 'Stranger Things'? COURTESY OF NETFLIX

Todo comenzó con la desaparición de Will, un chaval de 12 años, tras jugar a Dragones y Mazmorras con sus amigos. Su madre intuía que algo raro pasaba ya que las bombillas de su casa parecían comunicarse con ella, a pesar de que su reputación de madre sencilla y desastre no ayudaba a que nadie quisiera ayudarla. Los amigos de Will, además de investigar su desaparición, entraban en contacto con una niña de su edad que no sabía hablar pero tenía habilidades sobrehumanas. Nunca sabremos si Netflix no creía en la serie, al apenas tener promoción, o si sencillamente confiaban que era importante que nos pillase desprevenidos: lo que está claro es que el 15 de julio de 2016 empezó un boca-oreja que desencadenó en el mayor fenómeno cultural de la plataforma.

El impacto es incuestionable tanto por el número de espectadores como por la capacidad que han tenido los Duffer de crear personajes icónicos, con Eleven en cabeza como una de las grandes heroínas vistas en pantalla, tener un imaginario propio (con el Upside Down, el look inicial de Millie Bobby Brown en la serie, los waffles congelados) y lanzar a los actores al estrellato (y, en el caso de Winona Ryder, resucitarla de su destierro). Pero lo mejor es que este éxito comercial e impacto cultural eran compatibles con la producción de una obra de entretenimiento de calidad, siempre ambiciosa, casi siempre buscando la forma de evolucionar.

Winona Ryder, resucitada gracias a 'Stranger Things'. 
Winona Ryder, resucitada gracias a 'Stranger Things'. COURTESY OF NETFLIX

Los Duffer, de forma inteligente, no trataron Stranger Things exactamente como una serie de televisión sino como una saga cinematográfica. Cada nueva temporada tenía esencia de secuela, tanto en el planteamiento de las nuevas situaciones al tratamiento de la evolución de los personajes como de cada clímax final o la escala de producción. Y, mientras la segunda y la tercera temporada siguieron esa filosofía tan de antes de “haremos lo mismo pero subiendo la apuesta”, encontraron la forma de evolucionar.

En las últimas temporadas, por ejemplo, se ha permitido a Stranger Things dar más miedo, aprovechando el crecimiento de su público; ha tenido elementos temáticos peculiares como reciclar la Unión Soviética como los villanos sin matices; y, sobre todo, se ha encarrilado la conclusión de la historia.

Ay, Will, que toca sufrir otra vez. 
Ay, Will, que toca sufrir otra vez. COURTESY OF NETFLIX

¿Y qué constantes hemos tenido? Unos efectos visuales de primer nivel, unas relaciones entre los personajes que no pueden ser más carismáticas, una combinación del drama y la comedia, claros arcos heroicos para los protagonistas (en tiempo de antihéroes y cinismo en televisión), y un sentido de la épica encomiable.

Stranger Things es la única serie que te puede dar episodios de 144 minutos y que no te lo tomes a mal porque los Duffer, por encima de todo, son expertos en el entretenimiento. Y, si te colocan Running Up That Hill de Kate Bush, sabes que sufrirás (y suponemos que ahora nos pasará lo mismo con Who Wants To Live Forever).

Sadie Sink, todavía en nómina aunque... en coma. 
Sadie Sink, todavía en nómina aunque... en coma. COURTESY OF NETFLIX

Stranger Things, además de su valor intrínseco, ha aprovechado la inutilidad de los estudios de cine de darnos historias definitivas y espectaculares y desenfadadas y épicas en estos últimos años. Los directivos de los estudios de cine buscaban cómo exprimir propiedades intelectuales hasta estrangular los catálogos y los recuerdos (he aquí la erosión de Star Wars o el artificio de Marvel) y los Duffer, desde la televisión, nos dieron un nuevo clásico que referenciar en el futuro.

Así que, en vez de entrar en la inercia tóxica presente de ningunear aquello que tanto nos gustó porque es demasiado mainstream, disfrutemos el capítulo final de Stranger Things. Vete a saber cuándo nos veremos en otra igual.