La tétrica fantasía de Koskovich y Vreeland: matar a repartidores de pizza por pura diversión

Las caras del mal

Los adolescentes premeditaron y ejecutaron este escalofriante asesinato en busca de emociones fuertes

La tétrica fantasía de Koskovich y Vreeland: matar a repartidores de pizza por pura diversión

La tétrica fantasía de Koskovich y Vreeland: matar a repartidores de pizza por pura diversión

LVD

Jeremy y Giorgio conducían su coche buscando la dirección acordada en plena noche: tenían que entregar un par de pizzas en una vivienda aparentemente abandonada. Al llegar, dos adolescentes les esperaban en la puerta. Cuando Giorgio bajó la ventanilla para entregarles el pedido y cobrarles la comida, uno de los chavales le preguntó al otro: “¿Tienes el dinero?”. Y, entonces, se desató la tragedia.

De pronto, los menores sacaron dos pistolas semiautomáticas y empezaron a disparar a los repartidores. Fue un ataque indiscriminado y premeditado, en el que los asesinos vaciaron los cargadores de sus armas. Una vez concluido su plan, se dirigieron a una iglesia cercana y se santiguaron.

Unidos por la violencia

Uno de nuestros protagonistas es Thomas Koskovich, nacido el 24 de octubre de 1979 en Franklin (Nueva Jersey) y cuya infancia no fue fácil. Procedente de una familia desestructurada, sus padres lo abandonaron siendo un niño, creció con la convicción de que sus progenitores le odiaban -ellos mismos se lo hicieron saber- y terminó viviendo con sus abuelos maternos donde sufrió maltrato y abusos.

Aquello se tradujo en problemas de conducta, inestabilidad emocional, fascinación por la violencia y un abuso temprano de alcohol y sustancias estupefacientes. Con ocho años fumaba tabaco y bebía, a los quince se enganchó a la marihuana y al LSD, y con dieciocho años era adicto a los opioides recetados por su abuela.

Thomas Koskovich tras ser detenido

Thomas Koskovich tras ser detenido

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En cuanto al segundo de nuestros protagonistas, Jayson Vreeland, nació el 31 de marzo de 1980 en Sussex (Nueva Jersey), aunque no se conoce mucho más de su infancia y/o adolescencia salvo que tenía antecedentes policiales, problemas de conducta y con las drogas.

En un momento dado, amigos en común de Thomas y Jayson les presentaron y entablaron un vínculo más íntimo, que no sexual. Ambos vieron en el otro las mismas fisuras emocionales, reconocieron aspectos negativos de sus respectivas infancias y asumieron que la fascinación por violencia era algo normal. De ahí esa necesidad de probar emociones fuertes, incluido cometer un asesinato.

Jayson Vreeland

Jayson Vreeland

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Pero, antes de llegar a este extremo, Thomas y Jayson tenían que planificarlo todo concienzudamente. Para ello decidieron primeramente robar armas en una tienda y, después, usarlas para matar. La identidad de la víctima era lo mismo, la elegirían al azar llegado el momento.

El 8 de abril de 1997, Thomas -de 18 años- y su amigo también menor, Michael Conklin, irrumpieron en Adventure Sports, una tienda de artículos para actividades al aire libre con sede en Franklin, para robar dos pistolas. Durante el atraco se llevaron una pistola semiautomática calibre .40, un revólver calibre .22 y una pistola semiautomática calibre .45.

El tiroteo

Once días más tarde, el 19 de abril, la pareja de asesinos localizó la mejor ubicación para perpetrar los crímenes -se trataba de una casa abandonada- e iniciaron la caza. Thomas ató la pistola del calibre .45 sobre su pecho y la escondió bajo la camisa, y Jayson hizo lo mismo con el revólver calibre .22. 

Además, apuntaron los números de teléfono de varias pizzerías locales en una lista, cogieron monedas sueltas y empezaron a llamar desde un teléfono público de un Dunkin’ Donuts.

