El niño Willie, un “monstruo” que cambió la ley del menor: “No mataré, solo mutilaré”

Las caras del mal

El adolescente mató a tiros a dos víctimas en el metro y lo intentó con una tercera para poder robarlas

El niño Bosket, un “monstruo” que cambió la ley del menor: “No mataré, solo mutilaré”

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LVD

Desde el otro lado del vagón, Willie observaba a su próxima víctima: un varón de mediana edad con un reloj digital dorado en la muñeca y que se había quedado traspuesto. El niño se acercó, le dio un toque en el pie para comprobar si estaba consciente y, al no responder, empezó a robarle. Un segundo después, el hombre se despertó y, al tratar de incorporarse, Willie sacó su pistola y le pegó un tiro en el ojo atravesándolo el cerebro.

La víctima no tuvo tiempo de reaccionar, ni de defenderse, tan solo de gritar. Acto seguido, el asesino le disparó por segunda vez en la sien: quería asegurarse de que no sobreviviría. En cuanto el tren entró en la estación y antes de huir, Willie le arrancó el reloj a Noel, también un anillo, y quince dólares del bolsillo. El asesinato se catalogó como un tiroteo aleatorio sin motivo aparente. Sin embargo, no sería el último.

Familia disfuncional

William James (Willie) Bosket Jr. nació el 9 de diciembre de 1962, en el barrio neoyorquino de Harlem. Desde su nacimiento, la vida de nuestro protagonista estuvo marcada por la violencia y la disfunción a causa de sus antepasados. En concreto por un padre ausente, al que nunca conoció, con un carácter muy violento y autor material del asesinato de dos hombres unos meses antes de su nacimiento. Butch fue condenado a cadena perpetua y, al salir, se suicidó tras disparar a su novia.

En cuanto a su madre, Laura fue víctima de malos tratos por parte de todas sus parejas y Willie se convirtió en su salvador. En una ocasión, el niño llegó a evitar que la mataran inclusive. Y todo antes de los nueve años. De hecho, fue en esa época cuando Laura pidió a los servicios sociales que internasen al pequeño. Según ella, “necesitaba supervisión”.

Willie Bosket con apenas nueve años

Willie Bosket con apenas nueve años

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A partir de ahí, Willie estuvo en centros de menores de protección, pero también en centros de detención y reformatorios. Su comportamiento era intimidante, iracundo, no se dejaba amedrentar por nadie y su reputación de duro y de violento le enorgullecía. El niño llegó a decir que quería ser tan asesino como su padre. De hecho, le diagnosticaron conducta antisocial. Es decir, no era un psicótico, pero era una persona peligrosa pese a su corta edad.

Antes de los doce años, el Tribunal de Familia de Manhattan ya había emitido varias resoluciones por diversos delitos por robo y asalto. Paralelamente, la administración trataba de reconducir la vida del chico estudiando a familias de adopción adecuadas para él. Pero, mientras llegaba este momento, Willie seguía delinquiendo.

Butch, el padre de Willie Bocket

Butch, el padre de Willie Bosket

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El metro se convirtió en la segunda casa del adolescente, el lugar donde cometía robos y ataques menores a los viajeros despistados y dormidos. A uno de ellos, por ejemplo, le robó 400 dólares, que usó para comprar una pistola de calibre 22. al por entonces novio de su madre. Tener un arma entre sus manos le hizo sentir poderoso.

Impunidad

La tarde del domingo del 19 de marzo de 1978, Willie perpetró su primer asesinato a sangre fría tras matar y robar a Noel Pérez, un individuo de 44 años que se había quedado dormido en el vagón del metro. Quitarle la vida a alguien le hizo sentir sereno, fuerte e impune. Por fin seguía los pasos de su padre.

Unos días después, el adolescente junto a su primo Herman Spates, de 17 años, planearon un nuevo asalto en el metro. Esta vez vieron en el andén a Anthony Lamorte. Tenía una radio. Si la robaban podrían sacar al menos cien dólares por ella. Así que lo siguieron, lo rodearon y Willie sacó la pistola para amedrentarlo. La víctima echó a correr y le disparó en la espalda. El hombre sobrevivió, aunque no logró identificar a sus agresores.

La prensa recoge los crímenes a manos de Willie Bocket

La prensa recoge los crímenes a manos de Willie Bosket

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El siguiente asalto fue a Matthew Connolly, de 57 años, al que Willie disparó en la cadera cuando intentó resistirse. Los primos huyeron despavoridos, pero alguien de seguridad los paró, les tomó los datos y los dejó marchar sin percatarse de la pistola que Willie escondía bajo el pantalón. Los adolescentes habían entrado ya en una espiral de violencia imparable.

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Las tres noches siguientes cometieron otros tres robos violentos. En uno de ellos, los chavales patearon a un hombre por las escaleras de una estación de metro para llevarse tan solo doce dólares. 

