¿Sabías que tu estado de ánimo está directamente relacionado con cómo sientes tu casa? Pasamos gran parte de nuestra vida entre cuatro paredes, y no siempre somos conscientes de que el espacio que nos rodea influye en nuestra energía, creatividad e incluso descanso.
El interiorista Abel González lo tiene muy claro: si tu hogar integra estos tres elementos, la sensación de bienestar está garantizad a y por supuesto, sin necesidad de grandes presupuestos.
1. Coherencia visual: que todo hable el mismo idioma
No se trata de que tu casa sea de revista, sino de que las piezas encajen entre sí. Colores que se repiten, materiales que conviven sin chocar, muebles que parecen hechos para estar juntos. Es ahí donde reside el factor clave de la coherencia visual para lograr un espacio equilibrado que transmite calma.
Para estos casos, Ikea es un gran aliado: sus colecciones te permiten mezclar piezas básicas con otras más arriesgadas, sin perder armonía. Piensa en un sofá neutro y añade cojines con estampados que dialoguen entre sí, verás como el resultado es espectacular.
Fascinación decorativa: enamorarte de lo que ves
La casa también tiene que seducirnos. No hablamos solo de funcionalidad, sino de crear momentos de fascinación. Ese detalle que roba una sonrisa cuando llegas del trabajo, o esa lámpara que atrae todas las miradas cuando hay visitas.
Si buscas ese “efecto wow”, Decowood y Kave Home son especialistas en muebles con mucha personalidad: mesas de comedor de madera maciza que se convierten en protagonistas, butacas con diseños modernos o espejos que dan luz y sensación de espacio. La fascinación decorativa es lo que hace que no solo digas “qué acogedor”, sino también “qué espectacular”.
Sensación de hogar: donde empiezan y terminan tus días
El tercer ingrediente va más allá de lo estético. Es esa sensación intangible de hogar que se construye con pequeños detalles: la manta que te acompaña en invierno, las fotografías que cuentan tu historia o el olor a café por la mañana.
Para este punto, firmas como Pilma son referentes: sus diseños combinan funcionalidad, durabilidad y calidez. No se trata de llenar la casa de objetos, sino de elegir aquellos que te hagan sentir como en casa al llegar. Porque al final, lo que convierte un espacio en “tu casa” no es solo lo que ves, sino lo que sientes.
Crear un hogar no es cuestión de modas pasajeras, sino de construir un espacio que te represente y te haga sentir bien cada día. Como explica Abel González, cuando logras unir coherencia visual, fascinación decorativa y sensación de hogar, tu espacio se transforma en un verdadero refugio personal.
Al fin y al cabo, la casa no debería ser solo un lugar donde estar, sino un lugar donde querer estar.
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