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Llamaron a varias pizzerías, pero todas se negaban a entregar el pedido en dicha dirección. Hasta que el restaurante Tony’s Pizza & Pasta, en Hardyston, lo aceptó. Eran las 22:45 horas cuando Jeremy Giordano, de 22 años, y Giorgio Gallara, de 25 años, se dirigieron hasta Scott Road, 196. Al llegar a la casa, Thomas y Jayson los esperaban fuera. Tan pronto como las víctimas bajaron la ventanilla, los acribillaron a balazos.

Jeremy Giordano y Giorgio Gallara, asesinados por Koskovich y Vreeland

Jeremy Giordano y Giorgio Gallara, asesinados por Koskovich y Vreeland

El tiroteo provocó que el vehículo de Jeremy y Giorgio volcara y se precipitara sobre una zona fangosa. Los asesinos aprovecharon la coyuntura para sacar a los fallecidos del interior y registrar sus bolsillos para robarles todo el efectivo que llevaban. Acto seguido, los criminales huyeron del lugar en su propio coche. “No puedo creer que hayamos hecho esto. No puedo creer que hayamos hecho esto”, dijo Thomas. A lo que Jayson soltó un “te quiero, tío” mientras se fundían en un abrazo. Acababan de cumplir su fantasía: matar por pura emoción.

De camino a casa, los asesinos pararon momentáneamente frente a una iglesia en Franklin: solo querían santiguarse. Una vez en casa de Thomas, la pareja metió las armas y la ropa ensangrentada en una bolsa de deporte y la escondió en el exterior de la casa.

Por emoción

Al día siguiente, Christine Slater, amiga de Thomas, se enteró por la prensa de los asesinatos de los repartidores de pizza y llamó rápidamente a la policía. La chica aseguró a los agentes que Thomas le había revelado que quería matar a un repartidor de pizzas. Además, un residente de Scott Road reconoció el vehículo de los asesinos huyendo de la zona. La detención fue inminente.

Los investigadores registraron la casa y el coche de los sospechosos y localizaron las armas de fuego, la cartera de Giorgio y la bolsa donde escondían la ropa ensangrentada. Las pruebas los incriminaban sin lugar a dudas.

Thomas Koskovich durante el juicio

Thomas Koskovich durante el juicio

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Durante el interrogatorio de Jayson, que entonces tenía 17 años, el menor reveló que “querían ver lo que era matar a alguien”, algo que también confirmó Thomas. El móvil del crimen fue tipificado como “asesinato por emoción” por los fiscales del condado de Sussex, término que después fue acuñado por la prensa de todo el mundo.

El 5 de abril de 1999, el tribunal de Newton comenzó el juicio contra Thomas Koskovich, al que, tras dos semanas, declaró culpable de dos cargos de asesinato y de un cargo de robo. Fue sentenciado a la pena de muerte, pero la condena fue conmutada por cadena perpetua en 2002.

Jayson Vreeland se dirige a las familias de las víctimas durante el juicio

Jayson Vreeland se dirige a las familias de las víctimas durante el juicio

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Respecto a Jayson Vreeland, su juicio se celebró el 6 de diciembre de 1999 y el acusado pidió dirigirse a los familiares de las víctimas. “Espero que acepten mis disculpas y me perdonen. Sé que Dios lo ha hecho”, dijo con voz vacilante. Sin embargo, la jueza Lorraine C. Parker menospreció aquel gesto y le espetó: “No es el primer acusado que entra al tribunal con una Biblia”.

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Jayson fue encontrado culpable de todos los cargos, entre ellos, los de asesinato. Y, aunque el estado no solicitó la pena de muerte por ser menor de edad en el momento de los crímenes, finalmente la Corte Suprema decretó la cadena perpetua. 

En la actualidad, ambos permanecen entre rejas en la penitenciaría estatal Nueva Jersey, en Trenton. Jayson podría obtener la libertad condicional en octubre de 2044, mientras que Thomas lo haría en octubre de 2072.

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