Ocho días después del primer asesinato, Willie y Herman mataron a una segunda víctima, Moisés Pérez, un varón hispano de unos cuarenta años que, pese al apellido, nada tenía que ver con el primer asesinado

Los crímenes de Willie Bosket en la prensa

Los crímenes de Willie Bosket en la prensa

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Moisés se encontraba solo en el último vagón del metro. No había nadie más excepto los asesinos. La estrategia era que Herman se colocara en la parte delantera del coche para evitar la huida mientras Willie sacaba su arma para exigirle el dinero.

Cuando Moisés respondió que no llevaba nada, Willie apretó el gatillo sin titubear y, al mismo tiempo que el muerto se caía del asiento sobre un gran charco de sangre, nuestro protagonista revisaba sus bolsillos para llevarse dos meros dólares. La pareja huyó rápidamente en cuanto el vagón entró en la siguiente estación.

El expediente de Willie Bosket en prisión

El expediente de Willie Bosket en prisión

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Casualmente, el mismo día que Willie mataba a Moisés, la División para la Juventud de Albany aprobaba su proceso de adopción: acababan de encontrarle a su nueva familia. Pero tras los acontecimientos acaecidos, eso jamás ocurriría.

En cuanto a la investigación de estas muertes aparentemente aleatorias, el detective de homicidios Martin Davin buscó los últimos robos a mano armada en el subterráneo. La búsqueda señaló a Willie y Herman, dos chavales con múltiples antecedentes y que fueron identificados tras un tiroteo. El policía sabía que tenía que investigarlos.

Cambio en la ley

Se procedió a la detención de ambos y se les llevó a comisaría para interrogarlos por separado. El primero en hablar fue Herman, que negó su participación en los hechos y aseguró haber estado en el cine el día de autos. Sin embargo, la policía le dijo que su primo lo había delatado -una estrategia para que derrotara- y el muchacho confesó todo. Les habló de los dos crímenes, de los otros tiroteos y robos, además de revelarles el lugar donde Willie escondía el arma.

La policía encontró la pistola en la casa de la madre de Willie. Cuando confrontaron al menor, este intentó negarlo, pero tras arrinconarlo acabó reconociendo que el arma era suya. Asimismo, Anthony Lamorte finalmente señaló al menor en una rueda de reconocimiento. Ya no tenía escapatoria.

Willie Bosket se cae al bajar del furgón policial

Willie Bosket se cae al bajar del furgón policial

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El tribunal de Familia de Nueva York juzgó a Willie Bosket, que sorprendió a los presentes reconociendo los crímenes. Fue sentenciado a cinco años de internamiento en un centro juvenil, lo que levantó ampollas. Una protesta pública presionó al gobernador para que cambiase la ley contra menores infractores.

Se consiguió gracias a la Ley de Delincuentes Juveniles de 1978, que dice que los niños de tan solo trece años pueden ser juzgados en un tribunal de adultos por delitos como el asesinato y recibir las mismas penas que los adultos. El caso de Willie Bosket impulsó esta reforma, algo que para el joven supuso todo un honor. Al fin y al cabo, él aseguraba que el sistema le había convertido en “un monstruo”.

Willie Bosket se enfada durante uno de sus juicios

Willie Bosket se enfada durante uno de sus juicios

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El primer año en el centro de menores fue turbulento: Willie logró escapar y lo condenaron como un adulto a cuatro años en una prisión estatal. Tras su salida en 1983, las autoridades volvieron a detenerlo por agresión y robo. Mientras esperaba el juicio, el joven arremetió contra varios funcionarios judiciales y lo sentenciaron a siete años de prisión.

Willie había declarado la guerra al sistema penitenciario. De hecho, llegó a acumular cerca de 250 infracciones disciplinarias y, entre 1985 y 1994, más condenas por agresiones a funcionarios de prisiones. Recibió una sentencia adicional de 25 años y cadena perpetua por apuñalar a un trabajador de la cárcel. “No mataré, solo mutilaré. Quiero vivir cada día que pueda solo para que se arrepientan de lo que me han hecho”, amenazaba.

Entrevista a Willie Bosket desde prisión en 1984

Entrevista a Willie Bosket desde prisión en 1984

Getty

Con este comportamiento y ante los hechos delictivos cometidos también entre rejas, la junta de tratamiento decidió transferirlo a centros penitenciarios de máxima seguridad y recluirlo en régimen de aislamiento. Esto suponía, por ejemplo, vivir en una celda revestida de plexiglás, sin decoración en las paredes y tan solo amueblada con una cama y un lavabo e inodoro combinado, tener cuatro cámaras vigilando 24 horas al día y salir de la celda una hora al día salvo para acudir a las revisiones médicas o al peluquero.

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Por último, solo le permiten recibir visitas y hablar con ellas a través de la ventana de su celda. Nada de contacto físico. Y así lleva más de dos décadas. La fecha para su libertad condicional está prevista para el año 2062. Aunque para entonces Willie tendrá 99 años, por lo que es posible que ya esté muerto. 

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